Eran las 2:00 de la tarde, hora de Ecuador, del martes, nueve de enero; cuando el Canal de televisión TC de Guayaquil transmitía en vivo su noticiero. De repente, 13 hombres armados con escopetas, revólveres y portando granadas de mano y dinamita, irrumpieron en el set de transmisión y de manera violenta conminaron a los periodistas y personal técnico a tirarse al suelo para luego amenazar e identificarse: «Estamos en el aire, para que sepan que no se juega con la mafia», gritó uno de los asaltantes. Quedaba claro que eran delincuentes comunes. Parecía una película pero no lo era, es la cruda realidad de violencia e inseguridad que vive Ecuador en los últimos días.
Simultáneamente con el asalto al canal de televisión, se registró también el asalto a la Universidad de la misma ciudad, así como asaltos a centros comerciales y el pánico cundió en la población, al punto que los transportes públicos y las carreteras se congestionan porque todos querían refugiarse en sus casas temiendo una situación incontrolable.
La ola de violencia e inseguridad afecta a toda la población ecuatoriana en general, a niveles tales que el presidente de ese país, Daniel Noboa, se vio obligado a decretar estado de excepción por un periodo de 60 días, pero el peligro es particularmente mayor para los periodistas que «han dejado de ser víctimas colaterales para convertirse en objetivos directos de la delincuencia», por lo que ejercer periodismo en ese país es un trabajo letal en los últimos tiempos.
Para analizar la situación de violencia e inseguridad que vive Ecuador y el peligro que se cierne sobre los periodistas de ese país, Artículo 66 conversó en exclusiva con la periodista alemana-ecuatoriana Dagmar Thiel, directora para EE.UU. de la organización defensora y promotora de derechos humanos y libertad de expresión Fundamedios, y quien además se desempeñó por muchos años como periodista en Ecuador, incluso, laboró en el mismo canal que fue asaltado por los delincuente recientemente.
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Thiel, que conoce muy bien Ecuador por su trabajo como reportera y presentadora de TV en ese país, opina que el asalto armado al Canal TC, de Guayaquil, en el que ella trabajó, «demuestra el grave momento que vive el Ecuador en general, en materia de seguridad, al haberse transformado en sólo un año, de ser uno de los países más seguros de Sur America a uno de los países más inseguros del mundo, con casi 40 muertes por cada 100.000 habitantes».
La comunicadora considera que Ecuador dejó de ser «la isla de paz» como era conocida y ahora es un centro de peligro y el periodismo está inmerso en ese ambiente de inseguridad general, sin embargo, sostiene la experta en comunicación, «con lo sucedido en TC Televisión se demuestra que los periodistas no son una víctima colateral, sino que son un objetivo clarísimo, un objetivo que es perseguido y que es atacado por los grupos delincuenciales».
Thiel analiza que, aunque el asalto y toma de rehenes en el Canal de TV fue controlado en aproximadamente media hora por las fuerzas de seguridad ecuatoriana, sí quedó demostrado que, lo que los delincuentes buscaban, al declararse públicamente como miembros de «la mafia» era un golpe de publicidad y provocar pánico, ambos objetivos los lograron, tras la fuga de la cárcel de Adolfo Macías, alias Fito, unos de los principales jefes delincuenciales de ese país.
«El objetivo por el cual estos agentes violentos se ensañan contra los periodistas es para generar zozobra, que es exactamente lo que consiguieron, es decir, lo que buscan los grupos criminales a la hora de difundir sus acciones es que la población tenga miedo, esté atemorizada», expuso Thiel.
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La directora de Fundamedios sostiene que los delincuentes lograron que no solo Ecuador, sino el mundo entero, viera su acción criminal transmitida en vivo y directo en horario pico, y también consiguieron que la población «se recluyera», en sus casas.
Según el análisis de la comunicóloga, la acción delictiva trató de calar un mensaje en la gente de que «quienes están al mando (del país) son los grupos criminales y no el gobierno».
¿De qué forma se podría garantizar un libre ejercicio de la profesión periodística en este contexto?
Thiel sostiene que es muy difícil de conseguir un libre ejercicio del periodismo en el contexto de violencia e inseguridad que reina en Ecuador, puesto que «evidentemente los periodistas han dejado de ser víctimas colaterales y son definitivamente un objetivo claro por parte de estos grupos delictivos, sin embargo, es fundamental que el Estado ecuatoriano, quién es el responsable de la seguridad de todos los ecuatorianos, establezca medidas específicas para los periodistas», algo que en la realidad no ocurre.
