El presidente de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), en el exilio, Alvaro Leiva, advirtió que una pronta rebelión popular en Nicaragua es inevitable, dado que la dictadura Ortega-Murillo ha cerrado todos los espacios políticos y al pueblo oprimido no le quedará más salida que levantarse para derrocar a la tiranía.
Las declaraciones del defensor de derechos humanos refuerzan el reciente planteamiento del exmagistrado sandinista, ahora desnacionalizado, exiliado y confiscado, Rafael Solís, quien expuso seis métodos que ayudarían a sacar del poder a su antiguo jefe, Daniel Ortega, entre ellos una rebelión popular armada, método que ha sido rechazado por dirigentes y grupos opositores, así como por otras organizaciones de derechos humanos.
No obstante, para el presidente de la ANPDH, la rebelión no es una elección propia del pueblo nicaragüense sino una salida obligada a la que lo está llevando la misma dictadura.
En ese sentido, el defensor de derechos humanos explicó a Artículo 66 que el derecho a la rebelión de los pueblos ante una tiranía como la que han impuesto en Nicaragua Daniel Ortega y Rosario Murillo, es tan legítima que está contemplada en el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Noticia relacionada: Las siete propuestas de Rafael Solís para salir de Daniel Ortega: La séptima es una rebelión armada
«El supremo recurso de la rebelión contra una tiranía es procedente y está contemplado en la norma de los derechos humanos, pero este recurso de rebelión se refiere a los derechos humanos. Es un sagrado derecho que tienen los ciudadanos cuando se han cerrado todos los espacios políticos y derechos humanos, donde se encuentran todos los derechos fundamentales de los ciudadanos y sobre todo, cuando se cometen crímenes de lesa humanidad», señala Leiva.
El defensor exiliado sostiene que la dictadura Ortega-Murillo no está exenta de lo que establece ese «supremo recurso de la rebelión, porque es una dictadura, una tiranía que ha llevado al desborde de la paz social y del irrespeto de los derechos humanos de todos los nicaragüenses».
Para Leiva, el pueblo de Nicaragua padece una dictadura que ha cerrado todos los espacios políticos y que no tiene límites al reprimir, y cuando eso sucede, el recurso de la rebelión es legítimo y necesario.
«Estamos hablando que la dictadura Daniel Ortega ha llevado al país a la arbitrariedad, a la represión sin razón, a la corrupción, a una centralización de un poder absoluto, es decir, un dominio pleno dictatorial, que inevitablemente tiene que caer con una rebelión popular. La Declaración Universal de Derechos Humanos y la filosofía política establecen que la hora de los pueblos tiene que llegar», sentencia el abogado.
Noticia relacionada: Parlamento británico presentará informe de investigación sobre «probables crímenes de lesa humanidad» en Nicaragua
El tercer considerando consignado en el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos al que hace referencia el abogado y defensor Álvaro Leiva establece que es «esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión».
En Nicaragua, la dictadura Ortega-Murillo ha impuesto un régimen dictatorial que se sostiene a base de represión, cárcel, destierro, confiscaciones, asesinatos y torturas, al punto que, según el segundo informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas, los dictadores Daniel Ortega, Rosario Murillo y varios de sus funcionarios e instituciones han cometido delitos que pueden ser considerados «crímenes de lesa humanidad».
En ese sentido, Leiva recuerda que, la filosofía enseña que es justificable el derrocamiento de gobiernos «cuando carecen de legitimidad, actúan contra el interés común, violando los derechos humanos -lo que incluye crímenes de lesa humanidad-, cierran el espacio político, y reprimen cualquier manifestación de oposición -o tan solo de disenso-».
Noticia relacionada: Daniel Ortega y Rosario Murillo dieron órdenes directas a paramilitares para matar: «son criminales de lesa humanidad»
Señala que, como el caso de la dictadura Ortega-Murillo, «incurren en ilegitimidad cuando reemplazan el Estado de Derecho con el estado de terror, cuando anulan la ética e imponen la corrupción, como complementarias fuentes de poder absoluto».
«Las rebeliones populares no surgen porque sí. Se originan en la injusticia social, en la arbitrariedad, en la represión de la razón, en la corrupción, en la institucionalización del poder absoluto» apunta Leiva.
Finalmente advierte que, las dominaciones dictatoriales, inevitablemente caen, sea porque se desgastan o porque «llega la hora de los pueblos: la rebelión popular».