La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) rompió el silencio y expresó su fraternidad con monseñor Rolando Álvarez, y la apertura de colaborar con las autoridades para construir «esa civilización del amor» y la paz.
«Ante la situación que vive nuestro hermano en el episcopado, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, queremos expresar nuestra fraternidad, amistad y comunión episcopal con él, ya que esta situación nos toca el corazón como obispos e Iglesia nicaragüense. “Pues si un miembro sufre, todos sufrimos con él (1 Co 2,26)”», señala el escueto comunicado de la CEN, encabezada por monseñor Carlos Herrera y el cardenal Leopoldo Brenes, en la Presidencia y Vicepresidencia, respectivamente.
Añade que, manifiestan «el sentir de nuestra Iglesia que, por naturaleza proclama el Evangelio de la Paz y está abierta a la colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal tan grande (…) y así, juntos construyamos esa Civilización del Amor, de la que siempre nos habló el papa San Juan Pablo II».

El comunicado fue emitido este domingo, siete de agosto, cuatro días después del asedio policial que fue denunciado por monseñor Álvarez en las calles de Matagalpa. El obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí salió de la curia episcopal con el Santísimo en manos ante un fuerte dispositivo policial que cercó la zona y no le permitió realizar la eucaristía con los sacerdotes y otros miembros de la comunidad católica que le acompañarían.
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Monseñor Álvarez, voz crítica de la dictadura, fue acusado por la Policía de intentar «desestabilizar» el Estado y le impuso «casa por cárcel» de facto por encontrarse bajo supuesta investigación, horas después que la vocera del régimen, Rosario Murillo, lo amenazara con cárcel.
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La noche del viernes, cinco de agosto, la Arquidiócesis de Managua, presidida por el cardenal Brenes, externó su «cercanía» con la diócesis del norte y su pastor, Álvarez. «Queremos evangelizar a tiempo y destiempo, confiando que la comunicación franca y respetuosa pueden abrir caminos de entrendimiento», expresó.
En los últimos siete días, el régimen incrementó el asedio a sacerdotes y obispos y cerró medios de comunicación católicos, administrados por monseñor Álvarez. Esto se suma a la expulsión de miembros de comunidades religiosas, profanación de templos y el encarcelamiento de dos sacerdores católicos.