Humberto Ortega Saavedra (HOS), hermano del dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, advirtió que tras el fallecimiento del caudillo, el poder no tiene garantías de sucesión, ni en el partido sandinista ni en la familia Ortega-Murillo, por lo que cree que el Ejército encabezará una especie de custodia del orden interno hasta que se convoquen elecciones.
HOS, que convalece de una serie de dolencias cardíacas en su residencia de Managua, según él mismo reveló, brindó una amplia entrevista al medio de comunicación Infobae, en la que se refiere a diversos aspectos de la situación mundial pero sobre todo a la crisis de Nicaragua, la complicidad del Ejército con la situación de 2018 y a su relación con su hermano Daniel, de quien reconoció detenta el poder en el país de manera totalitaria.
Muerte del dictador generaría «vacío de poder»
Para Humberto, 14 meses menor que su hermano, el actual dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, de 78 años, «cuando hay un poder de tipo autoritario, dictatorial como el actual (en Nicaragua), que depende muchísimo de la figura de un líder que ejerce la Presidencia, ante la ausencia de este, es muy difícil que haya una continuidad del grupo de poder inmediato».
«¿Por qué razón», se pregunta HOS, y se responde de inmediato: «Porque la misma tendencia autoritaria, personalista, verticalista de mandar, ha castrado las correas de trasmisión del partido. El partido (sandinista) actualmente no tiene repuesto. Están ahí, no por una mística, sino por estar ahí como funcionarios, muchos queriendo hacer bien, pero más que todo, teniendo beneficios de esa participación gubernamental y política».
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«Si falta Daniel Ortega, para mí, Humberto Ortega, no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso…», sentencia el hermano del tirano. Y hace hincapié en que «nadie» tiene capacidad para heredar el poder, para generalizar que ni dentro del partido ni en la familia Ortega-Murillo hay alguien con la capacidad de liderazgo dentro del sandinismo para asumir el poder y controlarlo.
En ese sentido advierte que ante una ausencia repentina de Daniel Ortega «habría primero un enorme desconcierto e imposibilidad, para mí, de que la parte civil del gobierno y el partido pueda asumir un poder sólido. Las instituciones sandinistas en el gobierno o el partido no tendrían, a mi modo de ver, la capacidad, para llenar ese vacío. Lo único que puede resolver ese vacío, y que no haya una anarquía y un caos en el país es el Ejército. En primer lugar, el Ejército. Coordinado con la Policía Nacional. Y buscar una salida en el corto plazo, quizás un año o menos, para convocar a un proceso electoral, ya sea el programado para el 2026».
Han mejorado las relaciones con el dictador
El exjefe del Ejército está retirado de la función pública desde 1995, cuando entregó la jefatura del Ejército para dar paso a una sucesión cada cinco años como parte de la profesionalización de la institución. Proceso que enterró definitivamente el dictador Ortega cuando reformó el Código Militar para mantener en el cargo al actual comandante en jefe de las armas, Julio César Avilés, y garantizarse lealtad en el cuerpo castrense.
De su relación con su hermano, HOS dijo que ha mejorado desde el agravamiento de su condición de salud.
El general en retiro afirmó que a raíz de su enfermedad, su hermano, restablece sus encuentros con él. «… ahora la comunicación es más natural, fluida. Lo que ha sido constructivo, oportuno, para intercambios acerca de la compleja y difícil crisis mundial en desarrollo. Intercambiamos puntos de vista, animados en contribuir en la superación de la crisis, los serios problemas que aquejan a toda Nicaragua, en particular desde el año 2018.
De igual manera, al ser consultado sobre cómo afectará a Nicaragua la situación política mundial y el «nuevo reparto» que podrían negociar las potencias mundiales, HOS asegura que habrá una afectación directa «si nos alineamos a cualquiera de los bloques del poder mundial».
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En ese sentido, el exmiembro de la dirección nacional sandinista recomendó que se deben sostener relaciones de mutuo beneficio con cualquiera de dichas potencias como EE.UU., Rusia o China, y que la decisión de que Nicaragua tenga una integración «más profunda» con Rusia o China no debe conllevar a chocar con los Estados Unidos, «potencia con la cual tenemos grandes ventajas y beneficios en el marco de los tratados económicos y comerciales en vigor», destacó.
