El dictador Daniel Ortega se apareció en el parque Rubén Darío, en el centro histórico de Managua y ante un centenar de jóvenes aplaudidores, muchos de ellos adolescentes, sin mayores preámbulos, empezó citando a Rubén Darío y mostrando dos libros, en los que, según dijo, había leído el pensamiento político del poeta y provechó para citar a Darío y sus posturas contra el imperialismo aunque después de despotricar contra Estados Unidos, al final de su discurso, llamó a la «unidad» de los nicaragüenses, sin decir para quién era ese mensaje. El dictador también habló de «dialogo nacional» además de pedir «entendimiento» con el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
«Por que el objetivo de nuestro enemigo (Estados Unidos) era apoderarse de Nicaragua, y el pueblo dijo no, después de mucha paciencia el pueblo dijo no, y ahora bueno se trata de ir trabajando para que después de las elecciones de este año, las elecciones generales se pueda entablar un gran acuerdo nacional, un gran diálogo nacional para que lo que quedó aprobado en la Constitución vuelva a caminar, tomando en cuenta las nuevas circunstancias… y que le hagamos un llamado al nuevo presidente de los Estados Unidos, al presidente Biden, de que Estados Unidos pueda trabajar hacia nuestra región, hacia Nicaragua, con la política de respeto y entendimiento», dijo Ortega tras casi una hora y media de hablar sobre Darío y balbucear algunos de sus poemas.
En una aparición anunciada desde el pasado sábado, en la que se esperaba diera algún menaje importante, el dictador Ortega se sentó solo al lado de su esposa y segunda al mando de su régimen, Rosario Murillo, ante los jovencitos vistiendo las camisetas de propaganda sandinista, y en un kilométrico discurso, se mostro deslucido, más que otras intervenciones, se dedicó a hablar del poeta Rubén Darío, de antimperialismo y tratando de mostrarse como líder defensor de sus aliados políticos en la región, Maduro, heredero de la dictadura de Chávez en Venezuela y de Díaz-Canel, continuador de la dictadura castrista en Cuba.
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«Habla (Darío) de lo que está pasando en Nicaragua, en América Latina, y reconociendo la potencia de los Estados Unidos, y cómo los Estados Unidos, siendo una gran potencia, podrían brindarle una gran contribución a los pueblos de nuestra América», dijo Ortega, como intentando suplicar a la nueva administración de la Casa Blanca que tienda una mano a su dictadura.
Y tomando como prueba de su dicho los libros que puso sobre la mesa, Ortega dijo que «Rubén (Darío) señala la Doctrina Monroe, y más bien, la doctrina Monroe se ha convertido en un instrumento para que los Estados Unidos agrediera a nuestros países», expuso, mostrándose rezagado como en todos sus discursos, echando mano de sucesos pasados para reforzar su «antimperialismo».
«En momentos en que estaba ese tratado (doctrina Monroe), ya en estos nuevos tiempos, donde Estados Unidos se comprometía a respaldar a cualquier país norteamericano, frente a la agresión de cualquier potencia extrarregional, y así como los Estados Unidos se hicieron cómplices de Inglaterra, en la invasión contra las Malvinas, contra el pueblo argentino, y así se convirtieron en aliados de la agresión contra el pueblo argentino en Las Malvinas, Rubén en ese momento cuestionaba, condenaba a los Estados Unidos porque cuando los ingleses llegaron aquí, a Corinto, Estados Unidos, sencillamente no hizo nada, y lo que buscó fue cómo llegar a acuerdos, a convenios con los ingleses para repartirse territorio de la región», dijo Ortega, en una mezcolanza de hechos históricos.
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«Rubén tiene la virtud, cierto, de ser un poeta extraordinario, que con su poesía revolucionó la lengua española, revolucionó la literatura, la poesía, pero él también con sus poemas defendía posiciones críticas frente a lo que eran las políticas norteamericanas, las agresiones norteamericanas, y él sabía señalar, en diferentes circunstancias, a Roosvelt lo marcó con el poema que le dedicó, antes él había escrito un poema donde hacía referencia a la potencia de los Estados Unidos, la fortaleza de los Estados Unidos, nadie la podía dudar, pero que Estados Unidos pusiera toda esa potencia para los países de América Latina, y que tenía la esperanza en ese momento, en medio de las críticas que lanzaba, pero luego la práctica de la política norteamericana, lo que hizo fue que Darío señalara nuevamente a fondo, desenmascarara una vez más a fondo lo que era la política intervencionista de los Estados Unidos en nuestra América», dijo Ortega, aprovechando lanzarse otra vez contra el imperio, usando al poeta que el próximo 18 de enero cumplirá años de su natalicio.
Pidiendo unidad ¿a quiénes?
