Los datos que resulten del Censo Nacional 2024, que inicia este martes, 30 de abril, son necesarios para planificar el desarrollo del país, pero, por el desprestigio y falta de credibilidad que carga el régimen Ortega-Murillo, se sospecha que podrían ser manipulados y hasta utilizados con fines de control políticos y de represión, advierten analistas consultados por Artículo 66.
El Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (Inide), enviará a las calles, esta semana, cerca de 8 mil encuestadores o empadronadores, los que tienen la misión de recabar toda la información demográfica, que incluye, nombres y apellidos de cada poblador, dirección exacta, número de integrantes de la familia, edad, número de hijos, nivel escolar de cada uno, fallecidos de cada núcleo familiar; si trabaja, en qué y dónde; quiénes se han ido del país, de que viven, etc.
Una analista de datos demográficos y sociales, que por motivos de seguridad solicitó no ser citada por su nombre, destacó que los censos de población son muy importantes para los gobiernos, pues «permiten actualizar información económica y social sobre la población de un país».
Los censos permiten identificar cómo ha cambiado un país en términos demográficos, de indicadores sociales, de condiciones económicas; de tal manera que, la información que resulta de ellos es fundamental para la formulación de políticas públicas y para la realización de proyecciones tanto en el ámbito social como económico», explicó la analista.
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No obstante, advirtió que, si al efectuarse el «empadronamiento» o visitas casa a casa por parte de los encuestadores, llegan acompañados de policías, la veracidad de los datos resultantes estaría en entredicho.
«No es usual que las personas que realizan el censo visiten las casas acompañadas de policías; eso solamente sucede en Nicaragua y es, a todas luces, una medida de coerción y atemorizando a la población para que reciba a los encuestadores y responda sus preguntas», señaló la experta.
Asimismo, adelantó que, las preguntas relacionadas con las personas del núcleo familiar que han emigrado y las razones de la emigración, «son susceptibles de ser utilizadas con propósitos políticos de parte del régimen».
Datos podrían ser manipulados en favor del régimen
Por su parte, el dirigente opositor Juan Diego Barberena, en principio recordó que Nicaragua lleva 19 años sin realizar un censo nacional que indique los cambios sociales y demográficos que ha experimentado el país. En consecuencia, hasta ahora, los planes de desarrollo, de obras sociales, etc, se han hecho al cálculo, sin conocer exactamente la población y sus características.
Barberena insistió en señalar que, desde el 2005, cuando se realizó el último Censo Nacional, hasta la actualidad, es decir en los últimos 19 años, Nicaragua ha experimentado muchos cambios, «muchas alteraciones demográficas, desde la pandemia del Covid 19 y la migración masiva que ha habido a partir del año 2018».
El dirigente opositor observó que este censo no se está realizando con acompañamiento ni cooperación internacional, solo con fondos del Presupuesto General de la República, «de tal suerte de que no podemos afirmar de que realmente este censo va a contribuir al mejoramiento de las políticas públicas del estado, del mejoramiento de las políticas sociales», señaló.
De igual manera, el dirigente político puso en dudas que el régimen Ortega-Murillo utilice los datos resultados del censo para una planificación estratégica y planes de trabajo.
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Adelantó que, los datos del Censo son susceptibles de ser manipulados por el régimen y por experiencia, considera que la dictadura manipulará los datos como lo hizo con los fallecimientos por Covid-19, que los maquilló como si hubieran fallecido por otras enfermedades, o como lo hace con los datos del padrón electoral en cada elección nacional, municipal o regional.
«De tal manera que no podemos decir que será un censo confiable y peor aún, porque se está realizando en medio de un estado policial. Este censo puede ser utilizado para afianzar el control (hacia la población)».
Barberena insiste en que este estudio podría ser usado por la dictadura para endurecer el control, mapear y radiografiar a los ciudadanos y también para conocer su «movilidad política».
Con la Policía para obligar a recibir a los encuestadores.
Barberana analizó que, si los encuestadores son enviados acompañados por policías, el objetivo sería en dos direcciones, en primer lugar, demostrar que estamos bajo el férreo estado policial, y en segundo lugar, atemorizar a la población y obligarlos a contestar las preguntas, pues uno de los principales temores de la dictadura es que la población demuestre su rechazo al régimen expulsando a los encuestadores.
En ese sentido, el también dirigente opositor en el exilio Douglas Castro recordó que, de una u otra manera, un censo nacional debe contribuir a conocer la estructura demográfica, y «en teoría, debería de contribuir a la elaboración de políticas públicas porque cuando no hay censos, cuando están desactualizados realmente los gobiernos están a ciegas ejecutando sus acciones».
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Sobre la confiabilidad de los datos que resulten del censo, Castro señaló que el problema del régimen de Ortega es que «nadie confía en él».
Sin embargo, el opositor recomendó que la población debe recibir a los encuestadores y no exponerse a una interpretación de parte de la dictadura de que están boicoteando el censo nacional.
«Creo que siempre es difícil dar recomendaciones en blanco, pero yo sí creo que lo mejor es evitar confrontaciones o actitudes que sean interpretadas por el régimen como que son de boicot al levantamiento del censo, lo que convertiría en un foco de peligro para la gente demasiado grande, así que, actuar con normalidad y contestar las preguntas que se hacen», recomendó Castro.
El último censo poblacional en el país se realizó en el año 2005, que denominaron VIII Censo de Población y IV de Vivienda 2005. La densidad poblacional para esa fecha era de 42 habitantes por kilometro cuadrado y un total de 5.483.000 ciudadanos. Según datos de las Naciones Unidas, para ese año solo el 0.64% de la población era migrante.