Para realizar transacciones internacionales y poder mover millones de dólares que se generan producto del comercio y las remesas, los bancos nicaragüenses tienen vínculos con bancos extranjeros a través de contratos de «corresponsalías», lo que les permite estar activos en el sistema de interconexión bancaria conocido como Swift, y que se rige por las políticas de control financiero mundial.
Esos nexos financieros le permiten a la banca local recibir transferencias electrónicas, remesas familiares, que sus clientes en Nicaragua puedan pagar o cobrar bienes y servicios, exportaciones e importaciones y también permite que las entidades bancarias de Managua puedan extender tarjetas de débito y crédito que están ligadas a las transnacionales Visa, MasterCard o American Express.
En el caso específico de Nicaragua, según una revisión que el equipo de Artículo 66 hizo en los sitios web de las siete instituciones financieras, autorizadas y reguladas por la Superintendencia de Bancos, al menos cinco de ellas tienen pública su relación con 54 bancos corresponsales, distribuidos en 15 países.
De los 54 bancos corresponsales que sirven de aliados a la banca nacional, 17 están en Estados Unidos; 8 en Panamá; 7 en España; 3 en Alemania; 3 en Guatemala; 3 en El Salvador; 3 en México; 2 en Canadá; 2 en Inglaterra; y una corresponsalía en cada uno de los siguientes países: Suiza, Colombia, Brasil, Francia, Costa Rica y Nicaragua.
El Banco de Finanzas (BDF) mantiene corresponsalías con cuatro bancos extranjeros: en los Estados Unidos, sus bancos corresponsales son Bradesco Bank (Banco Bradesco) y Ocean Bank (Banco del Océano), para recibir y enviar transferencias en dólares. En Europa, su nexo es con Banco Sabadell S.A. y CaixaBank, ambos de España, para recibir y enviar transferencias en euros.
Por su parte, la entidad financiera Lafise Bancentro mantiene corresponsalías para transferencias internacionales en dólares con Citibank (City Bank of New York) y JPMorgan Chase & Co, considerado el banco más grande de Estados Unidos, en cuanto a capitalización de mercados. Para transferir euros, Lafise trabaja con los bancos europeos Commerzbank, considerado el cuarto banco más grande de Alemania y con Banco Bilbao Vizcaya Argentaria S.A (BBVA) de España.
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En tanto, el banco Avanz, propiedad del Grupo Pellas, mantiene corresponsalías en Estados Unidos con Bradesco Bank (Banco Bradesco), y con Terrabank, ambos de Miami, Florida.
Por su lado, el Banco de la Producción (Banpro), de grupo Promerica, realiza sus transferencias internacionales a través de corresponsalías con Deutsche Bank Trust Company Americas, basado en Nueva York; Bank of America, Florida; JPMorgan Chase & Co.
También, con Commerzbank Representative Office Panama, S.A.; con Terrabank de Miami: con Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), basado en Madrid, España; y finalmente con Banco Internacional de Costa Rica, con oficina establecida en Ciudad de Panamá, República de Panamá.
Mientras que el banco Ficohsa, una de las entidades más pequeñas en Nicaragua, mantiene corresponsalías con 37 entidades bancarias en 15 países del mundo.
En Canadá con Scotia Bank y Royal Bank of Canadá; en Estados Unidos con Citibank NA, Bank of New York Mellon, Exim Bank, US Century Bank, Wells Fargo y Easter banK.
En Panamá Bladex, Global Bank, Banco Aliado, Tower Bank, Banco General, Multibank. En Guatemala con Banco Industrial de Guatemala, Banco G&T Continental, Banco Reformador.
En El Salvador con Banco Agrícola Comercial, Banco Salvadoreño y Davivienda El Salvador. En México con Banamex, ScotiaBank Inverlat, y Banco del Bajío. En Inglaterra con HSBC y Standard Chartered.
Además, en Alemania con Deutsche Bank y Commerzbank; en Nicaragua con Banco Lafise Bancentro. En Suiza con Banque de Commerce et Placements – BCP. En Colombia con Bancolombia; en Brasil con banco Itau. En España con BBVA, Banco Popular Español-BSCH y con Banco Sabadell. Mientras que en Francia es con Natexis Banques Populaires, BNP Paribas, y en Costa Rica con Banco Interfin.
En el caso del Banco de América Central S.A. (BAC-Credomatic), solo reporta una corresponsalía con el Bank of America N.A. de EE.UU., pero mantiene con más entidades sin embargo, no las tiene visibles públicamente. Mientras que el Banco Atlántida, de capital hondureño; que también mantienen corresponsalías con bancos extranjeros tampoco las tienen públicas.
