Las remesas familiares siguen siendo uno de los pilares que sostienen la frágil economía nicaragüense bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El Banco Central de Nicaragua (BCN) reportó este 28 de abril que, durante el primer trimestre de 2025, el país recibió 1,441.3 millones de dólares en remesas, lo que representa un crecimiento del 26.3 % respecto al mismo período de 2024.
Según el informe oficial, el flujo de remesas registrado entre enero y marzo de este año significó «300.4 millones de dólares adicionales al registrado en igual trimestre de 2024 (US$1,140.9 millones)». Además, el monto promedio por envío aumentó a «US$264.3», un «8.8 por ciento» más que el promedio del mismo período del año pasado (US$242.9), y la cantidad de transacciones creció en «16.1 por ciento en términos interanuales».
Este aumento consolida la tendencia histórica que la dictadura exhibe como un logro económico, aunque en realidad es el resultado directo del éxodo de más de un millón de nicaragüenses que abandonaron el país en los últimos años, huyendo de la represión política, la crisis económica y la falta de libertades fundamentales.
Estados Unidos: la principal fuente de remesas
El informe del Banco Central detalla que «los principales países de origen de las remesas recibidas en el primer trimestre continuaron siendo Estados Unidos, con 1,208.0 millones de dólares (83.8 % del total), seguido de Costa Rica con 107.4 millones de dólares (7.5 % del total), España con 77.6 millones de dólares (5.4 % del total), Panamá con 14.8 millones de dólares (1.0 % del total) y Canadá con 7.4 millones de dólares (0.5 % del total)».
En términos de crecimiento, las remesas procedentes de Estados Unidos se incrementaron «29.8 por ciento (+US$277.3 millones)» respecto al primer trimestre de 2024, mientras que las provenientes de Costa Rica aumentaron «18.7 por ciento (+US$16.9 millones)» y las de España «12.1 por ciento (+US$8.4 millones)».
Al cierre de 2024, el Banco Central había informado que las remesas anuales alcanzaron un récord de 5,243.1 millones de dólares, lo que representó un crecimiento del 12.5 % respecto a 2023. De ese total, 4,340.2 millones de dólares provinieron de Estados Unidos, consolidando así su posición como el principal motor financiero externo del país.
Migrantes sostienen la economía, pero son perseguidos
Mientras la dictadura se beneficia del flujo constante de divisas enviadas por los migrantes, muchos de ellos —en particular los exiliados políticos— son tratados con hostilidad y represión. El régimen aprobó en 2024 una reforma a Ley contra el Lavado de Activos, que permite monitorear y fiscalizar el dinero que reciben los ciudadanos desde el exterior e impone control sobre las remesas enviadas a través de mecanismos de supervisión bancaria y restricciones adicionales.
Además, la administración Ortega-Murillo ha cerrado varios consulados en Estados Unidos y otros países, dificultando que los migrantes puedan renovar sus documentos de identidad, pasaportes o tramitar servicios consulares básicos, a pesar de ser ellos quienes sostienen buena parte del consumo interno y la dinámica económica nacional.
Remesas impulsan el consumo, pero no resuelven la crisis de la dictadura
El Banco Central señaló que «del total de remesas recibidas en el año, Managua continuó siendo el principal destino al representar el 25.7 por ciento del total, seguido de Matagalpa (10.8 %), Chinandega (9.1 %), León (7.4 %), Nueva Segovia (6.8 %) y Estelí (6.8 %)», departamentos donde el dinero enviado por los migrantes sostiene la actividad comercial y de servicios.
Sin embargo, analistas advierten que este flujo creciente de remesas, aunque vital para las familias y el consumo, no soluciona los problemas de la economía nacional: bajo crecimiento, alta informalidad laboral, falta de inversiones productivas, y una emigración forzada que empobrece el capital humano del país.
Mientras tanto, la dictadura continúa haciendo alarde del crecimiento de las remesas como un logro económico, sin reconocer que detrás de esas cifras hay historias de desplazamiento, dolor y sacrificio de millones de nicaragüenses que debieron abandonar su patria para poder sobrevivir.