Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, hizo un llamado a no caer en la indiferencia ni callar ante los actos de injusticias. El mensaje del jerarca católico llega en medio de la persecución religiosa emprendida por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El líder religioso hizo referencia al evangelio según San Mateo correspondiente a este sábado, 27 de agosto, que relata la parábola de los talentos: Dios confía sus dones o talentos a sus hijos a la espera que estos los desarrollen sin miedo.
«Me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento» (Mt 25,25)», enfatizó el prelado, al tiempo que señaló que «tan grave o peor que hacer el mal es no hacer nada».
«Callar por temor, no ser solidarios, no alzar la voz contra lo injusto, es enterrar la vida y la fe bajo el conformismo y la indiferencia», agregó monseñor Báez, quien se encuentra en el exilio ante la arremetida de la dictadura de Nicaragua.
El consejo del monseñor Báez lo brinda en un contexto de encarcelamientos de sacerdotes en Nicaragua. Entre los religiosos «secuestrados» se encuentran monseñor Rolando Álvarez—retenido en su domicilio familiar en Managua—, los sacerdotes de la diócesis de Matagalpa Ramiro Tijerino, José Luis Díaz, Sadiel Eugarrios, Raúl González, los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira, junto al camarógrafo Sergio Cárdenas. Todos encerrados en la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como «El Nuevo Chipote», en Managua.
En el mismo «centro de tortura» se encuentra el padre Óscar Benavidez, de la diócesis de Siuna. A ninguno se les ha formalizado ningún cargo.

A su vez, la dictadura ha declarado culpable por delitos comunes a monseñor Leonardo Urbina, párroco de Boaco, y al padre Manuel Salvador García, párroco de Nandaime, quienes fueron sometidos a juicios arbitrarios a «puertas cerradas».
Después de varios cuestionamientos al papa Francisco por su «silencio», el sumo pontífice se refirió a la situación de Nicaragua el domingo, 21 de agosto. «Deseo que por medio de un diálogo abierto y sincero se pueda encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica», manifestó el papa, sin hacer mención a los secuestros.
Noticia relacionada: Cardenal Brenes confirma que la «condición física de monseñor Álvarez está desmejorada, pero su espíritu está fuerte»
Las palabras del santo padre fueron consideradas «suaves» por algunos sacerdotes de la región y por opositores que descartaron cualquier diálogo con Ortega.
Poco después, la diócesis de Estelí emitió un pronunciamiento dirigido al «Gobierno de Nicaragua» en demanda de la libertad de su obispo Álvarez y demás religiosos presos.
Noticia relacionada: Israel Lewites: El diálogo en Nicaragua debería de ser con «el círculo de hierro» del régimen y no con los Ortega-Murillo
«¿Qué es lo que quieren? ¿Qué es lo que están haciendo», cuestionaron los religiosos al régimen de Ortega, responsabilizándolo de causar zozobra, incitar al odio y a la violencia, y arrojar difamaciones contra sacerdotes. «Les hacemos un llamado a la conversión y a dejar de fastidiarnos la vida, ¡déjennos trabajar en paz!», demandaron.