Un grupo de presos políticos logró ver este miércoles, siete de diciembre a sus hijos e hijas, luego de estar incomunicados con los menores de edad por más de 15 meses.
Según informó la misma Policía, controlada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, este siete y mañana ocho de diciembre permitirá la visita de hijos y nietos a los prisioneros que están en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como El Chipote.
“La Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional de Nicaragua, informa a las Familias nicaragüenses que, en ocasión de las Festividades de Las Purísimas y La Gritería, el día de hoy 7 de Diciembre, y mañana 8, han estado y estarán recibiendo visitas especiales de sus Familiares, las personas en resguardo en esa Dirección”, se lee en la nota de prensa número 088-2022, de la Policía de Ortega.
“Durante estas visitas las personas en resguardo (presos políticos) han podido intercambiar y compartir alimentos con sus espos@s, madres, padres, hij@s, niet@s, y otros miembros de sus núcleos familiares”, continúa la nota oficial.
La institución represiva también adelantó que en este mes de diciembre “se estarán realizando otras visitas similares, compartiendo las Tradiciones Navideñas y de Fin de Año”, sin especificar en qué momento ni para qué personas.

Según algunos familiares consultados, ayer martes estuvieron recibiendo llamadas telefónicas para informarles que les dejarían que llevaran a los niños de presos políticos y que además permitirían la entrada a cuatro familiares adultos, durante un tiempo de cuatro horas.
Por precaución, los familiares que ya lograron llevar a sus niños pidieron no publicar hasta que se termine toda la ronda de visitas.
El cronista deportivo Miguel Mendoza y la activista Suyen Barahona fueron los últimos reos de conciencia que realizaron una huelga de hambre en demanda para ver a su hija e hijo respectivamente.
Primeramente, el excandidato a la Presidencia Miguel Mora y la feminista Tamara Dávila tomaron esta drástica medida, y semanas después se le concedió la visita de Miguelito y de la niña de cinco años, hija de la activista.
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Tortura hacia los menores de edad
A lo largo de estos meses de incomunicación entre los presos y presas políticos con sus hijos e hijas, los familiares calificaron esta acción del régimen de Nicaragua como «tortura psicológica» y violación a sus derechos humanos.
En el caso de la hija de Mendoza, la menor ha sufrido ansiedad por no saber de su papá en más de 15 meses, por lo que la han tenido que llevarla con un psicólogo. Mientras que el niño de Barahona, todos los días preguntaba dónde estaba su mamá y por qué no le hablaba.