En el evangelio de este domingo, 16 de abril, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, se refirió al «inolvidable primer día de la semana, el de la resurrección del Señor», para recordar a las víctimas de la represión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, durante la masacre de 2018, que dejó, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 355 muertos.
El obispo Báez, obligado al exilio por el régimen sandinista, habló sobre «las llagas de Jesús Resucitado» y la exigencia de justicia. «Las llagas de Jesús Resucitado nos traen a la memoria a las víctimas que hace cinco años ofrendaron su vida soñando con un futuro mejor para nuestro pueblo y que ya viven en el corazón de Dios», dijo el purpurado.
Báez, exhortó a hacer memoria a las víctimas de Ortega, «memoria de ellas no para odiar y pedir venganza, ni para reproducir en nosotros los mecanismos criminales del opresor. Recordamos a las víctimas para orar por ellas y sus familias, para no repetir las injusticias del pasado y honrar su memoria exigiendo justicia y comprometiéndonos por el ideal por el que ofrendaron su vida».
Noticia relacionada: Obispo Báez: “Estoy cada día más preocupado por monseñor Álvarez”
En su homilía, el alto jerarca católico, quien impartió su misa rodeado de familiares de los asesinados por el régimen sandinista y por algunos de los 222 prisioneros políticos que fueron desterrados hacia Estados Unidos el pasado nueve de febrero, comparó las llagas de Jesús al ser crucificado, con el sufrimiento que viven ahora los nicaragüenses.
«También los pueblos tienen llagas. Los pueblos sometidos, apresados y exiliados, privados de sus libertades e irrespetados en sus derechos humanos son pueblos con heridas sangrantes», comparó monseñor Báez.
Sin embargo, dijo, «esas heridas van a resucitar, como las de Jesús. Creer en el Señor Resucitado es vivir con la certeza de que las llagas del pueblo no son para siempre. En la medida en que asumamos las llagas de la gente como propias y luchemos por curarlas, tocaremos en el pueblo la carne del Señor glorificado. En la medida en que permitamos que la indiferencia ceda el puesto a la solidaridad, iremos anticipando el futuro de vida, de paz y de justicia que ya ha iniciado con la resurrección de Jesús».
Ser agentes de entendimiento, unidad y concordia
A propósito de la manipulación que hace la dictadura sobre la imposición de una supuesta paz, el prelado llamó a los nicaragüenses a superar los conflictos y «ver hacia adelante», porque «no hay paz social sin paz interior en las personas», dijo.
Noticia relacionada: Obispo Silvio Báez: «En estos momentos no hay que dejar que el miedo nos domine»
«Lamentablemente, después de años dolorosos de represión, injusticia y muerte, seguimos divididos y enfrentados. La polarización es muy grande, pareciera que estamos condenados a no entendernos ni unirnos jamás. No hay paz social sin paz interior en las personas», comentó monseñor Báez.

Pero la celebración del obispo Báez también parece estar dedicada a los distintos grupos de la oposición nicaragüense, a quienes llamó a entenderse y procurar la unidad. «Sin paz en el corazón viviremos siempre con un profundo vacío interior y solo irradiaremos sospecha, división y miedo. Es hora de ver hacia adelante. El enfrentamiento recíproco solo nos hace perder tiempo y energía que podríamos estar dedicando a construir juntos un futuro de justicia y de progreso para todos. Pidamos hoy a Jesús Resucitado el don de su paz para ser agentes de entendimiento, unidad y concordia», concluyó.