Una multitud procedente de distintos puntos del país se congregó en la Basílica de la Inmaculada Concepción de María para participar en la tradicional «Lavada de la Plata» en honor a la Virgen del Trono, en el municipio de El Viejo, departamento de Chinandega, este domingo, seis de diciembre.
Bajo un flexible protocolo de bioseguridad ante la pandemia del COVID-19, los feligreses peregrinaron para «lavar» la platería de la Virgen del Trono, colocada en la capilla del Santísimo, en representación a la «limpieza o purificación del espíritu» como parte de la devoción religiosa y favores recibidos por la Patrona.


«Ella, la Patrona de Nicaragua, la Virgen del Trono, la Purísima Inmaculada, con su presencia en este Santuario que no ha cerrado las puertas al pueblo nicaragüense, que ha podidio entrar ahora de otra manera, por las redes, Ella nos está diciendo “Aquí estoy, hijos míos, al pie de la cruz” porque yo sé que ustedes como hijos han sufrido, en la pérdida de su ser querido, pérdida de la bonanza económica, en el desempleo, pero la Inmaculada ha seguido siendo fiel, la esperanza, con Ella todos hemos resistido», manifestó monseñor Sócrates René Sándigo, obispo de la Diócesis de León, durante la homilía.
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«No vayamos a decir nunca “no hay nada qué celebrar” porque los cristianos ante la muerte no estamos derrotados. La muerte es una ganancia, es un paso a la eternidad, por ende sí tenemos que celebrar con mucha alegría estas fiestas porque Ella está al pie de la cruz, de tu cruz, de tu dolor y ahí es que venimos diciendo ¿Quién causa tanta alegría?», manifestó el prelado.


Este año, la Iglesia conmemora 458 años de esta tradición, marcada por la crisis sanitaria, la que obligó a la comunidad religiosa realizar algunos cambios en su itinerario. A diferencia de los años anteriores, la «lavada de la plata» dio inicio desde horas tempranas, previo a la celebración eucarística, y continuó tras finalizar la misa solemne, con el objetivo de evitar aglomeraciones. Asimismo, se facilitó alcohol gel y mascarillas a la feligresía.


Anteriormente, la Iglesia católica recomendó celebrar la Novena a La Purísima en familia. En caso de asistir a los templos, se recomendó seguir el protocolo básico para la Eucaristía publicado a inicios de octubre, el cual establece el uso de la mascarilla obligatorio para todos los que participan en las celebraciones litúrgicas, guardar distancia en la fila de la comunión, usar el alcohol antes de comulgar- que será facilitado por miembros del equipo de apoyo del párroco- y recibir la comunión en la mano, entre otras medidas.
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No obstante, la Diócesis elaboró una agenda que incluye la tradicional lavada de la plata, bajada y subida de la Virgen al camarín y la procesión con el Santísimo en horas de la tarde del seis de diciembre, según el último anuncio.


La imagen fue traída hace unos 500 años al país por el fray Pedro de Zepeda y Ahumada, a su paso por El Realejo y El Viejo en 1562. Según la tradición oral, Pedro de Ahumada buscó refugio en el lugar al caer enfermo durante su viaje hacia Perú. Los indígenas quedaron asombrados con la belleza de la Reina, a la que se le adjudican milagros, al punto que los habitantes le solicitaron dejar la imagen en la comunidad. Sin embargo, Pedro de Ahumada decidió partir, pero fue impedido por una tormenta que lo obligó a regresar. El evento fue considerado una intervención mariana y Su deseo por quedarse en El Viejo.
Fue coronada de manera solemne en 1774 y recibió la Coronación Pontificia en 1989. En 1995, la parroquia de El Viejo fue elevada a Santuario Nacional Mariano por la Conferencia Episcolpal de Nicaragua y en 1996, el Papa Juan Pablo II la declaró Basílica Menor.


El 13 de mayo de 2001, Nuestra Señora del Trono, también conocida como la Purísima Concepción de María, fue declarada Patrona de Nicaragua.