Luego que el marte, 25 de febrero, la aplanadora orteguista sesionara en Masaya para declarar el 26 de febrero “Día Nacional de las Artes y la Cultura Popular” y además hacerlo en reconocimiento al pueblo indígena de Monimbó, el exreo político Yubrank Suazo calificó esta acción “como una estrategia de la dictadura para “moralizar” su base política y a la vez burlarse de la ciudad”.
Suazo también refirió que haber sesionado en Masaya, una de las ciudades más reprimidas por la Policía y paramilitares orteguistas, se contrapone a la realidad que se vive en el país. “No existe la oportunidad de expresar toda la riqueza cultural y artística que tiene Masaya. Es lamentable hacer un día del arte y la cultura cuando existe una crisis social y que esta ciudad la sufrió en carne propia, donde la dictadura asesinó a más de 35 ciudadanos”.
En cuanto al reconocimiento a Masaya y al pueblo indígena de Monimbó, el exreo político y actual miembro de la Alianza Cívica dijo que esta ciudad no necesita ser reconocida como una ciudad cultural y artística, porque desde el año dos mil se reconoce a nivel nacional e internacional como la capital y cuna del folclor nicaragüense.
En cuanto a la fecha (25 de febrero) que escogió el régimen de Daniel Ortega para sesionar en la ciudad de Masaya, misma que hace 30 años perdió las elecciones presidenciales, Suazo expresó que la intención del orteguismo es “querer darle aliento a su reducida militancia y tratar que el pueblo de Nicaragua olvide su derrota, la cual pronto se repetirá”.
El líder del Movimiento 19 de Abril dijo que la aplanadora oficialista llegó a Monimbó con el objetivo de “moralizar y querer entra a la ciudad de una forma subliminal, ya que el dictador Ortega no lo ha podido hacer en esas fechas históricas y emblemáticas del partido, como es el repliegue táctico a Masaya. Los diputados orteguistas intentaron burlarse de Masaya, pero les salió la virgen, porque nunca esperaron que la ciudadanía les cerrara las puertas, al igual que lo hizo en el 2018”.
Festejos en una ciudad ensangrentada
Masaya es una de las ciudades en la que sus habitantes han sido asediados, secuestrados y obligados al exilio, luego que en julio de 2018 la pareja presidencial ordenara quitar los tranques a punta de balas y que en la actualidad, los lugares emblemáticos de la ciudad, como “La placita de Monimbó” y el mercado de artesanías” están tomados por antimotines y paramilitares.
La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) contabilizó solo en Masaya, a 37 personas asesinadas, en el contexto de las protestas sociales, iniciadas en abril de 2018, siendo esta una de las ciudades donde la dictadura más se ensañó.
“Es condenable, porque actos como estos no abonan a contribuir la paz que tanto pregona la dictadura. Creo que para construir la paz no basta con decretar un día de arte y cultura, sino lo que se necesita primeramente es pasar por un proceso de justicia y llevar a las sillas de los acusados a los responsables materiales e intelectuales de todas estas muertes que ocurrieron en toda Nicaragua y especialmente en Masaya, que fue bastión de una lucha cívica”, concluyó Yubrank Suazo.