A propósito del recién pasado cuatro de mayo, fecha en que el sandinismo celebra lo que llaman «el día de la dignidad nacional» y hacen alardes de su supuesto patriotismo y defensa de la soberanía nacional, el dirigente campesino Medardo Mairena, desterrado por la dictadura, le recordó a la tiranía Ortega-Murillo que son una familia de vendepatrias, que le entregaron la soberanía de gran parte de Nicaragua al chino Wang Jing, quien ahora es señalado como un mafioso y estafador internacional.
Recientemente, las autoridades de control de la bolsa de valores de China, declararon oficialmente en quiebra a Xinwei Group, la supuesta mega empresa que dirigía el chino y socio de los Ortega-Murillo, Wang Jing.
El grupo empresarial ya estaba suspendido desde hace tres años de las operaciones en la bolsa de valores de Shanghai, debido a «movimientos financieros irregulares», descubiertos en la empresas, que habrían facilitado estafas de hasta unos 31 mil millones de dólares. Además, descubrieron el ocultamiento de enormes deudas de dicha empresa.
En resumen, el chino Wang Jing, que en Nicaragua Daniel Ortega y su hijo, Laureano Ortega Murillo, presentaron como el gran empresario, con su empresa conocida como HKND, con la que, según prometieron, construiría el canal interoceánico, resultó ser un fraude, un estafador que ahora huye de la justicia de su país, donde las leyes consideran incluso la pena de muerte contra delitos económicos.
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No obstante, Ortega mantiene vigente la Ley del Gran Canal, mediante la cual cede a quien construya el canal, en ese tiempo a HKND, por 50 años, prorrogables por 50 más, el derecho a usufructuar la zona por donde, según los diseños, pasaría la ruta canalera, una franja del territorio nicaragüense de 278 kilómetros de largo, más de 500 metros de ancho y con sendos territorios en las dos cabeceras, donde se construirían supuestamente, grandes ciudades comerciales.
Analistas han señalado que la concesión canalera hecha por Ortega a un empresario particular chino, que para empeorar las cosas resultó ser un estafador, es el peor acto de entreguismo y traición a la patria que se conoce en el país de parte de un presidente, porque fue la entrega de la soberanía de gran parte del territorio nacional a un particular y para colmo delincuente.
Para el dirigente campesino, Medardo Mairena, que encabezó la lucha en defensa de sus tierras, ríos y el Lago de Nicaragua, que serían despojados por el Estado a sus legítimos dueños para entregarlos a HKND, no se debe ver a Wang Jing como un estafador que engañó a Ortega, sino como un socio del dictador nicaragüense en un negocio de estafa a gran escala.
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«No debemos considerar que los Ortega-Murillo fueron engañados por Wang Jing. Las negociaciones entre ellos fueron arreglos entre mafiosos, para estafar a incautos y engañar al pueblo nicaragüense», publicó Mairena a través de sus redes sociales.
El próximo mes se cumplen 11 años de la firma de la aprobación de la Ley 840, conocida como Ley del Canal Interoceánico, y en medio del escándalo que ha provocado la reciente declaración de «quiebra» de las empresas del chino Wang Jing, quien además se encuentra escondido, supuestamente en algún lugar de Estados Unidos, Mairena le recuerda al dictador Ortega que la principal demanda del movimiento campesino en defensa de las tierras y lago, sigue vigente.
«Exigimos se devuelva nuestra soberanía nacional procediendo a rescindir de inmediato el infame tratado (Ley) que regaló nuestras tierras y derechos a un delincuente quebrado», dice el dirigente campesino y exreo político desterrado por la dictadura.
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«La lucha del Movimiento Campesino no finalizará hasta que se derogue toda la legislación sandinista que protege a los mafiosos y hasta que los responsables de la estafa sean procesados, incluyendo a los principales culpables (vende-patria) Daniel (Ortega), Rosario (Murillo), Laureano (Ortega Murillo) y el resto de la familia que, con su cuento del canal, se enriquecieron, provocando dolor, muerte, cárcel, tortura y exilio a miles de campesinos», sentencia Mairena.
Asimismo, resalta que, en medio de la lucha por la defensa de «nuestra soberanía», también continúan buscando justicia y que se repare los males causados.