En su pretendido de ser notado como líder regional volviendo por sus aliados políticos en venezuela, Ortega dijo que «todos los nicaragüenses deberíamos estar unidos hablando contra la intervención yanqui, contra las maniobras militares que están realizando allá, en aguas territoriales, que jurídica y legalmente esas aguas tienen que ser delimitadas, de acuerdo con las leyes internacionales, de acuerdo con tratados anteriores entre Venezuela y Las Guyanas, y ¿Qué está haciendo el Gobierno norteamericano en este momento?- preguntó-, meter sus flotas militares, con la complicidad de las autoridades de Guayanas, está metiéndose en esas aguas que están en proceso de definición para saber qué le corresponde en este momento de esas aguas a Venezuela y qué le corresponde a Guyanas. No está respetando esos acuerdos y tratados internacionales».
«Y qué está haciendo en este momento Estados Unidos? es incorporar a la hermana república de Cuba como un Estado terrorista, que alienta el terrorismo, entonces vemos a un gobierno norteamericano, con un presidente norteamericano que sigue lanzando zarpazos en contra de la ley y el orden internacional, porque él está obligado a respetar la ley y el orden internacional, no solo la ley y el orden en Estados Unidos», siguió el dictador dolido ahora por las medidas contra la dictadura castrista.
Ortega no desaprovecha la oportunidad para criticar el sistema político y electoral norteamericano para tratar de justificar los propios defectos que ha promovido en la Ley electoral nicaragüense, y que le han permitido elegirse como presidente en dos procesos plagados de denuncias de fraudes.
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«Ahí en Estados Unidos tienen sus contradicciones, y hemos visto cómo se ha polarizado ahí en Estados Unidos la sociedad norteamericana con las últimas elecciones. Y nosotros podríamos decir que pareciera, por lo que está ocurriendo en Estados Unidos, que el sistema de Estados Unidos demanda de reformas profundas, porque lo que está pasando, primero, tienen un sistema todavía que lo instalaron cuando habían Estados con poca población blanca y que tenían mucha población negra, esclava, entonces de ahí vino la idea de la proporcionalidad y que a la hora de las elecciones, no importaba qué partido tuviera más votos de todo el pueblo norteamericano, sino los votos que tuviera cada Estado, de acuerdo al número de los delegados», dijo.
«Imaginémonos aquí que aprobemos una reforma electoral en la que decimos que ya no será el voto de los ciudadanos el que decida en cada elección, sino que será el voto de cada delegados de los departamentos de todo el país, el que decida el resultado de la elección, eso no tiene nada de democrático y yo estoy seguro que los primeros en saltar frente a una decisión así, serían los que llamó Sandino y Darío, “los peleles y vendepatrias”», dijo el dictador sandinista, otra vez, aludiendo a la oposición nacional.
Y remarcó que en Estados Unidos existe «una dictadura bipartidista» que está controlada por el poder económico, «los poderes que están centrados en la carrera armamentista», dijo.
Acto seguido, siempre en un discurso desordenado, Ortega volvió con los poemas de Darío. Leyó el cuento de “A Margarita de Baile”, tratando de dar muestras de que ha leído al panida. y Luego pasó a parafrasear “Los motivos del lobo”, «el lobo que se enfrentó al odio de las personas, a la envidia, y entonces ahí el lobo terminó apaleado y tuvo que regresar a la montaña porque vio que la gente no podía convivir entre ellos, y si no podían convivir entre ellos, entonces menos con el pobre lobo, y entonces el lobo volvió a la montaña, acabando con las ovejas, acabando con el ganado», dice Ortega, “el poeta”.
Luego parafraseó a Caupolicán, para tratar de impresionar a los jóvenes que tenía en frente… e inmediatamente pasaba emocionado a «Que alegre y fresca la mañanita», mientras era alumbrado por su hija Camila Ortega, con la linterna de un moderno celular Iphone, de fabricación norteamericana.
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«Los que quieren tomarse la Asamblea Nacional (opositores), son los mismos que el yanqui… y lo dice aquí “el imperialismo americano no es de hoy”, ya lo decía Darío», dijo.
Y Europa no se quedó fuera del discurso confrontativo de Ortega. «Si vienen los gringos y agreden a un país con las llamadas sanciones, ahí vienen los ingleses detrás, y luego los europeos detrás», dice, despotricando contra las sanciones recientes contra sus hijos, su esposa y demás cómplices de su tiranía.
Pide unidad para elecciones
«Aquí el CSE, que es al que le corresponde, ya dio a conocer todo lo del proceso electoral, que se iniciará en mayo» (…) «ahí lo que tenemos es el gran reto, cómo dice Darío, “únanse”, tenemos que unirnos los estudiantes, maestros, trabajadores, todas las familias nicaragüenses, para en un nuevo capítulo, en una nueva etapa de esta revolución, de esta revolución de la reconciliación, del entendimiento, y de la paz, logremos construir en las nuevas condiciones, logremos construir las nuevas condiciones la gran alianza, la gran unidad, que logramos construir en esa primera etapa hasta el año 2016», dijo el dictador en un claro llamado a una alianza de sus partidos satélites en torno a su figura.