El excarcelamiento de los obispos Rolando Álvarez, Isidoro Mora y de los otros 17 miembros del clero nicaragüense es un acontecimiento que llena de alegría a los católicos; sin embargo, el destierro de los mismos es algo que hay que seguir condenando y a la vez demandar la liberación de todos los presos políticos, sostiene el dirigente opositor Félix Maradiaga.
Maradiaga, quien también fue víctima de encarcelamiento injusto por más de año y medio a manos de la dictadura Ortega-Murillo y de igual manera fue desnacionalizado y desterrado hacia EE.UU., dijo, a través de un comunicado, enviado a los medios de comunicación independientes, que, al igual que todos los nicaragüenses de buena voluntad, recibió «con alegría» la liberación de monseñor Rolando Álvarez y los otros sacerdotes nicaragüenses.
Sin embargo, el líder opositor señaló que el excarcelamiento de los religiosos «no debe ser visto como un gesto benévolo por parte de la dictadura Ortega Murillo», sobre todo porque ninguno de los sacerdotes que fueron desterrados a Roma y el resto de presos políticos que aún permanecen en las cárceles orteguistas «ha cometido ningún delito y jamás debieron haber estado presos».
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Asimismo, el dirigente de la oposición señaló que «nadie que no pueda vivir en su propia tierra y sea desterrado simplemente por sus ideas o creencias puede llamar a eso (el excarcelamiento y destierro) libertad».
El pasado sábado, 13 de enero, por lo noche, en completo secreto, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo llevaron a cabo la excarcelación y destierro del obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, Rolando Álvarez, quien llevaba más de 500 días sometido a encarcelamiento injusto, también sacaron de las cárceles al obispo de la Diócesis de Siuna, Isidoro Mora, 15 sacerdotes más y dos seminaristas, que llevaban entre 15 y 25 días secuestrados por la Policía del régimen y sometidos a condición de desaparición forzada.
«Aunque celebramos con alegría cristiana y entusiasmo cívico la liberación de los sacerdotes es fundamental insistir en que aún hay presos políticos por los cuales todos los nicaragüenses que nos oponemos a la dictadura debemos seguir alzando nuestra voz y haciendo los mayores esfuerzos para verlos libres, así como para ver libre a toda Nicaragua, que se ha convertido en una gran cárcel», destacó Maradiaga.
Ortega quiere apaciguar la presión internacional
El opositor desterrado opina que con el excarcelamiento de los religiosos el dictador Ortega pretende que el mundo olvide sus crímenes, pues mantener encarcelado a monseñor Álvarez y a los otros sacerdotes «se había convertido en un peso insostenible para el régimen», por tanto el matrimonio presidencial busca que el mundo no preste atención a lo que está sucediendo en Nicaragua.
No obstante, sostiene Maradiaga, «hoy más que nunca, debemos comprometernos a no guardar silencio hasta que veamos la justicia, la democracia y la libertad que los nicaragüenses merecemos».
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Además, insistió en que se debe seguir exigiendo la liberación de los más de 100 reos de conciencia que el régimen mantiene en las cárceles.
De acuerdo con el más reciente informe del Mecanismo para el Reconocimiento de las Personas Presa Políticas, en las cárceles de la dictadura permanecen 91 reos de conciencia, de los cuales 17 son mujeres.
El Mecanismo advierte que el número de nicaragüenses encarcelados por razones de conciencia es mayor, sin embargo, algunos de los encarcelados aún no aparecen en la lista de reconocimiento como tales a solicitud de las familias.