Ante la escalada de violencia, robo y agresiones, un grupo de periodistas, como símbolo de protesta se amordazaron y otros encadenaron sus cámaras y equipos de transmisión, para exigir al régimen de Daniel Ortega cese la represión y la criminalización del periodismo en Nicaragua y respete la libertad de expresión, que desde el inicio de la crisis ha sido cercenada.
«Informar es un derecho, reprimir es un delito», protestaron los comunicadores dentro de las instalaciones de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), ante la falta de condiciones para salir a las calles a protestar.
Elsa Espinoza, miembro de la comisión ejecutiva de la organización Periodistas y Comunicadores Independientes (PCIN) lanzó una alerta nacional e internacional ante los hechos registrados este tres de marzo, donde al menos tres periodistas fueron víctimas de agresión directa por parte de fanáticos de la dictadura, donde además otro grupo de comunicadores fue víctima de robos de equipos.
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«La protesta que realizamos hoy junto a organizaciones defensoras de derechos humanos, fue para unir una sola voz y demandar se garanticen nuestros derechos humanos y el cese de todo acto de criminalización, represión y atropellos. Nos siguen agrediendo, nos siguen amenazando, persiguiendo, dañando equipos y a través de esta protesta mediática decidimos poner un alto porque tenemos derecho a informar», remarcó Espinoza.

Por su parte, Sergio Marín Cornavaca, también directivo de PCIN, exhortó a la dictadura a proteger la vida e integridad de los comunicadores y advirtió que como organización estarán elevando una denuncia internacional. «No somos agentes políticos de nadie, somos periodistas y vamos a seguir ejerciendo nuestro derecho a esta digna profesión (…). Vamos a denunciar esto ante las instancias correspondientes de derechos humanos», expresó.
Periodistas agredidos
En los hechos ocurridos este martes, los periodistas Hans Lawrence, de la plataforma Nicaragua Investiga y David Quintana, de Boletín Ecológico, tuvieron que ser ingresados de emergencia en el hospital Vivian Pellas, después de la fuerte golpiza propinada por turberos orteguistas, al momento que daban cobertura a las honras fúnebres del sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, que se realizaban en la Catedral Metropolitana.
A Lawrence además de robarle sus equipos de trabajo, lo insultaron, golpearon y hasta lo derribaron a patadas. A través de un Facebook live de los medios que daban cobertura al ingreso se observó que al entrar al centro asistencial el reportero vomitó sangre. Quintana llevaba inflamado su rostro por los golpes recibidos.
PCIN reporta que solo en el 2020 se han agredido a casi 48 comunicadores «con reincidencia de casos», agrega Elsa Espinoza, quien aclaró que en el primer informe de PCIN habían registrado 127 delitos contra la libertad de prensa, sin embargo; «este año la cantidad se triplica con la cantidad de 404 delitos, con lo sucedido ayer los índices se dispararon».