La Presidencia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) emitieron una carta en la que lamentan los acontecimientos en contra de la Iglesia católica de Nicaragua que se encuentra bajo persecución y criminalización de parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Clamamos al Buen Dios para que se alcance la paz y la justicia. Estos acontecimientos que han marcado la historia de la Iglesia en Nicaragua con el arresto a tres sacerdotes; ha mantenido confinado en la curia diocesana al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez; cerró ocho estaciones de radio vinculadas a la Iglesia y expulsó del país a las Misioneras de la Caridad de Santa Teresa. También hay informes de ataques y destrucción de imágenes y símbolos religiosos católicos», lamentan los obispos brasileños.
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La arremetida de la dictadura contra la Iglesia incluye el encarcelamiento de tres sacerdotes: monseñor Leonardo Urbina, padre Manuel Salvador García y el padre Óscar Benavidez, este último fue detenido el pasado 14 de agosto, según confirmó la Diócesis de Siuna.
El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, cumple hoy, 18 de agosto, 15 días encerrado en la Curia Episcopal. La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó mantenerle retenido en la sede del episcopado de la ciudad por tiempo indefinido. La sancionada Policía ordenó un cerco de oficiales en las afueras de la Curia impidiendo su labor pastoral y violando el derecho constitucional a la libre movilización.
El régimen también ordenó el cierre de una docena de radios y canales de televisión de la Iglesia e independientes en su delirio furibundo por acallar todo resquicio de voz disidente que no responda a los intereses de la familia dictatorial de Nicaragua.
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Los obispos brasileños destacan que el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y otras conferencias episcopales del continente también «expresaron su solidaridad con la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, con oraciones por la paz».
Pese a la condena generalizada por parte de la comunidad internacional y organismos de derechos humanos, el régimen de Nicaragua sigue recrudeciendo la represión contra líderes religiosos.