La administración de Daniel Ortega ha dejado solo números rojos en su paso por el poder. Desde que tomó las riendas del país en los años 80 y luego, del 2007 a la fecha, Ortega ha endeudado «desmesuradamente» al país «para beneficio personal», señala el economista y exdiputado Enrique Sáenz.
A octubre de 2019, el Banco Central de Nicaragua reporta una deuda externa de U$11,603 millones, luego que Ortega recibiera un país con una deuda externa de US$4,718 millones en 2008, de acuerdo a datos oficiales publicados en la página web del Banco Mundial.
«Ortega encontró la mesa servida cuando asumió el gobierno en el 2007. La productividad se ha mantenido estancada o ha disminuido, de tal manera que la capacidad de pago con Ortega ha sido un endeudamiento estéril; mas bien ha servido ese endeudamiento para francachelas, para despilfarros y para enriquecer de manera desmesurada a una minoría, es por éso que siguen aferrados al poder político» manifestó el analista económico.
Comparable con los ´80 por la irresponsabilidad de asumir deudas sin producir y/o tener capacidad de pago.
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El experto añadió que el gobierno de Ortega «ni ha aumentado la calidad de los recursos humanos, ni ha modernizado de manera significativa la infraestructura productiva del país, ni ha posibilitado la modernización tecnológica y el aumento de la productividad. Está sangrando al país poco a poco».

El mayor peso es el servicio de la deuda, es decir los abonos tanto de capital como de intereses. En el 2019 los abonos de la deuda externa representaron U$329 millones, cuatro años antes era U$159 millones, es decir «si uno lo compara con la economía de una familia, significa que esa familia tiene que comprar menos frijoles, menos para la educación, etc», señaló Sáenz.
Estos U$329 millones que se pagaron en el 2019 representan el 14% de los ingresos del Estado en concepto de impuestos, es decir que «si estos abonos siguen creciendo, el Presupuesto General de la República tendrá menos recursos para infraestructura, salud, etc», explicó.
«El saldo de deuda pública (interna y externa) al primer trimestre de 2020 ascendió a 7,304.1 millones de dólares, reflejando un aumento de 2.0 por ciento con relación al saldo de 2019 (US$7,164.3), como resultado del aumento de 83.5 millones de dólares en deuda interna y de 56.2 millones en deuda externa», señala el Informe de Deuda Pública del Banco Central de Nicaragua, correspondiente al primer trimestre del año.
Los números negativos de Ortega son históricos
En 1990, el dictador heredó a Nicaragua U$10,715 millones en deuda pública externa, cuando entregó el poder a Violeta Barrios de Chamorro. Pese a que el dictador Somoza dejó el país con una deuda externa de U$1,562 millones en 1979.
Además, la deuda per cápita aumentó de U$552 a U$2,802 entre 1978 y 1990, indican publicaciones de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AmCham).

En ese entonces, Nicaragua se vio en la obligación de reducir la deuda con años de negociaciones y renegociaciones con los acreedores internacionales; lo que provocó un sacrificio para la mayoría de los nicaragüenses, señala Sáenz.
«Los grandes costos sociales que ocasionaron esos programas de ajuste económico fueron tomados por el orteguismo -para entonces en la oposición- como pretextos para organizar paros, tranques, quemas de vehículos, chantajes, asonadas, destrucción de propiedades y hasta muertes, y así mantener o ganar cuotas de poder», señala en su publicación de análisis.
«Durante los gobierno de doña Violeta, Arnoldo Alemán y principalmente en el gobierno de Enrique Bolaños se concretaron esfuerzos para reducir de manera drástica esa deuda. (La reducción) significaba un gran alivio en términos de pago», señaló.

Sin embargo, sin guerra y en un ambiente de «paz y consensos»- según la propaganda gubernamental- Daniel Ortega volvió a endeudar al país. El stock de la deuda externa de Nicaragua aumentó 146.2% en la década de 2008-2018.
«En el 2019 no hubo ni paros, ni movilizaciones masivas, ni tranques, lo que significa que ese decrecimiento obedeció a la desconfianza de los inversionistas en el gobierno de Ortega», añadió Sáenz, agregando que «un gobierno que no cumple la Constitución, no cumple las Leyes, que invade propiedades, que mantiene un ambiente represivo, obviamente éso disuade a los inversionistas nacionales y extranjeros».
A las puertas de una depresión
Nicaragua podría estar a las puertas de una depresión económica al finalizar el año, al enfrentarse a la crisis surgida por la actual pandemia de Covid-19 y a las consecuencias de la crisis socio-política que arrastra desde 2018, manifiestan otros economistas.
«El problema es que este endeudamiento se produce en un contexto de crisis socioeconómica. Por tercer año consecutivo la economía nicaragüense va a decrecer, en consecuencia, las recaudaciones tampoco van a crecer, no va a crecer el presupuesto y en consecuencia más recursos se tienen que destinar al pago de la deuda», añadió Sáenz.
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El Producto Interno Bruto, PIB, presenta caídas del 4.8% en 2018 y 3.9% en 2019, «lo que refleja una caída de 7.7% con respecto al PIB de 2017, lastrada por sanciones financieras internacionales y que continúa profundizándose hasta 11.8% en este año, con base en la cifra oficial de otra caída del PIB de 4.5% proyectada por el Banco Central de Nicaragua (BCN) para 2020», señala el análisis del economista Néstor Avendaño, publicado en su blog.
A su vez, encontramos un creciente desempleo estimado del 6.6% en 2019 a 7.3% y 9.2%, en el 2020, lo que implicaría entre 25 mil y 89 mil nuevos desempleados en este año, por lo cual al cierre de 2020 se contabilizarían entre 238 mil a 302 mil personas en desempleo, indica el Informe de Coyuntura presentado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) en mayo pasado.

La profundización de la recesión económica en Nicaragua debido al Covid-19, generaría un nuevo aumento en el desempleo y los niveles de pobreza, así como una nueva disminución del PIB per cápita a nivel nacional, señala el informe.
Advierte que las tasas de pobreza general aumentará de 28.2% en 2019 a un rango entre 32.2 y 36.9% en 2020. Eso significa que unas 2.4 millones de personas vivirían con menos de dos dólares al día.
El economista Néstor Avendaño detalla que en Nicaragua se han registrado varias depresiones económicas. La salida del dictador Anastasio Somoza Debayle, provocó la caída del PIB un 27.9% en 1979. Durante la Revolución, Nicaragua volvió a sufrir la caída del 12.4% en 1988; y siguió cayendo consecutivamente hasta 1991. La crisis regresó nuevamente de manos de la administración de Daniel Ortega.
La piedra en el zapato es Ortega
«Son ciclos que se retroalimentan y la raíz está en la desconfianza en el régimen de Ortega, por éso se repite que la solución a la crisis socioeconómica es de carácter político», indicó Sáenz.
«El Banco Central pueden hacer las maniobras que puedan caber en su imaginación, pero éso no resuelve el problema económico, agravado con la pandemia. Hay un círculo de afectaciones que al final se traduce en la mesa de los nicaraguenses si hay más o menos frijoles, arroz, si hay para medicina. Mientras Ortega esté en el poder no vamos a ver el sol claro en materia económica y social», finalizó.