Asimismo, recomendó a su hermano «no caer en trampa de los extremistas que alientan el ataque permanente y frontal a los Estados Unidos para provocar una reacción imperial en el tenso conflicto mundial, que podría ser pretexto para golpes quirúrgicos, para suplantar gobiernos del Alba, Nicaragua en particular».
Recientemente, en un artículo de opinión publicado en el diario La Prensa, HOS advirtió de la posibilidad que EE.UU., en caso de verlo imprescindible, pueda ejecutar una operación militar «quirúrgica, relámpago» para derrocar a su hermano.
El menor de los Ortega detalló que esa operación quirúrgica sería un golpe «para suplantar el poder establecido, y no para iniciar con esto un proceso anárquico o una guerra de resistencia como la que tuvimos en el pasado. Estados Unidos no quiere problemas aquí en la región de tipo anárquico y mucho menos guerra prolongada. Simplemente sería como sacar una muela que les está estorbando, conservando intacta la dentadura. Sacar la pieza más descompuesta».
En la entrevista con Infobae, el militar retirado dijo que ha alertado de esa posibilidad precisamente por los riesgos de ello en caso que las potencias, en ese nuevo reparto mundial se pongan más tensa y el régimen de Ortega estorbe.
No obstante, señaló que «en el poder en Washington, algunos procuran una solución pragmática con el gobierno de Daniel Ortega, en la incierta dinámica del día a día o de cara al proceso electoral de Nicaragua en el 2026».
Elecciones: única vía para resolver crisis
El periodista de Infobae, consultó a HOS sobre las elecciones como vía para resolver la crisis, en un régimen que no permite ni las reuniones religiosas. El hermano del dictador cree que la forma de llegar a ello es «sentar» (a dialogar) a las partes encontradas y llenas de resentimiento y desconfianza.
Ese proceso debe comenzar, dice Humberto, con conciencia profunda en «el actual grupo de poder de la desviación del proceso democrático».
Y es que HOS asegura que dentro del Frente Sandinista hay un grupo cercano al dictador que es «dogmático» y «ese grupo junto con una serie de gente oportunista, que fueron hasta antisandinistas y somocistas, ahora son aliados de esa gente y los toleran no porque crean en ellos, sino simplemente porque les son útiles».
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A ellos les advirtió que «guste o no, ese grupo de poder tiene que buscar negociación con el que permanentemente dicen es el peor enemigo de la humanidad, Estados Unidos, y lo atacan de manera visceral. Con ese tendrán que sentarse, y con ese tendrán que negociar, y con todos los que los adversan y que se odian, en particular los que han quedado beligerantes después de la crisis de 2018. Solo con esos componentes: Estados Unidos, ese grupo de poder radical, y los líderes de la oposición dispersos, e igualmente radicales y sin rumbo, solo con esos se puede buscar una salida».
Según el exguerrillero sandinista, la única salida de la crisis que le queda al país es un «reencuentro» entre todas las fuerzas de la sociedad, particularmente las políticas que están más llenas de odio y polarizadas. Para esto la iniciativa debe llevarla el régimen y el presidente Daniel Ortega en particular. El actual conflicto mundial hace más urgente tal proceso de búsqueda de acuerdo para ya y para el año electoral 2026. Los Estados Unidos pueden pragmáticamente contribuir en esta dirección».
Ejército sí fue cómplice de la masacre, reconoce HOS
En cuanto a la participación en la mortal represión del 2018, del Ejército de Nicaragua, del cual él fue su primer jefe y fundador, el general retirado Humberto Ortega dice que «el pecado más grande del Ejército, injusto, que daña su imagen y profesionalismo, fue la tolerancia con civiles armados, en particular con paramilitares, que sus aparatos de seguridad e inteligencia tenían registrados, que sabían dónde estaban, sabían dónde se movían y que, incluso, toleraron que se armasen».
«Yo no puedo decir que el Ejército los armó (a los paramilitares). No. No tengo prueba de eso. Pero sí puedo decir que la capacidad que siempre ha tenido, desde la época de Somoza que era una de las mejores oficinas de seguridad, para que se dieran cuenta de dónde unos civiles obtenían armas, se organizaban, disparaban y mataban. Entonces para mí, el Ejército, de hecho, fue cómplice de una situación confusa que conllevó a una responsabilidad enorme de dolor y muerte, sostuvo HOS.
