El 10 de enero de 2021, Daniel Ortega cumplió 14 años de haber llegado al poder en esta segunda etapa. Ya había estado al frente de Nicaragua en los 80, en medio del conflicto bélico que atravesaba la nación. En 2007, el caudillo sandinista recibió la banda presidencial después de haber encabezado «asonadas populares» para forzar negociaciones que le permitieron «gobernar desde abajo», tal como lo prometió en 1990, lo que le facilitó una serie de componendas políticas que poco a poco, durante 17 años, le fueron allanando el camino para su retorno que había buscado con anterioridad en tres intentos frustrados.
Previo a ostentar nuevamente la banda presidencial, Ortega empezó una campaña de promesas para supuestamente sacar a Nicaragua de la postración económica, para generar empleos y hacer del segundo país más pobre de Latinoamérica el más próspero, y es así que vinieron las promesas de la ejecución de varios megaproyectos: La refinería «El Sueño de Bolívar», La Hidroeléctrica «Tumarín», un puerto de aguas profundas, el satélite chino-nica y el más «emblemático» y controversial, el Gran Canal Interoceánico.
Todos quedaron en proyectos frustrados a como los denominan los opositores Juan Sebastián Chamorro y Violeta Granera, consultados por Artículo 66 para analizar los 14 años de Ortega en el poder de forma consecutiva y el estado de sus «aclamados proyectos».
El puerto
Para el 2011, el Gobierno de Daniel Ortega, casi al finalizar su primer periodo, anunció la obra que llamó: Puerto de aguas profundas Monkey Point, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS), con una Inversión de 500 millones de dólares. El inversionista sería Dongmyeong Engeneering Consultants & Arquitectura Co.Ltd. (DMEC) y Ox invesment Finance co. Ltd. Hasta el día de hoy, nueve años después de ser anunciado ese proyecto solo se sabe que sigue en fase de estudio.
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Para ese año, 2011 el Gobierno dijo que la compañía de Brasil, Andrade Gutiérrez, habría empezado los estudios de factibilidad. No obstante, se retiró porque no era factible. Daniel Ortega volvió a hablar de ese proyecto en 2015, pero a la fecha solo ha quedado en palabras.
El «canal chino»
La más ambiciosa obra que Ortega ha prometido en estos 14 años en el poder es el «canal chino». Para diciembre de 2014, el hijo «tenor» del dictador, Laureano Ortega se apareció en Rivas, Nicaragua, junto al hasta entonces desconocido empresario Wang Jing inaugurando el maravilloso proyecto ingenieril que uniría el Mar Caribe con el Océano Pacífico a través de Nicaragua y con ello, florecerían inmensos aeropuertos, dos puertos con sus respectivas ciudades, en fin, Nicaragua cambiaría para siempre.
Daniel Ortega y Wang Jing, durante la firma del proyecto entreguista del canal interoceánico
Antes, en junio de 2013, los diputados de la Asamblea Nacional habían aprobado una ley que entregaba al consorcio chino HK Nicaragua Canal Development Investment Co., la concesión de esa obra por un periodo de 50 años, prorrogable por otros 50 años más. Es decir, Ortega le había entregado la soberanía de una buena parte del territorio por 100 años a un empresario chino.
El proyecto tendría un costo de 50 mil millones de dólares que serían invertidos supuestamente por Wang Jing, HKND Group, y el Gobierno de Nicaragua. Oficialmente, sigue en fase de estudios pero hasta hoy, del chino y de los trabajos no se sabe más nada.
El Satélite nica, otro «cuento chino»
Para el mes de septiembre de 2012, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) informó que Nicaragua compraría un satélite a China, llamado Nicasat-1, con el objetivo de mejorar las telecomunicaciones y ofrecer servicios a países de la región. El satélite sería puesto en órbita a finales del 2015, Una vez más el cantante presidencial Laureano Ortega hizo el anuncio. Tampoco hubo avance del mencionado aparato espacial que tendría un costo de 254 millones de dólares y serían financiados supuestamente por bancos chinos.
La hidroeléctrica Tumarín
El proyecto hidroeléctrico conocido como «Tumarín» estaba llamada a ser la obra hidráulica y civil más grande que se desarrollaría en Nicaragua (a parte del canal), con un costo de aproximadamente mil millones de dólares, involucraba a instituciones como Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua (CHN), ejecutora del megaproyecto, supervisada por del Ministerio de Energía y Minas (MEM), la Empresa Nicaragüense de Electricidad (ENEL) y la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica (Enatrel).
