Tras la última declaración el dictador Daniel Ortega, en la que asegura que no va a negociar con Estados Unidos una salida a la crisis política que vive Nicaragua, el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia Rafael Solís propuso siete opciones, incluyendo la vía armada, para sacar el poder a los Ortega-Murillo.
Solís, una de las figuras de mayor rango y más cercanas a la familia dictatorial, que ha desertado de las filas de la dictadura, habló en una entrevista con el programa En Contacto, de Artículo 66, para profundizar en su propuesta y explicó que, una de las alternativas para derrocar a la dictadura, es un «levantamiento popular armado» que podría estar acompañado por una huelga general indefinida y embargos comerciales hasta obligar a los dictadores a dejar el poder.
Lo que el exmagistrado Solís propone en la opción de la vía armada es una especie de «insurrección popular», parecida a la propuesta que impulsó la facción Tercerista, del Frente Sandinista, con Humberto Ortega Saavedra (HOS) a la cabeza, para derrocar al anterior dictador Anastasio Somoza Debayle.
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HOS es considerado como el principal estratega militar del Sandinismo en sus tiempos de guerrilla y esa fue una de las razones por las que, al tomar el poder en 1979, se quedó al frente del nuevo Ejército Popular Sandinista (EPS).
El levantamiento armado, expuesto por Solís, deberá ser encabezado por jóvenes, que se levantarán en todos los municipios del país para luego avanzar hacia la capital, pero los insurreccionados deben estar armados.
Las alternativas
Solís afirmó que, entre las siete opciones que propone, están la unidad de todas las fuerzas opositoras para actuar como una sola fuerza contra la dictadura.
El exmagistrado y padrino de bodas del matrimonio el poder considera que la oposición política debe actuar cohesionada, pero se debe empezar por fortalecer la comunicación entre los opositores que están dentro del país y los que están en el exilio.
Solís también detalló otras opciones como «el bloqueo económico» pues recordó que el régimen se sostiene también en parte por la gran cantidad de dinero que percibe por operaciones comerciales con empresarios de EE.UU.
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«Hay que endurecer las medidas económicas, no solo estar poniendo sanciones a los individuos de la instituciones, sino irse directo a la madre del cordero, a un bloqueo económico fuerte», recomienda el abogado.
Igualmente, propone que junto a la movilización popular debe producirse un gran paro nacional de varios días, en el que debería haber una determinación del sector empresarial del país, que hasta ahora guarda silencio y sigue haciendo negocios, aunque bajo la presión y amenazas del régimen.
También menciona la necesidad de impulsar los juicios internacionales contra los dictadores Ortega y Murillo, señalados como responsables de crímenes de lesa humanidad.
Advirtió que ese tipo de juicios son demorados, porque son juicios excesivamente largos. Adelantó que esos procesos en la Corte Penal Internacional son más difíciles que en el Tribunal de Roma.
Asimismo, desconocer al régimen en la comunidad internacional, en una especie de ofensiva diplomática.
Finalmente, Solís insistió que no está hablando de una guerra civil en Nicaragua sino un levantamiento popular, que a diferencia de las marchas del 2018 que fueron desarmadas, esta vez los alzados deberán estar armados.
En resumen, las acciones que propone Solís son: Unidad opositora y frente común contra la dictadura; desestabilización interna, mediante conspiración, pintas, operaciones clandestinas y hasta la fabricación de bombas molotov (artesanales); impulsar los juicios internacionales por crímenes de lesa humanidad; aislamiento internacional, ruptura de relaciones diplomáticas y búsqueda de apoyo de los países para presionar al régimen en todos los foros posibles.
Igualmente propone un bloqueo económico total que ahogue financieramente a la dictadura; un paro nacional prolongado que debería ser impulsado por el sector empresarial privado del país; y la vía armada, que no implicaría una guerra, ni invasión extranjera, sino una rebelión popular con armas para que la gente se defienda en las calles a balazos. «Sería un abril de 2018, con armas», insiste el exfuncionario sandinista.