El sacerdote salvadoreño Juan Vicente Chopin aseguró que el papa Francisco podría estar «evaluando» la respuesta de la dictadura de Nicaragua ante su posible pronunciamiento sobre la situación que atraviesa la Iglesia católica del país.
«El jefe de monseñor Rolando Álvarez es el papa porque es como el presidente del Vaticano y mucha gente cuestiona que por qué el papa no se pronuncia, pero no es tan simple. Recordemos que a inicios del año Daniel Ortega expulsó al nuncio (Waldemar Stanislaw), entonces el problema viene desde hace varios meses y no sabemos qué es lo que tiene en mente exactamente el dictador (Daniel Ortega)», expresó el religioso en una entrevista con La Tribu FM.
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Chopin explica que un pronunciamiento del papa podría ser tomado como «injerencia» de parte del régimen y de esta forma decidir romper relaciones con la santa sede. «Imagino que eso es lo que detiene la política del Vaticano, pero el papa podría pronunciarse de manera presencial ante Roma o puede enviar un trabajo diplomático con uno de sus enviados y sentar a las dos partes para encontrar un acuerdo», refirió el sacerdote.
Recientemente 26 expresidentes de la región solicitaron al Sumo Pontífice que se pronunciara al respecto y expresaron su preocupación por la «quema de iglesias y la salvaje destrucción de las imágenes del culto católico, avanza en una línea de destrucción de bases sociales y antropológicas» que les recuerda a la quema de libros judíos, socialistas y pacifistas y de bibliotecas enteras por los partidarios del régimen nacional socialista alemán en 1933.
«Exhortamos, pues, a la opinión pública de nuestros países a mantener una respuesta comprometida con el rechazo de este morbo que amenaza la paz; instamos a las distintas confesiones religiosas a expresar su igual censura; y, en lo particular, dado lo que acontece bajo la dictadura Ortega-Murillo», refiere la declaración firmada por exmandatarios de España, Costa Rica, Colombia, Chile, Panamá, México, El Salvador y Colombia.
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Chopin también denunció que el régimen de Nicaragua mantiene bajo «encierro de facto» a monseñor Álvarez por «sus constantes denuncias a la situación impuesta por el régimen y lo que puede querer hacer es torturarlo o lo último que puede hacer es matarlo, pero eso ya lo veo más complicado».
En los últimos dos días, la dictadura ha arreciado los ataques contra la Iglesia católica en Nicaragua y sus sacerdotes, elevando a tres el número de padres detenidos, otros cinco encerrados en sus templos, además de prohibir las procesiones.