La deuda externa está creciendo y la producción del país ha bajado, señalan algunos economistas, que ven con preocupación la situación económica de Nicaragua, debilitada por una crisis socio-política y por la pandemia.
Por ejemplo, si la persona encargada de la venta de la esquina, le da a usted un préstamo de mil córdobas con un interés mensual del 20 por ciento, y usted se queda sin trabajo; además de tener la obligación de pagar los mil córdobas y los intereses mensuales, probablemente usted deje de comprar ropa, pasear con su familia cada fin de semana, e incluso cambiar del colegio a los niños/as, con tal de saldar la deuda y asegurarse, posiblemente, futuros préstamos.
En referencia a la deuda externa pública «esa relación deuda y caída de la producción aumenta la presión sobre la economía del país» indicó el economista Oscar René Vargas.
El experto ejemplificó que «si el país, antes, al producir cien (córdobas) invertía en carreteras, salud, educación, etc, ahora, como debe pagar más la deuda, tiene que reducir la inversión en temas sociales».
Al 31 de marzo de 2020, el saldo de la deuda externa pública fue de 6,334.9 millones de dólares, reflejando un aumento de 0.9 por ciento con respecto al saldo a diciembre de 2019 (US$6,278.7), detalla el informe del Banco Central de Nicaragua, correspondiente al Primer Trimestre del presente año. A mediados del año pasado, la deuda externa total de Nicaragua ascendía a 11,600 millones de dólares.

«La deuda pública es la deuda del Estado con acreedores nacionales y acreedores internacionales. Es la deuda que pagamos los nicaragüenses con los impuestos. Proviene de los créditos que ha recibido el Estado de organismos internacionales y de países, así como la deuda con acreedores privados que adquieren bonos que emite el Banco Central o el Ministerio de Hacienda» explica el economista Enrique Sáenz, en su página web.
Deuda pública podría ser insostenible
«Independientemente que no hemos llegado a la situación de la década de los año 80 sí es bastante preocupante la tendencia porque nos estamos endeudando rápidamente y vamos a llegar a un punto de deuda pública insostenible como en la década de los 80» dijo por su parte, el economista Luis Murillo.
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Agregó que «el hecho de que en el Presupuesto General de la República se destine religiosamente 300 millones de dólares al pago de deuda y servicio de deuda significa que este país no tiene los recursos para reactivar los sectores vulnerables de la economía».
Por su parte, el exministro de Hacienda, Mario Arana, explica que el hecho de que «la deuda había quedado en el 2007 en menos de 4 mil millones de dólares y ahora estamos en 11 mil millones de dólares sí es relevante, dígamos, porque sabemos que la mayor parte de esa deuda externa es con Venezuela, y algunos atribuyen a éso condición de deuda cuasi pública- aunque no lo es- desde ese ángulo, el problema se ha salido de control. (Pero) Ahorita llega a ser 50 por ciento (del Producto Interno Público)».

Según Arana «estamos llegando al umbral donde esta deuda podría no ser sostenible» porque antes recibíamos más donaciones, recibíamos términos más blandos (del Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial), «ahora endeudarse con el Banco Centroamericano de Integración Económica (mayor proveedor últimamente) es mucho más caro».
En comparación con los año 80, la deuda actual no tiene esa envergadura de dependencia (política) y está logrando que nos sigan prestando- especialmente el BCIE- dijo Arana, quien sin embargo, cuestionó «¿En cuánto más te va a seguir prestando el BCIE? Depende, ellos en su análisis, pero en la medida que no creces, tus ingresos caen, tus servicios de deudas están aumentando…».
¿Cómo se están utilizando esos recursos?
Endeudarse no es «malo». En términos claros, si usted obtiene una deuda para invertirla en crecimiento profesional- estudios- o para iniciar negocio con resultados positivos, usted logró aprovechar esos fondos, sin embargo, la situación del país dista de esa realidad.
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El problema es «la irresponsabilidad de seguir adquiriendo mayor cantidad de deuda sin hacer uso apropiado de los recursos y no establecer políticas públicas para modificar la estructura productiva del país», señala Murillo.
«Los recursos que están siendo adquiridos y mal manejados, porque no están siendo dirigidos a los sectores que deberían ser, nos están generando una situación de mayor crisis económica por el nivel de endeudamiento y la mala dirección de políticas públicas» añadió.

El economista destaca que los recursos manejados de manera discrecional podrían ser utilizados para financiar actividades de proselitismo político. Por ejemplo, los millones de dólares que el BCIE puso a disposición para viviendas de interés social pueden ser utilizados como una «palanca de carácter político».
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«Ahora el desastre no es por la deuda en sí, sino por la economía en recesión, que ha colapsado, no está habiendo inversión en una serie de sectores. La deuda está más o menos manejable. Lo que se puede hacer (a futuro) probablemente es destrabar flujos de los recursos de los organismo multilaterales y probablemente se hará con relativa facilidad» destacó Arana.
Ortega y su fracasado modelo
La situación económica en el país está complicada, señalan los expertos. La administración de Daniel Ortega continúa endeudando al país y repite un modelo de concentración de poder y represión, que provoca el cierre de oportunidades para lograr el crecimiento económico.
«Un país como Nicaragua que entrará al tercer año consecutivo con una recesión económica, sin muchos recursos, puede generar una alzada de endeudamiento público y esperar que la comunidad internacional, como en los ’90, establezca programas de alivio de la deuda externa», eso significa un golpe duro a la parte social del país, señaló Murillo, quien agregó que se le está dejando un problema al futuro gobierno.

«Con este gobierno no veo ninguna solución porque está recibiendo menos dinero de la recaudación de impuesto y necesita más de préstamo para poder balancear su presupuesto; entre más necesite, más deuda externa» señaló, por su parte, el economista Oscar René Vargas, lo que significa «más pobreza, menos educación y menos salud».
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«No puede manejar la economía en la medida que la crisis político social, económica sanitaria esté presente para comenzar a resolver la situación económica. La permanencia de Ortega en el poder implica la profundización de la crisis económica», añadió.
El expresidente del Banco Central, Mario Arana, sostuvo que la economía mejoraría especialmente con una elección transparente que lleve a una recomposición política en Nicaragua, que genere credibilidad ante los organismos internacionales y logre el apoyo de países para desembolsar fondos que han estado congelados.
«Mucho mejor si hay cambio de régimen. No creo que vaya a haber la misma simpatía hacia el país si se da una continuidad del régimen actual, porque no le ofrece a Nicaragua recuperar su economía y gobernabilidad. Lo más sano sería una recomposición, tendrá que acabar la represión, restaurar las libertades, tiene que existir igualdad para todos», dijo Arana, quien resaltó que este «es un modelo fracasado y lo mejor es dar paso a esa demanda (de democracia). Eso es lo inteligente y lo sensato».