Al mediodía de este jueves, 11 de agosto, se cumplen ocho días de asedio policial contra monseñor Rolando Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó que el jerarca, junto a 10 personas más –entre laicos y sacerdotes– permanezcan en cautiverio en la Curia Episcopal de Matagalpa.
La dictadura mandó a cerrar todas las calles que acceso a la sede del episcopado matagalpino, colocó vallas amarillas, decenas de policías de tránsito, una patrulla bloquea la salida vehicular del sitio y un contingente de antimotines con escudos están plantados en la zona para impedir que el purpurado abandone el lugar. En los primeros días de asedio se contaban más de 50 oficiales, ahora el número podría ser mayor.
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El cerco policial se extiende por varias cuadras, según se aprecia en fotografías y videos del sitio que está militarizado por la sancionada Policía Nacional, también se ha visto en la zona al sancionado comisionado Ramón Avellán, el fiel servidor de la dictadura que dirigió los violentos ataques contra la ciudad de Masaya en 2018.
Desde el pasado tres de agosto, el obispo de Matagalpa está confinado en la residencia episcopal, le han impedido salir a oficiar misas, pero eso no ha callado su voz.
Desde ese día oficia sus servicios religiosos en la Capilla de Las Misericordias que está en el interior de la Curia. Ahí mismo ha organizado «cantadas» por la situación de Nicaragua. Las transmisiones en la página de la Diócesis han tenido más de 19 mil personas conectadas en simultáneo. El primer video de monseñor Álvarez de rodillas acumula más de 65 mil compartidos y 3.6 millones de vistas.
La persecución de la dictadura contra la Diócesis de Matagalpa se agravó el pasado primero de agosto. Ese día el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correo (Telcor) sacó del aire a todas las radios católicas administradas por monseñor Rolando Álvarez, en un claro ataque de persecución a la libertad religiosa, según han denunciado organismos de derechos humanos, grupos opositores y entidades religiosas de América Latina.
Pese a toda la persecución que ha vivido el obispo de Matagalpa, en su homilía de este jueves, 11 de agosto, hizo un llamado a la feligresía a no llenarse de odio porque este sentimiento destruye a la persona y no está en paz consigo mismo.
«Queremos decirles hermanos y hermanas que nuestro corazón está lleno de amor, por eso estamos en paz. Nuestro corazón está lleno de perdón, de la misericordia de Dios, por eso también les decía que estamos descansados en las manos del Señor, las mejores manos en las que podemos estar», manifestó en la homilía desde la Capilla de Las Misericordias en la Curia Episcopal de Matagalpa.
«Una persona que anda un infierno en el corazón, una furia interna, lo devora el odio, es un fuego maligno, que destruye, que hace mal. No se deje confundir por el demonio. A la primera persona que el odio destruye es así misma, a la propia persona que le ha dado cabida a esa fuerza aniquiladora que es el odio. Al mal se le vence con fuerza del bien. El bien es eternamente poderoso», agregó monseñor Rolando Álvarez.
Ayer, 10 de agosto, 61 organizaciones de oposición nicaragüenses solicitaron al papa Francisco que abogue por la libertad personal de monseñor Rolando Álvarez, a quien la dictadura de Daniel Ortega le impuso como «cárcel de facto» la Curia Episcopal de la Diócesis de Matagalpa. Los organismos explican al papa Francisco que «escribimos con desesperación en nuestro nombre pero, sobre todo, lo hacemos en nombre de decenas de miles de nicaragüenses quienes -dentro del territorio de Nicaragua viven bajo zozobra y amenazas permanentes por temor a represalias- no podrán plasmar sus firmas en este documento».