El Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó, en un reciente informe, que la economía de Nicaragua cerrará este año con un crecimiento de 4% gracias a las remesas llegadas desde el extranjero, que alcanzaron cifras récord en el 2023.
El organismo financiero internacional además pronostica un crecimiento de 3.5% para el próximo año, lo que indica que el país sufrirá un decrecimiento de 0.5% en el 2024, según detalla el análisis anual, conocido como «Informe técnico del Artículo IV», elaborado por un equipo de experto de esa institución.
El FMI había estimado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua para el presente año en 3%, y en mediano plazo alcanzaría un 3,5%, sin embargo, la avalancha de remesas enviadas por las decenas de miles de nicaragüenses que han emigrado del país en los últimos años, ante la crisis política y económica que atraviesa Nicaragua bajo la dictadura Ortega-Murillo, lograron ese crecimiento.
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El informe agrega que esperan que las remesas familiares alcancen alrededor del 28 % del PIB de Nicaragua a finales de 2023, lo que representa el doble de las recibidas en el país durante el 2021. La inflación este año será de un 8,9 % mientras que el 2024 se estima en 5%.
Nicas en el extranjero mantienen economía del país
Para el economista nicaragüense y dirigente opositor Juan Sebastián Chamorro, el informe del FMI no es especial, sino rutinario, «que en el lenguaje del Fondo Monetario describe las variables macroeconómica y en ese sentido es bastante descriptivo de la situación económica sin apuntar a las causas y consecuencias».
El experto en economía y exdirector de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES), indica que, entre los aspectos más importantes que recoge el informe sobresale el señalamiento que hace al éxodo masivo de nicaragüense, en especial hacia Estados Unidos, Costa Rica y España «que ha generado un flujo de recursos en remesas que ha sobrepasado los niveles históricos y están casi o al nivel de las exportaciones tradicionales y por ende, sostienen la economía del país».
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Chamorro destacó que, por primera vez en la historia de Nicaragua ocurre ese nivel de llegada de remesas, «de tal manera que Nicaragua se ha convertido en un país exportador de seres humanos que luego envían remesas a sus familiares en Nicaragua».
El también exreo político desterrado por la dictadura hace notar que Daniel Ortega y Rosario Murillo no pueden anotarse como un logro de ellos ese crecimiento, que de todos formas sigue siendo menor que el promedio del resto de la región. «El consumo está robusto en Nicaragua, desde el punto de vista macroeconómico, pero no es gracias a las políticas económicas de la dictadura sino a los migrantes nicaragüenses», insiste el economista.
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Asimismo, advierte el informe, esas tasas de crecimiento previstas se mantienen por debajo del promedio registrado entre 2000 y 2017 que fue de 3,9 %, y esto se debe a una «prudente recuperación de la inversión, un limitado acceso a financiamiento oficial y a una menor contribución del empleo al crecimiento, debido a la creciente emigración».
No obstante el ligero optimismo denotado por el FMI, advierte que también se enfrentan riesgos que podrían tumbar negativamente los pronósticos, y entre estos riesgos destacan una posible desaceleración mundial más pronunciada, que provocaría menos exportaciones y disminución de las remesas.
Además, señaló las afectaciones que tendría en el desempeño económico la situación política del país pues «existe el riesgo de que las sanciones internacionales se amplíen y profundicen, afectando negativamente las perspectivas económicas».