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El régimen de Daniel Ortega aseguró que Tumarín produciría 253 megavatios, es decir, el 25 por ciento de la electricidad que consume Nicaragua, Las obras civiles debían comenzar en el 2016 y según anunció en esa época Salvador Mansell, presidente de Enatrel. «Esperamos que en noviembre de 2018 esté generando (electricidad) la primera turbina y las restantes en febrero de 2019». Nada de esto ocurrió.
Juan Sebastián Chamorro: El récord de Ortega es realmente un desastre
«Lo proyectos que han querido venderle a la población como una solución a los problemas económicos, comenzando con el proyecto del canal no quedaron en nada. La refinería, que quedó en unos tanques de almacenamiento, el puerto de aguas profundas que no se materializó. En proyectos de inversión grandes, Ortega ha sido un verdadero desastre», dice el opositor y dirigente de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), Juan Sebastián Chamorro.
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Chamorro, economista y director por varios años de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES), Valora que Ortega fracasó porque improvisó y mintió en esos proyectos, a pesar de haber tendido, «como quizá ningún otro, tanto financiamiento».
De acuerdo con el opositor, «se calcula que la cooperación venezolana anduvo entre los 4,500 a 5 mil millones de dólares, y digo que se calcula porque nunca se va a saber la verdad por la falta de transparencia».
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«Eso demuestra la poca visión de desarrollo de país. Estamos entrando en el 2021 con empresas cerrando, impuestos aumentando, el costo de los productos alimenticios aumentando, con el costo de la energía aumentando, mayor desempleo, el seguro social quebrado a pesar que lo recibió en superávit, ahora hay un déficit histórico y aumentando. Es muy poco lo que se puede decir de logros económicos y peor en los últimos tres años de crisis económica provocada por las arbitrariedades de Ortega», sostiene el dirigente de la ACJD.
«Ahora se le suman las violaciones a los derechos humanos, la supresión de garantías constitucionales, presos políticos, el asedio policial, falta de reformas electorales, todo un ambiente negativo. Eso es lo que nos dejan estos 14 años de dictadura. En los anales de la historia, son 14 años perdidos», criticó Chamorro.
Violeta Granera: Proyectos fueron una ilusión óptica, una mentira
La socióloga y opositora Violeta Granera, integrante de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), al valorar los 14 años en el poder del dictador Daniel Ortega dice que este utilizó en este periodo, el mismo método de los años 80: la mentira.
«Todos esos proyectos fueron una ilusión óptica, una mentira para desviar la atención de lo que realmente Ortega estaba haciendo, que fue el desmantelamiento total de la institucionalidad democrática y el Estado de derecho para el montaje de su dictadura. Esa estrategia no es novedosa en el FSLN. En los 80 también intentaron engañar a la gente. Sin resultados», dice Granera.
Casilla de la oposición podría ser la de PRD o la de CxL en una gran alianza, afirma Violeta Granera. Foto: Artículo 66/EFE
La socióloga, que fue parte de Consejo de Planificación Económico y Social durante el gobierno de Enrique Bolaños, recordó que el Movimiento Campesino, sectores académicos y otros, estuvieron protestando y alertando sobre lo que se traía entre manos Daniel Ortega. «Pero algunos sectores económicos compraron esas ideas y dieron la espalda a la democracia», lamenta.
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La también integrante de la Coalición Nacional coincidió con Juan Sebastián Chamorro en cuanto al mal uso del dinero proveniente de la cooperación venezolana, y mencionó que «mientras se tuvo la inyección de los recursos de Venezuela, vía exportaciones y recursos financieros, fueron compartidos parcialmente con sectores económicos, la estrategia (de los proyectos de mentira) le funcionó parcialmente a Ortega, pero cuando esa llave se cerró, y gracias a la rebelión cívica espontánea de los jóvenes y del pueblo de Nicaragua, todo el país se dio cuenta de la gravedad de lo que ha sucedido por estos 14 años, y de sus nefastas consecuencias».
Granera es una de las políticas opositoras que más viene insistiendo en la necesidad de unidad entre las fuerzas opositoras para disputarle el poder político al dictador Daniel Ortega y a su esposa Rosario Murillo, quienes mantienen un régimen que ha sido catalogado como «estado policial» y lo culpan por la represión que ha cobrado, según datos de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, más de 350 muertes y hasta hoy, al menos 110 presos políticos.