La vicepresidente de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció, durante su monólogo de este miércoles, seis de septiembre, una serie de actividades partidarias en la Hacienda San Jacinto, la que ha nombrado «Santuario de la Dignidad Nacional».
A la vez defendió el nombre, que ella inventó, afirmando que a los nicaragüenses no les debe de preocupar que el lugar, donde el coronel José Dolores Estrada comandó en 1856 la batalla contra las fuerzas filibusteras al mando de William Walker, sea un «santuario».
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«¿Por qué les preocupa que sea un Santuario San Jacinto? ¿Se identifican más con los filibusteros que con Andrés Castro o José Dolores Estrada? ¿Se identifican más con Byron Cole? ¿Se identifican más con los ocupantes?», cuestionó la segunda al mando de la dictadura nicaragüense.
Además aseguró que a los opositores en contra de su régimen les molesta que ahora la Hacienda San Jacinto sea un «santuario de gloria», lugar que, en vez de honrar a los héroes nacionales y hondear la bandera de Nicaragua, está imperando la del Frente Sandinista y se ovaciona a su dictadura.
Murillo también anunció que las diferentes universidades del país —en su mayoría confiscadas—, así como las diferentes instituciones del Estado, están «visitando» el «santuario» para «honrar la memoria de dignidad nacional».
Sigue con su ataque a opositores
La también primera dama aprovechó su alocución, a través de sus medios propaganda, para elogiar por tercer día consecutivo al Ejército y a la Policía, instituciones que son señaladas de ser su brazo represor y violadores de derechos humanos.
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Asimismo continuó lanzándose en insultos contra opositores a los que tildó de «pobres y dignos de lástima», asegurando que «son como los zopilotes, girando alrededor de donde ellos creen ver cadáveres, pero aquí no hay muertos, aquí hay gente viva».
Luego del 44 aniversario del Ejercito de Nicaragua, donde el jefe de la institución militar, general Julio César Avilés, se lanzó en contra de periodistas independientes, a los que acusó de ser «mercenarios de la comunicación», la vicedictadora ha arreciado su discurso de odio.