Nicaragua ha sido colocado en el segundo lugar, en Latinoamérica, como el país de mayor riesgo para realizar negocios, incluso más que Haití y solo superado por Venezuela, de acuerdo con el último análisis realizado por la prestigiosa revista especializada en negocios The Economist dado a conocer esta semana.
El estudio titulado, «Populismo y política: el riesgo operativo en América Latina», revela que Nicaragua representa un alto riesgo para desarrollar negocios y es calificada con 65 puntos de cien, siendo el 100 el puntaje más alto y que representa el máximo riesgo. En las peores posiciones aparece Venezuela, con 86 puntos, con categoría E, de riesgo muy alto. Luego está el país más pobre de Latinoamérica, Haití con 63 puntos seguido por Bolivia (63), todos con categoría D, que representa riesgo alto.
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Chile aparece en la categoría B, de riesgo moderado, y en esa misma categorías también están ubicadas Costa Rica (33), Panamá (35), Barbados (36), Perú (37), Uruguay (39) y Jamaica (40). Mientras en la categoría C, de riesgo medio, está buena parte de del resto de países de América Latina y el Caribe como Colombia (42), México (44), Brasil (51) o Argentina (57). Considerado el país con el mejor ambiente para los negocios, con categoría A, esta únicamente Aruba.
«América Latina sufrió algunas de las tasas de mortalidad más altas y una de las recesiones más pronunciadas del mundo en 2020 ante la pandemia del coronavirus. En 2021, el enfoque inmediato está en abordar la pandemia, lanzar vacunas y ayudar a que la actividad económica vuelva a niveles prepandémico», indica el resultado del estudio y advierte que «esto tendrá repercusiones duraderas. Habrá “cicatrices” económicas para la inversión».

El análisis publicado por la revista especializada basó su estudio en tres factores para determinar el riesgo que sufrirá la inversión: el riesgo político, riesgo económico y riesgo regulatorio. Sobre el riesgo político, se refiere al contexto electoral que vivirán en 2021 algunas países, entre ellos Nicaragua. Los expertos de The Economist advierten que para hacer negocios en Latinoamérica «deberán prepararse para estos riesgos emergentes».
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El régimen de Daniel Ortega ha tratado insistentemente de exportar hacia el extranjero la imagen de que en Nicaragua existe un buen clima para la inversión pese a que el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) ha llamado la atención por la seria crisis económica que se vive en el país, y que ha obligado al cierre de varias decenas de empresa y microempresas en todos los sectores de la economía Nacional.
El propio Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) revela que solo entre 2018 y 2019 se perdieron 121 empresas, clasificadas como grandes, de las cuales 113 estaban en Managua. Al menos 112 sucursales y o ventanillas bancarías han cerrado en todo el país producto de la crisis económica y de seguridad.
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Organismos internacionales y economistas nicaraguenses han advertido que Nicaragua vive una recesión económica. Las proyecciones del Banco Mundial sobre las economías del mundo en el 2021, muestran otro año de caída económica para Nicaragua, estimada en -0.9%. De cumplirse dicha estimación, el país estará enfrentando su cuarto año consecutivo en recesión, desde la crisis sociopolítica que estalló en 2018 en reclamo de libertad y democracia.
En tanto, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) proyecta un crecimiento económico de 1.0% y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima un crecimiento de 1.3%, mostrando una leve recuperación económica del país, tras una caída de -4% en 2020, sin embargo, nada de eso será siquiera mínimamente suficiente para salir de la crisis.