Lejos quedaron las palabras de Rosario Murillo, vicemandataria del régimen de Nicaragua, que en el 2015 se refería a Cristiana Chamorro Barrios como una mujer fuerte con la que había conversado para expresarle su solidaridad en momentos difíciles.
«Estuvimos conversando con Cristiana (Chamorro Barrios), compartiendo con ella la dimensión de la tragedia (la pérdida de su esposo, el exministro presidencial Antonio Lacayo Oyanguren). Yo sé que es una persona muy fuerte, nos conocemos bien y sabemos que hemos compartido momentos de dolor. Precisamente, como yo trabajé en La Prensa muchos años con su papá (Pedro Joaquín Chamorro Cardenal), compartimos los momentos del terremoto y luego los momentos del dolor de su familia cuando el asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro. Y bueno, la vida lo va preparando a uno para enfrentar estas circunstancias difíciles y aceptar la voluntad de Dios en todo momento», manifestó Murillo el 17 de noviembre de 2015, en la que sería su última conversación pública con quien ahora es su rehén política.
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Bastó con que, en enero de 2021, Cristiana anunciara sus aspiraciones a la Presidencia de la República para pasar a ser, en palabras de la misma Murillo, «¿ungidos por quién? Una historia de familia que de patrimonio heroico no tiene nada».
Pese a los ataques verbales en contra de Cristiana y su linaje, que continuaron mes tras mes por parte de la también vocera del régimen, la opositora seguía firme en su convicción de «servir a Nicaragua».
Nadie le hacía sombra a la Chamorro y posiblemente, tampoco ahora. Las encuestas reforzaban su propósito de derrotar a Ortega en las próximas elecciones previstas para el siete de noviembre, al presentarla como la favorita para ocupar la silla presidencial; tal como lo logró su madre, Violeta Barrios de Chamorro, en 1990.
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El 20 de mayo, la dictadura ya le tenía preparada una acusación penal: la periodista Cristiana Chamorro Barrios, de 67 años, y otros exdirectivos de la cerrada Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH) fueron señalados por supuestos indicios de lavado de dinero.
En ese contexto, la dictadura enfiló sus armas y mandó una clara advertencia al ordenar 90 días de prisión contra los extrabajadores de la FVBCH, Walter Antonio Gómez Silva y Marco Antonio Fletes Casco, violando el debido proceso y el derecho a la defensa. Los ciudadanos fueron secuestrados por civiles armados la noche del 28 de mayo, según testigos.
Pero la hija de la expresidenta Violeta Barrios y del mártir de las libertades públicas y héroe nacional, Pedro Joaquín Chamorro, no estaba dispuesta a ceder. Por el contrario, dio un paso decisivo el primero de junio, presentándose a las instalaciones del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), lista para inscribirse como precandidata oficial a la Presidencia de Nicaragua.
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Esa sería su última comparecencia pública hasta la fecha porque, 24 horas después, las redes sociales y medios de comunicación alertaban: «Policía allana vivienda de la opositora Cristiana Chamorro».
En cinco meses, Chamorro Barrios había desatado la furia de la pareja gobernante y en tiempo récord se convirtió en la primera aspirante a la Presidencia de la República en ser allanada, detenida, acusada e inhibida de facto para ocupar un cargo público.
La abogada Orieta Benavides rememora que logró ver a Cristiana seis días después del arresto (8 de junio). Apenas se entrevistó con su defendida durante media hora y, desde entonces, el régimen no le permite visitarla.
«Tengo más de 20 días de haber solicitado me autoricen una nueva entrevista y aún nada», expresó Benavides, a horas de cumplirse un mes del encarcelamiento.
Comenta que «la situación jurídica continúa siendo la misma. Cristiana se encuentra bajo medida de arresto domiciliar y el proceso suspendido. Aún no hemos tenido acceso al expediente, no conocemos la acusación formulada por el Ministerio Público, ni hemos podido entrevistarnos de nuevo con ella. Continuamos insistiendo en que se garanticen sus derechos como acusada, derecho a defensa y derecho a ser informada sobre los cargos en su contra».
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Explicó que la judicial orteguista resolvió suspender el proceso por reestructuración de agenda. «Las suspensiones proceden legalmente cuando existen motivos razonables para ello o por causa de las partes, sobre todo cuando se trata de la defensa, lo cual no es el caso».
Por ahora, Cristiana Chamorro «se encuentra estable dentro de lo que se puede en esas condiciones. También las visitas familiares son autorizadas», dijo a Artículo 66.
El exdiputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios confirmó que su hermana ha podido ver a sus hijos, Antonio Ignacio y Cristiana María; y de vez en cuando, él y su otra hermana Claudia Lucía también la visitaban.
«Está consciente, muy bien físicamente y consciente del estado en que está. Me dijo que quisiera ir al público para poder demostrar que todas esas acusaciones que le hacen son infundadas y tener, por lo menos, el derecho a la defensa en un juicio», dijo el ahora preso político del régimen, en una entrevista a la cadena Univisión grabada el 23 de junio. Pedro Joaquín ya había manifestado que tras una semana de la detención de Cristiana, ella continuaba «con la frente en alto».
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Su hermana, Claudia, quien pasó de mantener bajo perfil a figurar como la única Chamorro Barrios que, por ahora, no ha recibido directamente el veneno de la dictadura, explicó en su momento que «el hombre (Daniel Ortega) está cagado porque Cristiana ha subido como la espuma. Sola. (Cristiana) no ha aparecido con el tropel de gente ni con el montón de paramilitares que camina Ortega. Solo ella, vestida de azul y blanco y claro, detrás de ella está la sombra de mi mamá y mi papá que nos protege».
«Rosario y Daniel que conocieron bien a mi mamá, nos conocieron bien a todos, están muertos de miedo», añadió a la Voz de América.
El periodista Carlos Fernando Chamorro, quien se encuentra en el exilio, indicó que su hermana «está aislada, no tiene comunicación externa, ni por teléfono ni por internet. Yo no he tenido contacto personal con ella, pero sí se que mis sobrinos sí la han visto y han conversado con ella», manifestó al semanario católico Alfa y Omega, en una entrevista publicada en Artículo 66.
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Cristiana María Chamorro Barrios es ahora beneficiaria de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Lo que tampoco es garantía en un régimen que, nuevamente, ha desenvainado su espada de cara a los comicios. En su arremetida también ordenó levantar el sigilo bancario y congelar las cuentas de los «investigados».
«Dejen de estar con ese absurdo de que nos mandan a decir que los pongamos libres», advirtió el dictador Ortega en su reciente aparición pública el 23 de junio; en un mes de desmedida persecución política y penal contra opositores que ha puesto a Nicaragua, otra vez, bajo los ojos del mundo.