El cuerpo de Kelvin Antonio Torrez Medina, un nicaragüense de 30 años que falleció en 2022 al intentar cruzar el Río Bravo, finalmente regresó a su patria este domingo, 21 de abril, según informó la organización Texas Nicaraguan Community (TNC).
De acuerdo con la información publicada por TNC en su página oficial de Facebook, el compatriota, originario del municipio de Mateare, departamento de Managua, «salió de Nicaragua en abril de 2022, rumbo a los Estados Unidos». El último contacto que tuvo con su familia fue el 22 de mayo de ese año.
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La agrupación migratoria indicó que «se hicieron diferentes gestiones para localizar el cuerpo, hasta que lo encontraron en la morgue del condado de Webb County, en Laredo, Texas». TNC afirmó que este mortuorio es «uno de los más difíciles» debido a su «falta de acceso a información y su forma exigente en cuanto a la identificación de los restos».
A pesar de que el cuerpo fue recuperado con su carné de identificación, la morgue estadounidense exigió una toma de ADN por parte de la familia de Torrez. Sin embargo, TNC señaló que aunque las muestras fueron enviadas, «una vez fueron rechazadas porque no llegaban a través del Consulado de Nicaragua, en Houston, ya que no quiso apoyar en el proceso de la toma de ADN».
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«Las otras muestras aceptadas fueron tomadas en colaboración con el equipo Forense Argentino», agregó la organización.
El cuerpo del nicaragüense fue entregado a una funeraria de Houston y, en agosto de 2023, inició el debido procedimiento con los trámites legales, el cual tardó más de ocho meses.
«Después de todo este duro proceso, al fin se pudo completar la repatriación del cuerpo del joven a Nicaragua, el cual llegó en un vuelo de la aerolínea Avianca», señaló TNC.
«Es admirable el amor de familia para sus deudos, que estuvieron todo el tiempo perseverantes hasta que se pudo completar la repatriación», expresó el organismo.
A raíz de la crisis sociopolítica que enfrenta el país, muchos nicaragüenses deciden trasladarse a otros países en búsqueda de mejores empleos para sus familias, a pesar de los riesgos y peligros de la migración ilegal. Hasta febrero de este año, unos 25 migrantes nicaragüenses han fallecido en el camino entre Estados Unidos y México. El año pasado fallecieron 148, en su mayoría por accidentes de tránsito, crímenes violentos o suicidios.