El sacar un teléfono en Nicaragua y grabar en las calles puede significar secuestro y cárcel. Esta restricción causa temor en los ciudadanos. «No hay libertad de nada aquí», se queja Martín, un capitalino de 27 años.
«Yo compré mi dron hace varios años, mucho antes de que empezaran las prohibiciones. Ahora temo que en cualquier momento me haga señal de alto la policía y revise mi vehículo. Si me lo encuentran, me lo incautan. Si lo utilizo, lo hago a escondidas», dice Augusto Rojas, de 38 años, un aficionado del video y la fotografía.
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Varios fans a este tipo de aparatos concuerdan que es «muy peligroso» utilizarlo en zonas urbanas, por lo que prefieren viajar a lugares lejanos para realizar tomas aéreas. «Claro, siempre hay temor a que la policía se los lleve», comparte Rojas.
Los teléfonos son «un pecado»
Un catolico, originario del departamento de Rivas, no olvida la mala experiencia que tuvo hace unos años cuando sacó su celular para grabar una procesión. «Un policía me cuestionó por estar filmando o tomando fotografías de dicha actividad de Jesús del Rescate», denunció. “
«Guardás eso o te vas a ‘El Chipote’ (la cárcel del régimen)», fueron las palabras que le dijo el oficial. «Hasta para poder grabar con tu teléfono debés tener cuidado. Aquí en Rivas, en los viacrucis no solamente estaban presentes policías, sino que había personas de civil que se infiltraron para mantener a la gente vigilada. Es una locura», agregó una joven.
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Tras el cierre de diferentes medios de comunicación y espacios de noticias en el país, los periodistas independientes que aún permanecen en Nicaragua, señalan que «portar una cámara es una especie de arma» que aterra al régimen.
«En la cobertura de la crisis política se usó mucho el celular, y las redes sociales se cundieron de denuncias que se sustentaban con imágenes y videos. De ahí el miedo al uso del celular. El ciudadano encontró la forma de pasar información a los periodistas», contó un comunicador que trabajó por más de diez años en uno de los periódicos del país que el régimen cerró.