Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) emitieron la mañana de este domingo, 22 de mayo, un comunicado donde constatan la difícil situación que está viviendo la Iglesia nicaragüense bajo el creciente asedio al que está siendo sometida por parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Estamos viviendo tiempos difíciles como nación y nuestro deber como Iglesia es anunciar la verdad del Evangelio; en comunión con el sucesor de San Pedro y cada obispo de nuestra Provincia Eclesiástica de Nicaragua junto a cada presbiterio y todo el pueblo de Dios», dicen los obispos católicos.
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La jerarquía católica nicaragüense también cerró filas con el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien se mantiene en ayuno y oración en la parroquia de Las Colinas de Managua debido al creciente hostigamiento del régimen orteguista que le impide realizar su labor pastoral con libertad.
«En particular expresamos nuestra solidaridad y cercanía a nuestro hermano, monseñor Rolando Álvarez, quien siente zozobra por su seguridad personal y la posibilidad de ejercer su derecho a vivir y celebrar su fe y cumplir su misión pastoral en un ambiente de paz», señalan los religiosos en el comunicado.

Asimismo, los obispos de Nicaragua aseguraron que siempre están dispuestos a dar sus aportes al país en favor «del bien común, la reconciliación y la fraternidad de los nicaragüenses».
Tensión Iglesia-Estado, en punto máximo
Las relaciones entre la Iglesia nicaragüense y el régimen orteguista han llegado a su punto máximo de tensión desde la ruptura de los canales de comunicación entre ambas instituciones ocurrida en julio de 2018, cuando turbas fanáticas del Frente Sandinista atacaron a los obispos Leopoldo Brenes y Silvio José Báez junto al entonces nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag en la basílica de San Sebastián en Diriamba.
«Expresamos nuestra solidaridad y cercanía a nuestro hermano, monseñor Rolando Álvarez, quien siente zozobra por su seguridad personal y la posibilidad de ejercer su derecho a vivir y celebrar su fe», señalan el comunicado.
Desde julio de 2018, tanto Daniel Ortega como su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han despotricado continuamente contra la Iglesia, acusando falsamente a los obispos de promover un «golpe de Estado», que es como se llama en el argot gubernamental a las protestas anti-gubernamentales de 2018 que exigían la salida del poder de la pareja presidencial y que fueron reprimidas duramente por la Policía y fuerzas paramilitares.

Desde el jueves pasado, se incrementó de manera exponencial el acoso policial que ya venían experimentando sacerdotes como el obispo Rolando Álvarez y el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) ordenó a las empresas de televisión por suscripción sacar del aire al Canal Católico de Nicaragua, la televisora de los obispos del país.
«Lo que pasa es que el gobierno siempre ha pretendido una Iglesia muda, no quiere que hablemos, no quiere que anunciemos la esperanza al pueblo, ni denunciemos la injusticia», dijo el obispo Álvarez a los medios de comunicación en la parroquia de Las Colinas de Managua, desde donde ha iniciado un ayuno de oración con agua y suero hasta que se le garantice el fin de la persecución ordenada por el régimen orteguista.