La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, volvió a despotricar contra la oposición, la Iglesia católica y el gobierno de Estados Unidos. El discurso de la primera dama a través de sus medios de propaganda llega en vísperas de la conmemoración de la rebelión cívica del 18 de abril de 2018. Durante sus alocuciones de esta semana, la vocera gubernamental se ha encargado de «amenazar» a quienes critican su gestión.
Trastocando el Himno Nacional y mezclándolo con su discurso de odio, la portavoz exclamó: «Salve a ti Nicaragua en tu tierra y en tu cielo porque ya no rugen los gritos atronadores del odio, los cañones, las armas que decían que no mataban; ya no rugen y Dios mediante y con la fuerza de Cristo Jesús si se tiñe ni se teñirá con sangre de hermanos…».
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Murillo aseguró que las supuestas «armas hechizas» que según ella usaban los manifestantes en el contexto de las protestas sociales de 2018 dejaron centenares de muertos y otro amplio número de lesionados. Sin embargo, la esposa de Daniel Ortega lo que no menciona es que a ella y a su marido organismos internacionales de derechos humanos los acusan de «crímenes de lesa humanidad», mismas acciones que intenta atribuir a sus oponentes.
En referencia a las manifestaciones de hace cuatro años, la portavoz del Gobierno de Ortega dijo que su régimen trabaja contra la «pobreza que nos impusieron y la sacrílega que nos dejaron los mismos que nos atacaron, los mismos que asesinaron la paz en nuestra Nicaragua».
Sacando a relucir su cuestionada «fe religiosa», la vicedictadora dijo que agradece «al Padre (Dios) porque nos reconocemos hermanos; fraternidad y solidaridad, esperando porque es lo que nos da la fortaleza que necesitamos y que Dios derrama para vivir progresando».
«Nuestra identidad es solamente para nosotros los que amamos a Nicaragua. Nuestra identidad es cultura de paz; nuestra identidad es defensa de la paz, heroísmo, soberanía, alegría de vivir con conciencia de libertad, dignidad, fraternidad y dignidad», declaró, mostrando su interés por enfrentar a los nicaragüenses entre quienes respaldan a su régimen y los que critican a su administración.
En alusión a los 43 años de la «segunda insurrección de Estelí», Murillo utilizó ese evento para volver a atacar a la oposición Nicaragua y compararlo con la lucha cívica de 2018 donde a la dictadura de Ortega se le achaca la responsabilidad por más 350 asesinados.
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«La dictadura del odio, la guardia genocida (…) Cuando hablamos de las dictaduras del odio y del crimen, a esa insurrección, la guardia genocida le hizo frente bombardeando indiscriminadamente la ciudad de Estelí, causando muerte, dolor, destrucción», agregó.
«El mismo gen, el mismo mal, el mismo corazón lleno de odio que quemó, arrasó, torturó, secuestró en abril de 1979 (…) Este otro episodio de odio que vivimos en abril —de 2018— no duró tanto, pero nos impusieron terror, crímenes, el mismo odio, la misma cultura de muerte porque muchos de los que sembraron terror y dio en abril, vienen de esas raíces terribles y temibles del somocismo; por eso decimos: somocismo nunca más», recalcó.
Sentenció además que su régimen nunca permitirá «que se vuelva a atacar la paz, la concordia y el espíritu de de nuestro pueblo que es de alegría de trabajo, de buena voluntad».
Ataca a Estados Unidos y a la iglesia católica
En otro ataque más contra el Gobierno de Estados Unidos y a la Iglesia católica, Murillo afirmó que los opositores a su dictadura son «serviles del imperio yanqui». «Mostraron su corazón petrificado; son capaces de cualquier cosa con tal de servirle al yanqui, y a estas alturas debemos de saber que nadie domina o controla a nadie, que la conciencia de los pueblos va creciendo y que este país es de amor y de paz», atacó.
«El lugar en el estercolero de la historia es para los que odian, para los que asesinan, para los que masacran. Allí está su lugar, en el basurero de la historia, porque realmente tanta crueldad, tanta vileza solo tiene la misma raíz, la ambición, la servidumbre», añadió.
En clara arremetida contra los líderes religiosos, la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía dijo que para «quienes se atrevieron a bendecir los crímenes no puede haber perdón y no puede haber olvido, porque traicionaron la confianza de las familias, de los seres humanos, de un pueblo».
«Traicionar la confianza del pueblo es un sacrilegio, por eso en el nombre de Jesús, que ya sabemos cómo sacó del templo a los que no merecían estar adentro, nosotros decimos: ni perdón ni olvido», fustigó.
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Sin afirmar que se siente traicionada por la Iglesia católica, Rosario Murillo volvió a atacar a los sacerdotes. «Quienes decían representar esos valores traicionaron la confianza del pueblo y eso es imperdonable. Gracias a Dios el mundo entero ha ido cambiando en relación a esas tradiciones y a donde se coloca el sentido de autoridad, porque son muchos en el mundo los que no les reconocemos autoridad ni para constituirse en patrones que quieren ser dueños de la humanidad», subrayó.
«Los destructores del planeta creadores de crisis de todos tipos no pueden ser autoridad y los pueblos vamos viendo cada vez más claro que las autoridades tienen que asentarse en una fuerza moral inspiradora, liberadora que nos muestre caminos de bendición para avanzar más allá de todos los vicios», remarcó.
Arrecia ataque contra presos políticos
En cuanto a los más de 180 personas presas políticos, Murillo arremetió en su contra e indicó que «aquellos desgraciadamente tienen que verse en un espejo de criaturas deformes. No solo deben rendir cuentas o están rindiendo cuentas ante la justicia, sino sobre todo y en primer lugar ante Dios».
«Salve a ti porque ya no rugen los vozarrones, ya no se alzan las manos llenas de falsedad, ya no rugen las armas que decían que no mataban, las armas hechizas, “¡Uy! ¡No mataban!”», expresó.
«Cuánta gente perdió ojos, piernas, brazos o seres queridos, pero no mataban decían, pero todo esa perversión no puede quedar en el olvido, al contrario, hay que tener conciencia de que así no se puede ir adelante, que eso no es ni cristiano ni humano, y que este pueblo —como dice Rubén Darío— está hecho de vigor y de gloria y está hecho para la humanidad, no está hecho para la maldad..», concluyó la esposa de Daniel Ortega Ortega.
Nicaragua sigue sumergida en una crisis social política y económica desde el 2018 que ha obligado a más de 150 mil ciudadanos, quienes huyen de la represión de Daniel Ortega o buscan mejores oportunidades de vida.