La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó la reciente consumación al asalto a las instalaciones del diario La Prensa (LP), edificio donde el régimen de Daniel Ortega instaló su «Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho».
La organización señala que con esta acción se está corroborando «la evidente persecución oficial —de la dictadura— contra el periodismo independiente en ese país».
Recordó que se estima en más de 10 millones de dólares el valor de los bienes confiscados, «entre ellos hay inmuebles —están— una rotativa para la impresión del periódico y una imprenta comercial».
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También hizo hincapié que antes de esta nueva arremetida contra LP, el régimen también confiscó otros medios, «entre ellos Confidencial y 100% Noticias, cuyas sedes fueron convertidas en una casa materna y en un centro de atención para adictos, respectivamente».
Ante este ataque, Jorge Canahuati, presidente de la SIP, reprochó el «descaro» con el que el régimen de Nicaragua «legaliza y consuma la usurpación de todos los bienes y el edificio de La Prensa».
Por su parte, Canahuati, CEO de Grupo Opsa, de Honduras, expresó que «estamos ante el régimen que se ha constituido en el mayor represor de las Américas».
Régimen manipula todos los recursos para desaparecer a La Prensa
Para el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Carlos Jornet, la dictadura orteguista manipula y utiliza todos los recursos a su alcance para desaparecer medios incómodos como La Prensa, «violando la Constitución —Política— que prohíbe estos actos».
Jornet, director periodístico de La Voz del Interior, Argentina, agregó que «los medios, las asociaciones de prensa y las organizaciones internacionales no podemos dar un paso al costado y guardar silencio ante esta muy grave violación a la libertad de prensa en Nicaragua».
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La SIP reiteró la vigencia de la Declaración sobre Nicaragua, firmada por 27 organizaciones nacionales e internacionales de prensa en abril pasado, que denuncia a la dictadura, condena el exilio forzado de más de 120 periodistas, pide la devolución de las instalaciones a La Prensa, Confidencial y 100% Noticias, y exige la liberación inmediata de los periodistas Miguel Mora, Miguel Mendoza y Jaime Arellano, así como de los miembros del directorio de La Prensa.
La Prensa: «Otra vez nos quieren enterrar»
Luego que el gobierno de Ortega hasta exhibiera una maqueta de cómo será convertido el edificio de La Prensa, la junta directiva del rotativo le recordó al régimen de Daniel Ortega que el medio de comunicación «ha enfrentado a tres dictaduras» a lo largo de sus 96 años de existencia y que «mientras haya nicaragüenses que la lean, existirá La Prensa».
En un comunicado, los dirigentes del diario más antiguo de Nicaragua señalaron que a lo largo de la historia La Prensa «ha sufrido cierres, encarcelamientos de directivos y periodistas, y el asesinato de su director, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el 10 de enero de 1978».
Además, ha padecido el «bombardeo y quema de sus instalaciones, asedio de turbas fanatizadas, censura, bloqueo aduanero a los suministros que hacen posible su impresión, y, finalmente, la ocupación y robo de su propiedad inmueble, sus instalaciones y equipos de trabajo».
Además, resaltaron que actualmente el régimen de Ortega-Murillo mantiene a tres de sus directivos en prisión: Cristiana Chamorro Barrios, Pedro Joaquín Chamorro Barrios y Juan Lorenzo Holmann Chamorro y obligó a toda la redacción completa del diario a salir al exilio.
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Ante esta situación los directivos de La Prensa le recordaron a la administración de Ortega-Murillo que «la Constitución Política de Nicaragua, en su artículo 44 «garantiza el derecho de propiedad privada de los bienes muebles e inmuebles y de los instrumentos y medios de producción».
Pese a los diferentes obstáculos que ha sufrido en su historia, La Prensa no ha dejado de informar ni un solo día. En la actualidad sigue trabajando de forma digital, con su personal en el exilio, luego que la Policía la arremetiera contra periodistas, fotógrafos y hasta chóferes del medio, únicamente por realizar su trabajo.