En ese sentido, la periodista recomienda que tienen que activarse «mecanismos de protección» para dar mayores garantías a los comunicadores.
Criticó que, cuando el Gobierno de Daniel Noboa decretó el estado de excepción, protegieron las instituciones públicas «pero no se pensó en proteger a los medios de comunicación» y fue hasta después de la toma de rehenes en TC Televisión que la fuerza pública procedió a resguardar a los medios.
«El gobierno tiene que impulsar medidas fundamentales para poder garantizar el trabajo de los medios de comunicación independientes, y de los periodistas, en su rol fundamental de reporteros», apuntó la funcionaria de Fundamedios.
El periodismo es fundamental contra la desinformación de las redes sociales
Para la defensora de la libertad de expresión, el trabajo que realizan los periodistas independientes en este momento, es fundamental, puesto que, es un momento de grave conmoción, en la cual la información verificada, de alta calidad y contextualizada, es de vital importancia para un país que tiene que entender lo que está pasando, sobre todo cuando las redes sociales «difunden indiscriminadamente información no verificada» y eso causa más daño y mayor zozobra
Recordó que, uno de los objetivos de los grupos criminales es que los medios de comunicación se conviertan en «propagandistas» y en difusores de los mensajes que ellos quieren emitir, «por ello, el rol de los medios de comunicación, protegidos y garantizados en su trabajo por el Estado, es poder contextualizar y poder dar un entorno adecuado que impida ser medios de propaganda del crimen».
Asimismo, recomendó que, una medida fundamental es el acceso adecuado a información, donde el Estado ofrezca la información necesaria para que el país esté debidamente informado. Reconoció además que, aunque el Estado debe ser prudente respecto a qué información da, tiene que haber información oficial sobre a las cosas que pasan para que se eviten rumores o que se llene ese vacío de información «con desinformación o con información de los grupos interesados como son los grupos criminales».
Respecto a los peligros que enfrentan los periodistas en el Ecuador, y que de pasó son los peligros que corren todos los periodistas en Latinoamérica, Thiel recordó que no es la primera vez que los periodistas de ese país son objeto de agresiones por parte de grupos criminales.
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Rememoró el caso ocurrido en marzo del 2018, cuando tres periodistas del periódico El Comercio fueron secuestrados en la frontera norte del Ecuador y fueron llevados a Colombia por un grupo disidente de las FARC. Los trabajadores del medio de comunicación fueron asesinados el 12 de abril de ese año y esos asesinatos siguen impunes.
Destacó que precisamente la impunidad que cubre a los agresores de periodistas alienta a los grupos criminales a continuar cometiendo crímenes contra los hombres y mujeres de prensa.
Asimismo, detalló que en Ecuador, Fundamedios ha documentado muchas agresiones contra periodistas, además de nueve comunicadores que han debido exiliarse o desplazarse internamente, obligados por la inseguridad para ejercer su trabajo
«Registramos también periodistas que fueron asesinados el año pasado, entonces ejercer el periodismo en Ecuador es cada vez más difícil, es cada vez más peligroso y también se va sintiendo ya la falta de medios de calidad», lamentó.
Empresario mexicano ligado a Daniel Ortega quebró el diario El Comercio
Thiel también señaló que otra dificultad que enfrenta la difusión de información de calidad en Ecuador es precisamente la pérdida de espacios de comunicación de calidad, tal como ocurrió con el cierre «por asfixia económica» del diario El Comercio, uno de los principales medios de comunicación de ese país.
El Comercio fue adquirido por el magnate de medios, de origen mexicano y nacionalizado guatemalteco, Ángel González, quien a su vez permitió la quiebra del periodico para sacarlo de circulación.
Ese Ángel González, es apodado «El Fantasma», el mismo que ayudó al dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, a conformar su emporio de medios de comunicación en el país, con los que mantiene su llamada red de medios del Poder Ciudadano, es decir, la red de medios de la propaganda oficialista.
Versiones periodísticas han señalado que el Fantasma González es dueño, en papeles, y en la realidad socio de los Ortega-Murillo, de un emporio de canales de televisión abierta, canales de televisión por suscripción y emisoras radiales, todos al servicio de la dictadura y la familia en el poder.