La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, de manera oportunista, desde el 2018 hasta la fecha, ha promovido u obligado a la salida de país, por razones políticas y económicas, de al menos 750 mil nicaragüenses, más del 12% de la población total de Nicaragua, para aprovecharse de las remesas, deshacerse de opositores políticos y de paso hacerle una guerra migratoria a Estados Unidos.
Solo durante el recién finalizado año 2023, más del 2 por ciento de la población total de Nicaragua, y el 4 por ciento de la fuerza laboral, salió del país, dejando débil la capacidad productiva.
Manuel Orozco, Director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo, de Diálogo Interamericano, e investigador principal del Instituto para el Estudio de la Migración Internacional, de la Universidad de Georgetown, EE.UU., compartió con Artículo 66 detalles de un análisis suyo sobre el éxodo masivo de nicaragüenses que ha provocado la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que inicialmente fue publicado bajo su firma en la revista Confidencial.
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Orozco sostiene que, durante el años pasado, cuando emigraron unos 125 mil nacionales, la tendencia migratoria fue de «continuidad», aunque, asegura, el número de migrantes nicaragüenses fue menor al de 2022, principalmente por la entrada en vigencia del beneficio legal conocido como Parole Humanitario, establecido por las autoridades estadounidenses en enero del año pasado, al que se han acogido unos 50 mil nicas.
Opositores y orteguitas quieren migrar por razones políticas
Según el análisis del experto en migraciones, un porcentaje muy alto de nicas sigue dispuesto a abandonar el país, sobre todo por razones políticas, tal como lo demuestra el resultado de la más reciente encuesta elaborada por Cid Gallup, que reveló que, al menos el 50 por ciento de nicaragüenses está dispuesto a salir del país si se le presenta la oportunidad.
«La intención de emigrar (de Nicaragua) continúa mostrando un alto número de personas queriendo irse. Estas personas pertenecen a todos los estratos y grupos sociales, sean opositores o progobierno. Además, la intención se sigue justificando más por razones políticas que económicas», dice en análisis de Orozco.
La conclusión a la que llega el especialista se basa en los datos revelados por Cid Gallup en la encuesta publicada por Confidencial en noviembre pasado, de los que analizó que, existe una correlación estadística entre la intención de migrar y las condiciones políticas del país: «los que quieren elecciones libres, liberar a los presos políticos y a los religiosos y fin del estado policial, exhiben una probabilidad 1.83 veces mayor de emigrar que los que no quieren irse», afirma el experto.
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Mientras que, aquellos que creen que el país va en la dirección equivocada exhiben 2.86 veces más intención de migrar que otras variables. Otro dato revelador es que los adultos con mayor nivel de instrucción, y hombres, tienen mayor intención de emigrar. «Los indicadores económicos no se correlacionan estadísticamente con la intención de emigrar. El problema es político», asegura Orozco.
Un detalle que podría ser preocupante para la economía nacional, es que la migración mengua la fuerza laboral y va a ser más notable tomando en cuenta que ahora, la migración ya no será de personas solitarias sino que involucra a familias enteras.
Los análisis a futuro revelan, según el politólogo, que en 2024 la gente continuará emigrando en un número similar al 2023 «pero posiblemente en grupos familiares. Esta es una situación parecida a lo que ocurre en el resto del norte de Centroamérica y México. Las personas no están migrando solas, 50% de la migración del Triángulo Norte es en grupos familiares».
El oportunista Ortega sediento de remesas
No obstante el drama humanos que representan las migraciones, por la separación familiar que implica y los riesgos que corren en la travesía, para el dictador Ortega ha sido una oportunidad que no podía desaprovechar y ha promovido o motivado, mediante destierros y exilios, la salida del país de tres cuartos de millón de nacionales, para luego recibir las remesas que envían, las que, por segundo año consecutivo, establecen un récord histórico.
Según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), hasta noviembre de 2023, la economía nicaragüense recibió 4 mil 239.8 millones de dólares en remesas familiares, un 46.8% más que en el mismo periodo del año anterior. El principal origen de esas remesas fue EE.UU. con 3,504.5 millones de dólares.
Pero Ortega no se ha aprovechado solo de la migración nicaragüense para sacar réditos económicos que alimenten a su régimen dictatorial. El oportunismo perverso de la dictadura también ha sacado millones del drama de los migrantes de otros países como Cuba, Haití y Venezuela, por citar algunos países.
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Un reportaje de Confidencial reveló que Ortega ha sangrado con al menos 66 millones de dólares a migrantes de esos países con coimas disfrazadas de salvoconductos para pasar por el territorio nacional.
También la dictadura ha facilitado a Nicaragua como un trampolín para que los migrantes puedan llegar en avión y saltar hacia EE.UU.
En octubre del año pasado, Articulo 66 reveló en primicia la llegada masiva a Nicaragua, vía aérea, de migrantes procedentes de Haití, República Dominicana, Providenciales y Cuba.
En el reportaje especial «Una hemorragia migratoria desangra a Haití y Cuba, y la dictadura de Daniel Ortega se aprovecha de la tragedia», este medio reveló que Ortega permitió centenares de vuelos chárter para facilitar la llegada al país de migrantes que luego son trasladados a las fronteras con Honduras en una red de taxis y microbuses que por lo general están relacionados con funcionarios del régimen.
La revelación hecha por este medio de comunicación motivó sendas publicaciones de muchos medios de comunicación nacionales y extranjeros y finalmente el Gobierno de Estados Unidos reaccionó advirtiendo que sancionaría suspendiéndole la visa a propietarios y ejecutivos de las empresas que disponen aviones para transportar migrantes a hacia Nicaragua. Los vuelos se paralizaron.