A las seis de la mañana del sábado 23 de junio del 2018, una bala impactó en la cabeza del niño Teyler Leonardo Lorío Navarrete, de 14 meses de nacido, mientras era cargado en los brazos de su padre, Nelson Gabriel Lorío Sandoval, de 33 años.
El crimen ocurrió en el sector del barrio Américas Uno, en Managua. A ocho meses del asesinato perpetrado por policías gatilleros de la dictadura, los padres de una de las víctimas más pequeñas de la represión, siguen exigiendo justicia, desde el exilio en Costa Rica.
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Nelson Lorío Sandoval, quien trabajaba como impulsador en los supermercados de Nicaragua y su esposa Karina Alejandra Navarrete Sánchez, de 30 años, padres del recién nacido, siguen levantando su voz, exigiendo justicia.
“Llegué a Costa Rica el 29 de agosto del año pasado, me exilié, debido a que recibí en reiteradas ocasiones citas de la policía, no habiendo causa alguna, me sentí intimidado y tuve que buscar protección. El primero de noviembre mi esposa y mi hija de ocho años se reunieron conmigo en este país debido al mismo asedio e intimidación por parte del Gobierno (de Daniel Ortega)”, dijo vía telefónica para Artículo 66, Nelson Lorío, padre de la victima.
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“Mientras él (Daniel Ortega) un diciembre se rodeaba de sus nietos , yo aquí en el exilio llorando por no ver a mi hijo, porque ellos fueron los que los asesinaron, al menos ellos pueden celebrar el día del padre, y yo no podré hacerlo, porque un 23 de junio esa celebración dejó de existir”, narra entre lágrimas el padre del infante, quien además aduce que el día del asesinato de su bebé, la zona de las Américas Uno estaba tomada por antimotines y paramilitares encapuchados, y ese día no hubo enfrentamiento, por lo cual no duda que las fuerzas policiales del régimen sean los responsables por la muerte de su hijo.
Situación difícil en el exilio
Para Nelson Lorío, la situación que vive en el exilio no es fácil, debido al temor de ser reconocido por paramilitares infiltrados y simpatizantes orteguistas, que andan por las calles de Costa Rica asediando e intimidando a los refugiados. “Es difícil la situación en este país, me siento preso, porque no puedo salir libremente, porque andan paramilitares infiltrados asediando a la gente”.
En Nicaragua “me cansé de exigir justicia y no tener respuesta positiva, más bien tuve que salir al exilio, por el temor de ser encarcelado por el régimen de Daniel Ortega, pero aquí sigo junto a mi familia, demandando justicia y no voy a parar hasta que los criminales paguen”, reitero Nelson Lorío.
No creen en negociaciones
Para el pade del niño Lorío, el diálogo o mesa de negociación no es más que una excusa para el orteguismo de seguir asediando al pueblo nicaragüense. “No creo en negociaciones con la dictadura, los millonarios quieren asegurar su dinero y es el pueblo que pagará los platos rotos. Las victimas del orteguismo no pueden quedar impune”.
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Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Nicaragua se cometió crímenes de lesa humanidad, donde fueron asesinadas más de 500 personas, incluyendo niños, jóvenes y adultos, sin que hasta ahora haya justicia.