El Banco Central de Nicaragua (BCN) proyecta un crecimiento económico en el país de hasta 4.5% para este año, una cifra muy por debajo de los 10.3% que asegura creció el Producto Interno Bruto (PIB) en 2021. El Banco Mundial (BM) es menos optimista que las autoridades del régimen y prevé una desaceleración de la economía para 2022 para situarse en 2.9%, la más baja de la región junto a El Salvador.
La dictadura de Ortega denominó el 2022 como «el año de la recuperación económica y del retorno del crecimiento de la economía» después de presentar números negativos desde la crisis sociopolítica de abril de 2018. El BM explica que esta recuperación se puede atribuir a las remesas; al consumo y la inversión pública destinados a atender los impactos de la COVID-19 y los huracanes; y la inversión privada y las exportaciones respaldadas por precios favorables de las materias primas.
Sin embargo, los impactos de la crisis del COVID-19 en el bienestar permanecen. Contrario al discurso triunfalista oficial, el organismo multinacional indica que los datos muestran tasas de empleo más bajas en el tercer trimestre de 2021 (44 %) que en el mismo período de 2020 (46%), ya que los sectores intensivos en mano de obra, como la construcción, la hotelería y los restaurantes, no han recuperado completamente sus niveles de empleo.
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«La disminución del empleo y de los salarios provocó una reducción en los ingresos familiares para el 44% de los hogares a mediados de 2021».
Los puntos a favor de Nicaragua es que el «crecimiento fue suficiente para una reducción leve en la tasa de pobreza (definida como $3.2/día Paridad del Poder Adquisitivo – PPA) del 13.5 en 2020 al 12 por ciento en 2021»; que podría mantenerse estable entre 2022-2024.
«Acontecimientos geopolíticos internacionales impactarían crecimiento»
El BM manifestó que los acontecimientos geopolíticos internacionales recientes también impactarían sobre el crecimiento, en medio de precios elevados del petróleo y «una demanda más baja, solo parcialmente compensados por los impactos positivos de los precios más altos de las materias primas exportadas», señala el BM en su sitio web.
Se espera que la inflación aumente aún más al 5,9% en 2022 por los recientes eventos geopolíticos, en alusión a la crisis en Ucrania.
Explica que «el actual contexto político interno podría influir en una inversión y un crecimiento por debajo de los niveles históricos durante todo el período de pronóstico», por lo que proyecta menos del 3% de crecimiento económico, en medio de presiones mundiales adversas y una consolidación fiscal.
En fin, Nicaragua sigue siendo uno de los países menos desarrollados de América Latina, donde el acceso a los servicios básicos es un «desafío diario».
El BM destaca que las autoridades del régimen «planean una consolidación» en este año como parte de su compromiso con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda. «Esto implica una reducción en el gasto de capital. Sin embargo, el impulso del gasto actual se mantendrá para garantizar la absorción de los fondos de la COVID-19 y luego disminuirá», detalla.
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El BM resaltó que ha apoyado medidas de reducción de la pobreza en Nicaragua a través de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres.
«Para llegar mejor a las familias vulnerables del país, los proyectos de la AIF aprovechan las iniciativas locales que amplían aún más los recursos limitados y brindan resultados sostenibles», apunta. Aunque, hoy en día, el régimen de Daniel Ortega cuenta principalmente con los desembolsos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) de Dante Mossi porque sus funcionarios de confianza están sancionados.