Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, exhortó en su homilía de este domingo, seis de junio, en la Iglesia Catedral San Pedro Apóstol, a evitar la exclusiones políticas e ideológicas y mas bien trabajar en unidad por la reconstrucción de Nicaragua.
«Nicaragua vive serios y complejos conflictos, necesitamos urgentemente causes para resolverlos; no se puede vivir excluyendo al otro, censurando y descartando al adversario, porque entonces se militariza la política y se le despoja de su verdadero sentido que es la búsqueda del bien común y ponemos al país al borde de una dinámica devastadora».
«Lo actores políticos deben aprender a cultivar la tolerancia, respetar el criterio del otro y evitar excluirlo. Insistimos, Nicaragua debe reencontrar el compromiso de la creación de una nueva nación, de un estado funcional, basado en la división de poderes, el respeto a los derechos humanos, la seguridad jurídica para las personas y las inversiones económicas y un sistema democrático, basado en un sufragio transparente justo y libre», exhortó.
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En cuanto a los conflictos sociales que cada semana se agudizan en el país, Álvarez señaló que «somos hijos de un mismo Padre y somos hermanos entre nosotros y como hermanos siempre hemos de tratarnos más allá de nuestras diferencias (…) respetándonos para que de allí se construya un hermoso cuadro, una obra de arte de fraternidad, de hermandad, de reconciliación, de unidad».
El más perjudicado es el pobre
Retomando pasajes bíblicos, el obispo de Matagalpa insistió que se debe evitar el síndrome de la mujer de Lot, «es decir dejar de ver hacia atrás, dejar de ver con el retrovisor, quedándonos anclados en el pasado sin aprender de él».
Además agregó que si no se logra la unidad y la reconciliación, se estaría retrocediendo «y estaríamos hipotecando el futuro de nuestra gente, sobre todo de los más pobres y débiles que deben pagar en pobreza y mayores costos como sería cualquier insensatez de dialogar y negarnos la oportunidad de construir un país entre y para todos, sin exclusión».
El obispo de Matagalpa concluyó su homilía afirmando que respetar el compromiso de unidad y tolerancia augura un país grande y prospero, «de no hacerlo lo estaríamos condenando a la pobreza y a la miseria, y Nicaragua está echa para grandes cosas, no renunciemos a ello. Juntos lo podemos lograr».
Rolando Álvarez, quien fue uno de los mediadores en la primera mesa de diálogo nacional en 2018 enfatizó en que se debe cuidar la salud mental y física y que los nicaragüenses no deben de escuchar la voz de Satanás «que es el gran padre de la división, y si se escucha a Satanás, una personas puede llegar a hacer actos perversos».