A raíz de la crisis sociopolítica, económica y humanitaria que inició en abril de 2018, los índices de pobreza aumentaron en el país, lo que provocó afectaciones económicas y emocionales en las familias nicaragüenses, principalmente en los menores de edad.
La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) calculó en 2019 que el siete por ciento de la población perdió su empleo, lo que provocó más migración y pobreza en Nicaragua; sin embargo, esperan que las cifras aumenten en 2020; lo que causaría, según los especialistas, más estrés, violencia, rebeldía y depresión en los ciudadanos.
Para el psicológo, Kevin Vega “la asfixia económica hace que las familias puedan cada vez menos satisfacer sus necesidades, gustos y proyectos, teniendo como una de las consecuencias más dolorosas la separación cuando uno de sus miembros tiene que emigrar a otros países en busca de oportunidades económicas. El desempleo orilla a las familias a pasar de vivir con calidad de vida, a sobrevivir con carencias de vida”.
Vega subrayó que tanto la niñez como los adultos mayores son poblaciones vulnerables “ya que la carencia económica tiene como consecuencia un golpe a la estabilidad y la salud de ambos”.
Entre los efectos principales en la salud mental resaltó que “pueden generarse trastornos de ansiedad y del estado del ánimo, tensiones familiares, sentimientos de impotencia e incertidumbre”.
Efectos en la salud de los individuos
Los resultados en el comportamiento de las personas son negativas, explicó Roberto Ordoñez, delegado de la Sociedad Interamericana de Psicología en Nicaragua (SIP) porque el ambiente se les torna más violento y tenso.
“Este comportamiento afecta de manera directa a sus más cercanos, especialmente a su familia. Quienes no solo sufren el efecto directo de la escasez que produce un desempleo prolongado, también sufren los actos violentos o pensamientos derrotistas del desempleado”.
El delegado recalcó que el cambio de ánimo parte del fracaso económico porque los individuos caen en “pensamientos derrotistas, depresivos y de culpa”, lo que es notorio en el estatus económico porque el afectado arrastra deudas y empieza a deshacerse de sus prendas de valor.
También hizo enfasis que este comportamiento va acompañado de problemas en la salud, a lo que llama “somatización”, es decir dificultades sicológicas que producen enfermedades físicas como dolor de cabeza, problemas estomacales, entre otros.
“El país se estanca”
Por su parte el sociólogo Sergio Cabrales manifestó que mientras las autoridades del país no busquen una solución pacífica a la crisis, el desempleo y la inseguridad aumentarán y el país se estancará.

“El país está entrando en una seria recesión que se va a prolongar durante los próximos años. Ya no se van a ver esos casos de personas concretas que le estaba yendo bien (…) lo que se está viendo es una generalización de personas que están yendo hacia abajo en su estrato económico como resultado de la crisis”.
El especialista hizo énfasis en la fuga de capital humano y del riesgo que provocaría esta pérdida porque “la clase media” es la que impulsa temas de democracia, justicia y mayor distribución de los poderes del Estado.
“Si la situación de pobreza se agrava en el país y la clase media está disminuyéndose a sus niveles más inferiores desde hace varias décadas, entonces, hasta qué punto la agenda de democracia y de justicia se va ir reduciendo para dar paso a otras agendas más urgentes como tener un plato en la mesa. Hay que ver cómo se maneja desde la perspectiva sociopolítica y hasta qué punto los temas van a ir cambiando en los próximos meses”.
Sería bueno digo yo, que en la misma nota o hacer en un seguimiento, comparar los precios de la comida queso, leche, carne, pollo, para que los que estamos fuera tengamos una idea de magnitud que han subido las cosas. Por ejemplo antes de abril una máscara (de la manzanita que es la más barata) costaba en el mercado 20 pesos, ahora dicen que 80!!! ?