En la homilía de este domingo, 27 de junio, desde la Catedral San Pedro, en Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de ese departamento, exhortó al pueblo nicaragüense a orar y pedirle a Dios que libere al país de «la enfermedad de la violencia» y que permita que se pueda vivir en democracia y sin miedo.
En clara alusión a la embestida de la dictadura contra opositores, el religioso expresó que «Dios nos libre de la enfermedad de la exclusiones, que nos libre de la enfermedad del descartar a otros, de vivir una cultura del desecho, como tanto insiste el Papa Francisco, que el Señor nos diga: Nicaragua, tu fe te ha curado, vete en paz y queda sana de tu enfermedad».
En cuanto a las elecciones presidenciales del siete de noviembre, en el que la dictadura pretende perpetuarse en el poder, el religioso enfatizó en que se viven ciclos viciosos en el «que únicamente durante algunas épocas ha habido alternancias en el poder, pero al final de cuentas, sin permitirle al pueblo ser el auténtico soberano de su historia».
Noticia relacionada: Monseñor Rolando Álvarez: «No podemos negarnos el derecho a construir un país para todos»
«¡Cuanto ha sufrido Nicaragua, esa lucha de exclusiones entre hermanos, cuantas veces se ha excluido a otros, cuando realmente lo que necesitamos es ser una sociedad incluyente, donde como hemos dicho en otras ocasiones, todos, sin exclusión alcancemos y nos sentemos en la mesa, viéndonos como hermanos y dejándole el lugar central de ella a los pobres!», agregó el obispo.
«Nicaragua está en las últimas»
Basado en la historia bíblica de Jairo, quien suplicó a Jesús que sanara a su hija, monseñor Álvarez exhortó que «también se puede suplicar que hoy elevemos todos los nicaragüenses al Señor, en un acto de profundad humildad, postrándonos a sus pies y en un acto de profunda perseverancia insistiéndole: Nicaragua está agonizando, ven a imponerle las manos para que se cure y viva».
«Nosotros los nicaragüenses podemos clamar al señor: Nicaragua está en las últimas, ven y pon las manos sobre ella para que se cure y viva. Nuestra Nicaragua necesita una honda y profunda y resurrección espiritual», enfatizó.
El jerarca alentó al pueblo de Nicaragua a seguir luchando, afirmando que «¡No estamos solos! Dios está con nosotros y el Apóstol nos recuerda, como un eco en el corazón: Si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros? Y eso nos hace pensar y sentir con profunda fe y convicción en el Señor de la vida y de la historia: que con Dios somos más que invencibles».
«Hermanos y hermanas, Nicaragua no puede morir, se debe rezar para lograr una nueva vida en Cristo, Jesús es la vida» enfatizó monseñor Álvarez.
Nicaragua en constantes sufrimientos
Álvarez también se refirió al sufrimiento de los nicaragüenses por los gobiernos que han empobrecido al país. «¡Cuánto hemos sufrido los nicaragüenses en estos 200 años!, ¡Cuántas guerras, cuánta violencia entre hermanos, cuantos ciclos de corrupción, cuántas componendas que siguen enriqueciendo a unos pocos, a costa de las inmensas y grandes mayorías!».
Noticia relacionada: Monseñor Rolando Álvarez: «No se puede vivir excluyendo, censurando y descartando al adversario»
«¡Cuánto dolor sobre las espaldas de generaciones de nicaragüenses; equipos, capital de producción que lejos de estar al servicio de las fuerzas productivas del país, que son los obreros, que son los campesinos, que son los trabajadores, se han enriquecido a costa de ellos!», señaló.
En referencia al pasaje bíblico de «la mujer del flujo de sangre», Álvarez dijo que «anhelamos escuchar siempre del Señor: Nicaragua, tu fe te ha curado, vete en paz y queda sana de tu enfermedad, de la enfermedad del odio, de la rabia y la furia que anida en algunos corazones; de la enfermedad de la desesperanza que toca la puerta de muchos corazones de nicaragüenses».
Además expresó que el país se enfrenta a «la enfermedad del miedo y ahora incluso hasta del terror, porque hay nicaragüense que no solo tienen miedo, ya viven con terror, con angustia, con zozobra. El señor nos libre de todas esas enfermedades, hermanos».
El obispo de Matagalpa concluyó exhortando al pueblo nicaragüense a construir una nueva nación, «ustedes pueden, son capaces, vivan en esperanza, construyan una nueva Nicaragua, dejen atrás los lastres y los errores, aprendan de ellos, edifiquen y reedifiquen el país, ustedes pueden, no pierdan nunca la esperanza. Escucha Nicaragua, levántate, camina y construye un nuevo futuro en paz, fraternidad y en libertad (…) Hermanos, Dios siempre puede más».
Lo más triste para Nicaragua es el inicio de la guerra de intento de golpe q desde y años de preparación ecológico aquel mal dito 18/4, donde don Báez fue el principal instigador a la lucha y eso como católica me duele porque el púlpito es para hablar de amor no de odio y quién lo hace allí está equivocado y debería estar en un partido político o en un comando.