Monseñor José Antonio Canales, obispo de la Diócesis de Danlí, ubicada en Honduras, afirmó al medio de comunicación independiente 100% Noticias que el silencio del obispo matagalpino Rolando José Álvarez Lagos, es «voluntario» y que «nadie se lo ha impuesto».
El líder religioso hondureño aseguró que se encuentra participando en un congreso mundial de la Pastoral Juvenil, en Roma, y fue ahí donde tuvo la oportunidad de encontrarse con monseñor Álvarez y conversar con él.
«El silencio es algo que él ha tomado como decisión propia. Él quiere evaluar todo lo que ha pasado de cara a su encuentro que todo cristiano debe tener siempre de revisión de la propia vida», comentó Canales sobre la situación del jerarca nicaragüense, quien pasó más de 500 días como reo político hasta que en enero pasado fue desterrado al Vaticano, junto a otros 18 religiosos.
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El obispo de Danlí reiteró que Álvarez «está en una especie de retiro, pero personal, voluntario y que él mismo se lo ha programado. No ha habido ningún llamado de silencio exterior, sino que él mismo ha tomado a bien tener un tiempo de silencio, un tiempo de reflexión de su propia vida de cara al futuro que le pueda señalar el Señor».
Desde que fue expulsado a Roma, los obispos Álvarez y Canales se han mantenido en «constante comunicación», por lo que fue sencillo para los dos acordar una reunión para la mañana del miércoles, 22 de mayo. «Hemos tenido ese encuentro fraterno, cordial y amable de dos hermanos y amigos desde hace varios años», comentó.
El obispo nicaragüense sufrió notables cambios físicos durante su encarcelamiento, pero Canales expresó que «gracias al Señor lo encontré muy bien. Tiene buen color. Está delgado, pero saludable, con ánimo y con mucha esperanza. Fue muy agradable para nosotros».
Obispos nicas irán a Honduras
Canales confirmó a 100% Noticias que algunos de los sacerdotes nicaragüenses próximamente continuarán sus labores religiosas en la Diócesis de Danlí, bajo el apoyo y la administración de El Vaticano.
Sin embargo, el obispo hondureño resaltó que la entidad religiosa «aún no ha decidido» el templo en el cual servirá monseñor Álvarez. «La Santa Sede está dándose un tiempo en torno a Monseñor Rolando Álvarez y monseñor Isidoro Mora (obispo de Siuna, Costa Caribe Norte). La Iglesia está evaluando en este momento el panorama que pueda haber para el futuro», añadió.
Hasta el momento, Canales ha sido el único integrante de la Iglesia católica que ha hablado con los medios de comunicación sobre el estado de salud y la situación de los religiosos desterrados. En marzo pasado, brindó una entrevista a la revista Domingo, de La Prensa, donde fue más reservado al compartir la información.
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El destierro a los religiosos
Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí; monseñor Isidoro Mora, obispo de Siuna, Costa Caribe Norte; y otros 15 sacerdotes y dos seminaristas fueron liberados y exiliados a Roma por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el pasado 14 de enero.
El primer obispo que apareció en la lista de desterrados fue monseñor Álvarez quien estuvo encarcelado por más de 500 días por supuesta «traición a la patria» y «ciberdelitos». Junto a él, estaba el obispo Mora, detenido por la Policía orteguista a causa de mantener en sus oraciones al jerarca matagalpino.
Posteriormente, se mencionó que fueron enviados el padre Óscar Escoto, vicario general de la Diócesis de Matagalpa, y el presbítero Jader Guido, tercer vicario de la catedral de Matagalpa. Ambos religiosos fueron liberados por el régimen, sin embargo, estaban bajo el sistema de «casa por cárcel» en la Curia Episcopal de Matagalpa.
Después, el Estado especificó que a uno de los que expulsó, con destino a la Santa Sede, fue al padre Pablo Villafranca, párroco de la iglesia de Nuestro Señor de Veracruz, en Nindirí; el sacerdote Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua; el padre Héctor Treminio, párroco de la Iglesia Santo Cristo de Esquipulas; el sacerdote Marco Díaz, padre de la parroquia Santo Tomás Apóstol, del Puerto de Corinto; el sacerdote Fernando Calero, párroco de Nuestra Señora de Fátima, Rancho Grande.
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A su vez, fue desterrado el padre Silvio Fonseca, párroco de la iglesia Santa Faz y vicario de Familia y Vida de la Arquidiócesis de Managua; el sacerdote Mykel Monterrey, sacerdote de la parroquia Nuestra Señora de Candelaria; el padre Raúl Zamora, párroco del templo religioso Divina Misericordia, y el sacerdote Miguel Mántica, presbítero de la iglesia San Francisco de Asís.
Los últimos sacerdotes que completan la lista son el padre Jader Hernández, párroco de la Iglesia Madre del Divino Pastor; Gerardo Rodríguez, párroco de la iglesia de Purísima Concepción; Ismael Serrano, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de la Arquidiócesis de Managua y, por último, el padre José Sandino, párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores en Santa María de Pantasma. Por último, estaban los dos seminaristas Tony Palacios y Alester Sáenz, quienes acompañaban a monseñor Isidoro del Carmen Mora cuando fue detenido.