El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, señaló, en su homilía de este domingo, 20 de junio, que los nicaragüenses no se pueden negar el derecho de construir un país para todos, al tiempo que hizo el llamado a aprender a tener tolerancia y a respetar el criterio de los demás y seguir trabajando incansablemente por la justicia y la paz.
El religioso insistió que el pueblo de Nicaragua no debe tener miedo, porque el miedo hace ver los problemas más difíciles y pidió seguir creyendo en Dios y en la fuerza del amor.
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«Hermanos nicaragüenses, no tengamos miedo. El miedo nos lleva, a mirar las dificultades, los problemas difíciles y no mirar al Señor. Puede ser de tarde o puede ser noche, ahora, pero no tengamos miedo a la fuerza del amor, la fuerza del amor es indestructible e invencible. El Señor manifestó que el amor es una fuerza invencible. Así lo manifestó en su pascua, en la santidad del camino que eligió para salvarnos, para liberarnos de las fuerzas del mal», dijo el obispo matagalpino.
Asimismo, durante su prédica en la Catedral de Matagalpa, Álvarez llamó a no perder la esperanza, pidió evitar las exclusiones e invitó a seguir trabajando por un país en paz.
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«No tengamos miedo a la fuera de la esperanza, la fuerza de la esperanza es indestructible e invencible, la esperanza es inquieta, espera y trabaja por lo que espera. No se puede vivir excluyendo al otro. No podemos negarnos el derecho a construir un país para todos. Debemos aprender la tolerancia, el respeto al criterio del otro, debemos seguir insistiendo en que los problemas de Nicaragua debemos resolverlos los nicaragüenses. Esperemos, aun en contra de las peores adversidades y trabajemos incansablemente por la justicia y la paz», instó el religioso que cada domingo dedica su homilía para referirse a la crisis política y social que vive Nicaragua desde el 2018.
Monseñor Álvarez es uno de los religiosos de la Iglesia Católica más críticos contra la dictadura que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo y en todas sus homilías aprovecha para externar su crítica a la represión, a la división entre los opositores y contra la corrupción gubernamental. Esta vez se refirió a la fuerza del amor, a la fuerza de la esperanza y a la libertad.
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«No tengamos miedo a la fuerza de la libertad, porque para ser libres nos liberó Cristo. La fuerza de la libertad es indestructible e invencible. Cristo es nuestra paz y nuestra esperanza, él nos libera del pecado personal y social, del pecado individual y estructural, porque aún las estructuras más sofisticadas y los modelos mejor estructurados, si no nacen de un corazón nuevo, tarde o temprano fracasan y se convierten en injustos. La fuerza de la libertad nos garantiza una nueva nación sin exclusiones, con un estado funcional, moderno y pluralista», finalizó su sermón el dirigente de la iglesia.