La condena generalizada de opositores, exreos políticos, religiosos y exestudiantes de la Universidad Centroamericana (UCA) no se ha hecho esperar, luego que el régimen de Daniel Ortega congeló las cuentas bancarias de esa casa de estudios.
La nueva arremetida por parte de la dictadura orteguista se conoció el miércoles, nueve de agosto. El medio de comunicación Divergentes, informó que esta medida se extendió en contra «de algunos de los más altos directivos» de la UCA.
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Además del congelamiento de las cuentas bancarias, la administración Ortega y Murillo, a través del Registro Público, ordenó inmovilizar los bienes inmuebles de esa alma mater.
Ante esta situación, los 222 exreos políticos, desterrados el nueve de febrero, condenaron la nueva arremetida de la dictadura y denunciaron que esto es una nueva vulneración al Artículo 125 de la Constitución Política de la República de Nicaragua, «que consagra la tutela de los derechos de las comunidades educativas universitarias y de otros centros de educación técnica superior».
También manifiestan que el nuevo ataque a la UCA se suma al proceso de desmantelamiento de la autonomía universitaria, «iniciado en el año 2007 y acelerado a partir del 2018, con la confiscación de varias universidades privadas».
«Medida represiva»
Por su parte, los integrantes de la iniciativa Monteverde señalaron que la cancelación de las cuentas bancarias de la UCA es una medida represiva «llevada a cabo por la dictadura como una venganza por el compromiso de la universidad en denunciar los asesinatos perpetrados por el régimen desde 2018, así como por su valiente labor en la defensa de los derechos humanos (…)».
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Asimismo subrayaron que la represión gubernamental contra la UCA se ha manifestado desde 2007, «con la reducción progresiva del presupuesto que, por norma constitucional, las universidades en Nicaragua deben recibir».
«La cancelación de sus cuentas bancarias es solo una parte de la represión que ejerce toda dictadura para evitar la formación de ideas que cuestionen el poder totalitario, buscando imponer un adoctrinamiento y una lealtad irreflexiva», remarcaron.
Otro en lamentar el «golpe» de la dictadura contra la UCA fue monseñor Silvio José Báez, quien expresó, a través de su cuenta de Twitter, que como exalumno de esta Universidad repudia «la agresión de la dictadura contra este centro de estudios» y que el congelamiento de sus cuentas «es un atropello a la educación superior, a la libertad intelectual, a la cultura y a toda la sociedad».
«Zarpazos totalitarios»
El egresado de la Universidad Centroamericana y miembro del consejo político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab) Héctor Mairena, calificó de «zarpazo totalitario» que la dictadura de Ortega haya congelado las cuentas bancarias la institución educativa.
«La Universidad Centroamericana tiene más de 60 años de existir y hoy por hoy es la universidad privada con mayor prestigio y mayor solidez histórica y profesional (…) por lo que este nuevo zarpazo de la dictadura apunta a eliminar los restos de la autonomía universitaria que quedan en Nicaragua», apuntó.
A la vez señaló que esta acción es en contra la Compañía de Jesús que es la que administra a la UCA, por lo que advierte que se está «ante el inminente cierre de la UCA, puesto que el congelamiento de las cuentas bancarias es una asfixia económica y apunta a que esta Universidad muera por inanición».
A 62 años de su fundación, la UCA ha sobrevivido a dos dictaduras, a la guerrilla y a las crisis sociales, económicas y políticas que ha padecido Nicaragua. Entre violencia, represión y persecución política y la exclusión de la partida presupuestaria del 6% constitucional para la educación superior, el campus universitario se ha mantenido firme a sus valores jesuitas.