La dirigentes opositora e integrante de la Coalición Nacional Violeta Granera no solo ha sido asediada en los últimos meses, sino que, según ella misma denuncia, fue víctima de robo por parte de efectivos policiales y ahora también invaden su propiedad entrando con las patrullas hasta el parqueo privado de su vivienda.
«Aprovecho para denunciar públicamente que hace unos meses entraron hasta mi parqueo, con lujo de despliegue de fuerza para robarse el vehículo de mi nuera que jamás devolvieron. No había hecho antes la denuncia porque estoy consciente frente al dolor de las madres que han perdido a sus hijos, frente a la dolor de las familias que han perdido a sus parientes a manos de los asesinos del gobierno, frente a los que pasan los presos políticos secuestrados por el régimen, frente a tanta gente lanzada al desempleo por estos crimínales (del Gobierno), el robo de una camioneta es irrelevante», acusó la dirigente de la Coalición Nacional.
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Granera relató a Artículo 66 que durante una visita de su nuera, que es de nacionalidad hondureña, mientras estaban dentro de la casa, una patrulla policial llegó exhibiendo violencia y se llevaron el vehículo. Acto seguido, la dueña del automotor hizo todas las gestiones administrativas y legales posibles, pero nadie dio cuenta del bien robado.
Contó que, incluso, la Cancillería hondureña le solicitó a su homóloga nicaragüense un informe sobre los hechos y la respuesta fue que no tenían ningún reporte de dificultades sobre la permanencia de ese vehículo en el país, sin embargo, la camioneta nunca apareció. Nadie dio cuenta de ella y por eso catalogan el hecho como «un robo» y agregó que «aunque se hizo todo por demostrar la legalidad del vehículo, no fue posible que lo regresaran. Aquí no hay ley que valga, aquí no hay respeto ni siquiera a la vida menos que respeten la propiedad privada».
La opositora no descartó la posibilidad que esa camioneta «ya ande en manos de algún jefe de la Policía de aquí o ya haya sido traficada con la mafia, porque para nadie es un secreto que aquí funciona una mafia que es internacional y trabaja con la complicidad o complacencia de Policía de Nicaragua».
Granera expuso que aunque ella ha llegado a sentirse a veces «acostumbrada al asedio», le pide a la población que no se adapte a esa forma de represión. «No digo que debamos acostumbrarnos. Hay que denunciar y resistir», y agregó que el asedio que ha vivido ella y su familia «no es nada, al lado de lo que están pasando miles y miles de nicaragüenses».
La nueva forma de asedio en su casa, Granera la denuncia como «una violación más a la propiedad privada. No están en la calle. Desde las 6 de la maña están prácticamente dentro de mi casa, en mi parqueo privado. Ya no se conformaron con estar importunando a mis vecinos a la entrada de la Colonia. (Y) Cuando les dije que se fueran a la calle, no oyen ni ven».
Violeta Granera es una opositora al sandinismo desde la primera etapa del gobierno de Daniel Ortega en los año ochenta, aunque, como ella misma cuenta, al inicio simpatizó con esa causa, porque la creyó una opción para hacer una nueva Nicaragua, más justa y libre. Sin embargo, pronto se decepcionó de ese proyecto.
Ella misma le contó a la revista Envío que «como todos los nicaragüenses, he vivido intensamente la historia reciente de nuestro país. Muy joven fui a estudiar sociología a Francia, donde viví varios años. Como la mayoría de los nicaragüenses simpaticé con la Revolución. Pero un gran dolor me separó de ese proyecto. Mi padre, Ramiro Granera Padilla, senador liberal durante el gobierno de Somoza, fue asesinado por un comando del Frente Sandinista poco antes del derrocamiento de la dictadura. Me esforcé mucho por aprender a vivir con ese dolor y con el tiempo lo logré, pero nunca hubiera podido trabajar con un grupo que había asesinado a mi padre. Solo después fui aprendiendo que no existe familia nicaragüense, de un lado o del otro, que no tenga algún dolor parecido». Actualmente, dos hijos de la dirigente de la Coalición Nacional se tuvieron que ir al exilio por el constante asedio de la Policía del régimen contra su familia.