Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, hizo un llamado a dejar las descalificaciones «absurdas» y buscar la unidad para luchar contra los «demonios modernos».
«Todos abrigamos en el corazón la tentación de creer que somos los únicos capaces y con derecho de llevar adelante proyectos e iniciativas buenas. Esta actitud de cerrazón nos impide reconocer el bien que hacen otros, solo porque no son de nuestro grupo. Los vemos como extraños, los juzgamos, los descalificamos y hasta los tratamos con hostilidad», refirió el jerarca católico en su homilía este domingo, 26 de septiembre, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos.
Haciendo referencia al evangelio, según San Marcos, que relata el incidente ocurrido cuando discípulos de Jesús prohibieron a un desconocido expulsar demonios en nombre de su Maestro porque no pertenecía a su grupo, monseñor indicó que «cuando actuamos así es muy fácil caer en actitudes sectarias y excluyentes».
«Este es el principio de la intolerancia y de todos los totalitarismos que han hecho tanto daño en la historia», indicó.
Explicó que «hay organizaciones sociales, por ejemplo, que luchan por la justicia, defienden a los pobres o promueven el cuido de la creación».
Ejemplificó que «hoy hay mucha gente comprometida en luchar contra terribles “demonios modernos”: los grupos mafiosos que, con disfraz de políticos, se imponen con autoritarismo y crueldad sobre nuestras sociedades provocando dolor, pobreza y migración forzada; los corruptos que le roban el dinero al pueblo a través de transacciones sucias, lavado de dinero y tráfico de influencias; las empresas nacionales o transnacionales que explotan las riquezas naturales de nuestros países, con políticas extractivas que empobrecen a las mayorías y contaminan el medio ambiente».
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El mensaje del líder religioso llega en momentos que Nicaragua se prepara para los comicios presidenciales en noviembre con líderes de la oposición y aspirantes presidenciales presos, partidos políticos vetados, libertades restringidas, y el dictador Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, atornillados al poder.
«Por eso, toda persona, organización, partido político o gobierno que esté dispuesto a sanear las estructuras sociales y construir sociedades fundadas en el respeto a los derechos de las personas y la búsqueda del bien común, está de parte de Jesús. Quien luche por la libertad y la dignidad de la gente, sobre todo a favor de los más pobres y olvidados, trabaja por el proyecto del reino de Dios que anunció Jesús, aunque no lo sepa o no esté dispuesto a reconocerlo. Quien hace el bien no es un rival de la Iglesia, sino alguien a quien apoyar y acoger», añadió el jerarca, crítico de la dictadura.
Catalogó de «ridículo» las etiquetas y descalificaciones hacia los demás que solo promueven la división y subrayó que «urge la unidad de la ciudadanía para afrontar las consecuencias nefastas de las tiranías que nos dañan a todos y las grandes diferencias sociales que crean nuevas pobrezas».
«Hoy está fuera de lugar crear innecesarios y muchas veces artificiales enfrentamientos “ideológicos” que impiden una unidad nacional que busque el bien de todos. El evangelio de hoy nos recuerda que no es el momento de descalificaciones absurdas. Ha llegado el tiempo de reconocer que es más lo que nos une que lo que nos separa», dijo.
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«Son signos del reino de Dios los políticos honestos que renuncian a sus intereses y aman al pueblo, los educadores que se dedican a formar con auténticos valores a las nuevas generaciones, los empresarios que anteponen a la ganancia económica el bien de las personas, los periodistas que dicen la verdad y usan la libertad de expresión para crear una sociedad mejor, los trabajadores que son responsables y solidarios, los policías que se niegan a reprimir a su pueblo por seguir su conciencia recta, los médicos que se dedican a curar a la gente enferma con competencia y cariño, a veces a costa de su propia vida. Todos ellos, aunque no sean cristianos, aunque no profesen explícitamente su fe en Jesús y no vengan al templo, “están con nosotros”, “están a favor nuestro”, “son de los nuestros”, pues con su vida y su trabajo contribuyen a que el mundo sea mejor, más humano, más fraterno, más digno», finalizó.