La Iglesia católica nicaragüense es la institución con mayor prestigio en todo el país. Sus sacerdotes y obispos han sido víctimas de ataques virulentos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Agresiones, cárcel, persecución, asedio, profanaciones y hasta la quema de la venerada imagen de la Sangre de Cristo se pueden contar en la larga lista de ataques contra la Iglesia en la nación centroamericana.
La represión estatal contra la Diócesis de Matagalpa desencadenó el cierre de al menos seis radioemisoras de corte religioso, la aprehensión de tres ciudadanos –según el Monitoreo Azul y Blanco ya fueron puestos en libertad – y dos personas resultaron heridas por los perdigones de los disparos ejecutados por las fuerzas antidisturbios de la Policía durante la profanación de la capilla Niño Jesús de Praga.
La tarde y noche del primero de agosto, mientras Managua recibía con fervor al Santo Patrono de la capital, la Policía de la dictadura gestaba uno de los episodios más oscuros de la represión estatal contra la Iglesia en Nicaragua: el régimen, a través del Instituto de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), ordenó arrebatar la frecuencia a las radios de la Diócesis de Matagalpa del obispo Rolando Álvarez, uno de los sacerdotes más críticos de los desmanes de la pareja dictatorial.
En total son ocho las radios cerradas por Telcor, según conoció extraoficialmente Artículo 66. Las emisoras afectadas son Radio Hermanos, Radio Nuestra Señora de Lourdes, Radio Nuestra Señora de Fátima, Radio Alliens, Radio Monte Carmelo, y Radio San José, que operan en municipios del norte de Nicaragua.
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A este nuevo golpe a la libertad religiosa hay que sumarle el cierre de TV Merced de la misma Diócesis y del Canal 51, el Canal Católico de Nicaragua, propiedad de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), frecuencia que ya fue usurpada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Pero la persecución contra la Iglesia de Matagalpa no quedó ahí, la Policía desplegó un operativo de fuerzas especiales para tomarse la capilla Niño Jesús de Praga, que está contiguo a la casa cural Divina Misericordia, en Sébaco, y apropiarse de los aparatos de la estación radial que funciona en el sitio, según denunciaron en redes sociales algunas parroquias de la zona y el padre Uriel Vallejos, sacerdote que permanece bajo asedio policial.
Durante la toma de la capilla, los fieles católicos acudieron al llamado del padre Uriel Vallejos de proteger el templo y los equipos de los cuales la Policía se apoderó, al igual que mantienen tomada las instalaciones religiosas. La acción de protesta de la feligresía católica fue dispersada por la dictadura con el uso de la fuerza sus agentes antidisturbios, el uso de gases lacrimógenos y disparos al aire.
Los nombres de los detenidos, que horas después fueron liberados, según registros del Monitoreo Azul y Blanco, son: Cristóbal Urbina, Harvin Treminio y Dania María Salgado. De la única mujer detenida se supo que fue golpeada mientras estuvo retenida por los agentes de la dictadura Ortega-Murillo.
Los argumentos de Telcor
La Diócesis de Matagalpa, que dirige el obispo Rolando Álvarez, indicó a través de una declaración que la directora de Telcor, Nahima Janett Díaz Flores, envió una carta en la que le comunican el cierre de Radio Hermanos bajo el argumento de que desde el 30 de enero de 2003 no cuenta con el título habilitante vigente.
Al respecto, la Diócesis sostuvo que el obispo Álvarez presentó personalmente a Telcor la documentación el 7 de junio de 2016 en la que solicitó los títulos vigentes de Radio Hermanos y otras seis emisoras, cuya carta fue recibida «y nunca fue respondida».
«Seguiremos informando y denunciando cualquier situación que como esta siga violentando la libertad de expresión y religiosa en Nicaragua. Reiteramos nuestro compromiso con la evangelización en nuestra amada Diócesis de Matagalpa», advierte la Iglesia, recordando que la «palabra de Dios no está encadenada».
«Si la señora directora de Telcor (Nahima Díaz) me quiere recibir yo le llevaré con el recibido y firma de ese mismo día a Telcor, todos los documentos que les presenté, si ellos tienen razón yo mismo diré ante el pueblo que está correcto que cierren nuestras radios, pero si no tienen la razón, que tengan la valentía y el coraje de decir que ellos se equivocaron o que ellos quieren a propósito cerrar nuestros medios de comunicación», aseveró enérgicamente el obispo Álvarez en una misa vespertina ayer.
La persecución contra la Iglesia
En los últimos meses la dictadura de Ortega emprendió una persecución contra la Iglesia católica y sus principales líderes. A inicios de mayo, la Policía había iniciado una ola de asedio contra los sacerdotes, entre ellos está el padre Harving Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista de Masaya, el padre Uriel Vallejos, párroco en Sébaco, Matagalpa, así como del mismo monseñor Rolando Álvarez, este último se tuvo que refugiar en un templo de Managua tras varios días de persecución de la Policía.
«Nunca he tenido problemas de reconocer mis errores, y ellos lo saben, pero tampoco aceptaré errores e injusticias que quieran a nosotros dárnosla, cuando son cuentas de ellos, lo saben muy bien. Saben que si cometo errores lo reconozco, pero mientras tanto que acepten ellos sus injusticias», agregó.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018. También los ha calificado de «golpistas», acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo.