Justo cuando se cumplen los 10 años de que Ortega entregó el territorio nacional a un dudoso empresario chino, a través de una conseción para la construcción del llamado canal interoceánico sin que se abra ni una zanja para desaguar las inundaciones que se registran en los terrenos por donde se supone que pasaría la «megaobra», el dictador Daniel Ortega volvió a mencionar el asunto, pero esta vez para culpar a Estados Unidos por su propio fracaso.
«Cuando hemos hablado aquí en Nicaragua y hemos estado trabajando para desarrollar el canal, inmediatamente viene la campaña de las fuerzas enemigas de la Revolución, del gobierno norteamericano, etcétera, que empiezan con sus ofensivas para tratar de impedir que ese proyecto camine», dijo Ortega, en el acto de recibimiento del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, sin aclararle a su visitante que en realidad la obra nunca arrancó por que jamás encontró incautos con plata a quién estafar.
Ortega también mintió descaradamente al afirmar que el canal interoceánico, cuya consesión entregó en el 2013, mediante la Ley 840, sería propiedad «del pueblo nicaragüense», cuando en realidad se la otorgó por 50 años, prorrogables por 50 años más, al empresario chino Wang Jing, aunque el oscuro personaje desapareció por completo cuando se ha dado por descartada la construcción del megaproyecto.
«Nicaragua realmente ha sido un país agredido como ninguno en América Latina y el Caribe, por invasiones de tropas norteamericanas, del Ejército de Estados Unidos, siempre buscando como dominar Nicaragua para tener control de esa ruta canalera. Ellos lo ven, saben que se hace necesario un nuevo canal y ellos no quieren que el pueblo nicaragüense sea el dueño de ese nuevo canal», mintió Ortega, sin siquiera sonrojarse.
El régimen sandinsita, tras la aprobación de la Ley 840 en el 2013, prometió que a más tardar en el 2020 estarían surcando las aguas del Gran Lago de Nicaragua los barcos gigantes cargados de mercancías de todo tipo. De esas «promesas» ya no queda en el país ni siquiera el vocero que las pregonaba, el desaparecido Telémaco Talavera, quien habría caído en desgracia después del 2018.
Ortega se mostró desesperado en intentar convencer a su visitante iraní con el «cuento canalero», como que si tal quisiera que el líder persa le tomara en serio y le suelte los 50 mil millones de dólares que dijeron inicialmente que costaría el proyecto.
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«Este es el el elemento, la riqueza de Nicaragua que ha convertido a los Estados Unidos en un enemigo feroz contra Nicaragua, porque no quieren perder el control de Nicaragua, pero aquí el que decide es el pueblo», repitió el caudillo sandinista, intentando en todo momento ponerse a tono con el líder de Irán en su diatriba contra Washington.
El resto de su intervención en el acto de recibimiento a Ebrahim Raisi, Ortega la dedicó a elucubrar contra Estados Unidos, la Unión Europea, la colonización española y contra la Iglesia católica.
Calificó a Europa como «los imperios» y los llamó «grandes asaltantes y explotadores de los pueblos», al tiempo que les recriminó que «quieren dar lecciones de derechos humanos y lecciones de democracia», tratando de responder con sus repetitivos ataques por hechos de hace 500 años, a las críticas que realizan en la actualidad los gobiernos de la Unión Europea, por la deriva dictatorial que el tirano nicaragüense ha desatado en pleno siglo XXI.
El presidente de Irán visitó Managua la tarde de este martes, 13 de junio, como parte de una gira que el dictador persa realiza por los tres países gobernados por dictadores en el continente americano: Cuba, Venezuela y Nicaragua.