Los obispos de Costa Rica y Panamá emitieron comunicados en solidaridad con la Iglesia nicaragüense, que está sufriendo un acoso continuado de parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Los jerarcas costarricenses reiteraron la necesidad que los pueblos del istmo centroamericano vivan en «paz, bien común y justicia social».
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«Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica se solidarizan con los obispos de Nicaragua y con todo el pueblo hermano de esa nación. El mensaje se hace llegar tras algunas informaciones que surgen en ese país, y que también, los obispos nicaragüenses han manifestado sobre la problemática sociopolítica, la tensión y ambiente de zozobra que viven por su seguridad personal; de manera particular, en estos momentos, por parte de Mons. Rolando José Álvarez Lagos, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí», menciona el comunicado de la Iglesia tica emitido la noche del sábado, 21 de mayo.
Iglesia panameña: Álvarez, perseguido por ser profeta
Por su parte, los obispos de Panamá emitieron un comunicado donde se solidarizan con monseñor Rolando Álvarez y con el sacerdote Harving Padilla, quienes están experimentando persecución y acoso por parte de las autoridades de la Policía del régimen de Ortega.
«Los obispos panameños nos solidarizamos con nuestro hermano en el Episcopado, monseñor Rolando Álvarez (…) en estos momentos que experimenta persecución por ser profeta ante la situación difícil por la crisis sociopolítica que vive el pueblo nicaragüense», señala la nota firmada por los jerarcas católica del país canalero.
Tensión Iglesia-Estado, en punto máximo
Las relaciones entre la Iglesia nicaragüense y el régimen orteguista han llegado a su punto máximo de tensión desde la ruptura de los canales de comunicación entre ambas instituciones ocurrida en julio de 2018, cuando turbas fanáticas del Frente Sandinista atacaron a los obispos Leopoldo Brenes y Silvio José Báez junto al entonces nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag en la basílica de San Sebastián en Diriamba.
Desde el jueves pasado, se incrementó de manera exponencial el acoso policial que ya venían experimentando sacerdotes como el obispo Rolando Álvarez y el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) ordenó a las empresas de televisión por suscripción sacar del aire al Canal Católico de Nicaragua, la televisora de los obispos del país.
«Lo que pasa es que el gobierno siempre ha pretendido una Iglesia muda, no quiere que hablemos, no quiere que anunciemos la esperanza al pueblo, ni denunciemos la injusticia», dijo el obispo Álvarez a los medios de comunicación en la parroquia de Las Colinas de Managua, desde donde ha iniciado un ayuno de oración con agua y suero hasta que se le garantice el fin de la persecución ordenada por el régimen orteguista.