¿Por qué los bancos están en riesgo de quiebra?
La recién aprobada «Ley de de protección a nicaragüense ante sanciones y agresiones externas», conocida como la «Ley de sancionados» terminará provocando un verdadero «terremoto» en el sistema financiero nacional al obligar los bancos corresponsales, sobre todos los que están en Estados Unidos, Canadá, Europa o Suiza, a cancelar sus corresponsalías con la banca nicaragüense y el flujo de millones de dólares hacia el país se vería severamente afectado, advierten analistas.
La banca nicaragüense prácticamente se reduciría a «ventanillas de pagos locales» pues ningúno de esos bancos extranjeros con negocios establecidos en Estados Unidos se atrevería a desafiar las sanciones impuestas por la estadounidense Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), que en sus designaciones a los sancionados del régimen sandinista ha dejado claro que ninguna institución pública o privada, o personas naturales de ese país pueden tener relaciones de negocios con personas sancionadas.
Esa medida implica que, los bancos nicaragüenses que mantienen relaciones comerciales con bancos estadounidenses no pueden dar servicios a los designados como «delincuentes internacionales», que en el caso de Nicaragua son todos funcionarios y operadores políticos del régimen sandinista, entre los que se cuentan la propia vicedictadora Rosario Murillo y cuatro de sus hijos, que son parte del entramado de corrupción y represión de la dictadura familiar Ortega-Murilo.
Pese a ello, la Ley de los sancionados, aprobada por los diputados de Ortega el pasado 25 de noviembre, en su artículo 4, ordena la «Inaplicabilidad de las sanciones en Nicaragua» y las declara nulas, y, en consecuencia, en su artículo 5, obliga a las instituciones «reguladas», es decir, a los bancos nacionales, a reabrir las cuentas y todos los servicios bancarios a los funcionarios del régimen sancionados, y hasta establece la posibilidad de demandas a las instituciones financieras por «daños y perjuicios».
Y lo que es peor, la Ley orteguista amenaza a los bancos con sanciones y hasta con procesos penales (cárcel) por «traición a la patria» si no acatan las disposiciones de la nueva normativa.
El terremoto que se viene
Ante tal imposición y amenazas, todo parece indicar que los bancos, sobre todo ahora que Daniel Ortega ya mandó a publicar en el diario oficial La Gaceta, del pasado lunes, 25 de noviembre, la normativa, y que según dice el texto, entró en vigencia desde ese mismo día, estarían a la espera de la decisión final de sus corresponsales internacionales y tomar la decisión de: o reabren las cuentas a los sancionados, para evitarse cierres o cárcel, o se exponen al aislamiento financiero y la suspensión de corresponsalías.
Un conocedor del sistema financiero internacional, a condición de anonimato, opinó que el impacto en el flujo de divisas hacía Nicaragua desde el extranjero, principalmente desde EE.UU. y la UE, será mortal, interrumpiendo transacciones por miles de millones de dólares que tienen que ver con remesas, comercio internacional y pagos.
«Esta medida (la Ley de sancionados) obligará prácticamente a sacarlos (a los bancos de Nicaragua) del sistema internacional SWIFT (Sistema de comunicación bancario mundial) siempre y cuando la banca privada descongele los bienes y activos de los sancionados por orden de la dictadura», dice otro analista bajo reserva de su identidad.
SWIFT es un componente «fundamental» del sistema de pagos mundial. La mayoría de los bancos del mundo pertenecen a ese sistema para realizar sus transacciones.
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El especialista también señaló que, el impacto en la economía de Nicaragua sería tan fuerte que hasta se verían afectadas transacciones tan diversas como las que se establecen a través de pagos en línea de servicios de streaming y plataformas como Netflix, Prime Video, Disney, Amazon, PayPal, Doradobet, entre otras.
Esos tipos de pagos y transacciones en plataformas digitales se verían afectados porque se hacen con tarjeta, y ocurriría un corte si las empresas Visa, MasterCard o American Express deciden también cancelar a los bancos nicas, algo que muy probablemente ocurrirá porque esas empresas tendrían que acatar las sanciones.
Además que «el riesgo país incrementará, al punto que, es probable que con estas decisiones del régimen, el FMI cambiará su postura con respecto a Nicaragua», dijo el experto.
El analista sostiene que el régimen de Managua está procediendo «contra toda lógica financiera» pues arriesgar al «aislamiento total» del sistema bancario nicaragüense es algo que no tiene ningún sentido.
«Prácticamente Daniel Ortega quiere que los bancos operen de manera local únicamente, lo que perjudica enormemente al país y con muchas consecuencias e impactos negativos», señaló.