Los familiares de presos políticos emitieron un comunicado en el que denuncian las «graves afectaciones psicológicas, físicas y emocionales» provocadas a los rehenes de Ortega que se encuentran en las celdas de Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) en Managua, conocidas como «El Nuevo Chipote».
«Durante este largo periodo de desaparición e incomunicación entre la última visita y esta, pudimos verificar las afectaciones en nuestros presos políticos al desconocer la situación de sus familiares. Crisis nerviosas y de hipertensión, padecimientos cardíacos, insomnio, pérdida de apetito, llantos y desesperación fueron algunas de las consecuencias derivadas de la incomunicación prolongada a la que fueron sometidos nuestros familiares», detalla el comunicado.
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Denuncian que las visitas ocurrieron bajo un clima de «gran tensión y abuso de poder debido a que fuimos sometidos, la mayoría de familiares hombres, mujeres y ancianos, a revisiones exhaustivas y denigrantes, violatorias a nuestra integridad física e intimidad. Fuimos obligados a desnudarnos, a hacer sentadillas, para luego ser víctimas de comentarios denigrantes y burlescos sobre la desnudez de nuestros cuerpos», señalan los familiares que realizaron la onceava visita el pasado sábado, 20 de noviembre.
Algunos de los familiares de los rehenes de conciencia han denunciado que agentes policiales, además de obligarlos a desnudarse, les ordenaron que hicieran sentadillas (ejercicio físico). «La oficial que estuvo a cargo de eso expresó que fue una orden por lo tanto debía cumplirla. Lo que ocurrió el sábado (19 de noviembre) fue agresión o abuso sexual, porque además de desnudarlas, también las tocaron», denunció ante Artículo 66 una fuente en condición de anonimato.
Ante esta situación, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más exigió a la dictadura orteguista «el cese de toda forma de crueldad, trato inhumano y degradante, y la libertad de todas las personas presas políticas en Nicaragua».
El comunicado de familiares continúa remarcando la negativa del régimen de visitas presenciales de los hijos de presos políticos quienes no han podido ver a sus padres y madres desde que fueron encarcelados por el régimen Ortega-Murillo. Exigen que les sea permitido tener contacto con los menores.
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«Estamos sumamente alarmados pues constatamos que el deterioro físico continúa. Urge la atención médica especializada y oportuna para diagnosticar apropiadamente y atender los antiguos y nuevos padecimientos de salud que amenazan la vida de nuestros familiares. Muchos de estos padecimientos se han agudizado debido a las condiciones precarias y maltrato psicológico sufrido por nuestros familiares en el chipote y diferentes penitenciarios del país», solicitan mediante el documento.
A pesar de la situación, destacan que se sienten «satisfechos» porque los opositores se encuentran «firmes y dignos sobrellevando los constantes atropellos y vejámenes de los que son víctimas, seguros de que no han cometido delito alguno».