Durante la primera dictadura del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en los años 80, Daniel Ortega persiguió y expulsó a obispos y sacerdotes de la Iglesia católica en Nicaragua. Años más tarde, en 2004 pidió perdón por sus acciones, pero el dictador que volvió a la Presidencia del país en 2007 se olvidó de sus palabras y desde 2018 emprendió una persecución voraz contra el clero de la Iglesia.
En sus arrebatos contra la Iglesia expulsó al nuncio apostólico, monseñor Waldemar Sommertag, el representante del papa Francisco; ordenó golpear a sacerdotes y obispos en Diriamba; profanar parroquias y capillas; encarcelar a miembros del clero; proferir amenazas; tildarlos de golpistas, terroristas y vendepatria. Además, exilió al obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez Ortega.
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«Nos equivocamos, cometimos muchos errores y atropellamos a figuras tan respetadas de la Iglesia… ofrecemos un perdón en público para que no quede duda de nuestra sincera aceptación de esos desaciertos», dijo Ortega durante el acto del 25 aniversario de la Revolución Popular Sandinista.
El régimen que lideró Ortega expulsó a 18 sacerdotes en los años 80, incluido un obispo. El momento más álgido se vivió durante la primera visita de Juan Pablo II a Managua, en 1983, cuando militantes sandinistas trataron de boicotear la misa.
La persecución de Ortega a la Iglesia
El perdón de Ortega quedó en el pasado y sus acciones lo demuestran. Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años. Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive la nación desde abril de 2018.
También los ha calificado de «golpistas», acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo. En los últimos meses la dictadura de Ortega emprendió una persecución contra la Iglesia católica y sus principales líderes.
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A inicios de mayo, la Policía había iniciado una ola de asedio contra los sacerdotes, entre ellos está el padre Harving Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista de Masaya, el padre Uriel Vallejos, párroco en Sébaco, Matagalpa, así como del mismo monseñor Rolando Álvarez, este último se tuvo que refugiar en un templo de Managua tras varios días de persecución de la Policía.
Más de 190 ataques en cuatro años
En cuatro años de crisis sociopolítica, la dictadura de Nicaragua ha emprendido una voraz persecución contra la Iglesia católica, los templos religiosos, sus sacerdotes y obispos, sumando 190 ataques desde abril 2018 a mayo de 2022, revela el informe «Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?», una recopilación de la abogada de derechos humanos, investigadora y experta en temas de corrupción, Martha Patricia Molina.
El documento recoge seis tipificaciones de ataques contra la Iglesia: pintas en las paredes y mensajes anónimos en templos católicos; agresiones, amenazas y exilios a sacerdotes, obispos y laicos católicos; obstáculos a Organizaciones Sin Fines de Lucro de la Iglesia; mensajes orales agresivos contra sacerdotes y religiosos pronunciados por la pareja dictatorial; profanaciones de templos y robos.
La investigadora considera que las acciones del régimen Ortega Murillo iniciaron una etapa de «declive» en la relación de la dictadura con la Iglesia la que califica como «bonanza ficticia» que se había formado desde el año 2007. Señala que desde 2018 «comenzó una etapa de declive hasta llegar a ser una relación hostil; caracterizada por agresiones, abusos y arbitrariedades».
Los informes de 2020 y 2021 sobre libertad religiosa de la Comisión Internacional para la Libertad Religiosa de EE.UU. (USCIRF, por sus siglas en inglés) acusaron al régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo de atentar contra la libertad religiosa y de culto de los nicaragüenses, al tiempo que condenó las más recientes agresiones de partidarios fanatizados del partido de gobierno contra la Iglesia católica.
El informe explica que, si bien el dictador Daniel Ortega señala que en el país existe «libertad religiosa» y que su régimen se manifiesta en la propaganda como «cristiano»; muchos líderes de la Iglesia católica manifiestan que la dictadura está «politizando la religión» y utilizando el lenguaje propio del cristianismo para manipular a la opinión pública.