Un grupo de simpatizantes orteguistas intentaron ingresar al templo San Juan Bautista, ubicado en el departamento de Masaya, donde se llevó a cabo una misa convocada por la Arquidiócesis de Managua, como parte de una “jornada de oración y reparación”, por la escalada de persecución religiosa que ha emprendido el régimen dictatorial de Daniel Ortega contra la Iglesia católica de Nicaragua. Los seguidores de la dictadura eran acuerpados por la Policía de esa ciudad.
Los fanáticos patearon la puerta principal de la parroquia y agredieron a los feligreses que forcejeaban para impedir que los turberos irrumpieran la iglesia, donde se encontraban alrededor de 100 personas, que participan de la eucaristía. Los fieles católicos, por seguridad, obstaculizaron con bancas la puerta para evitar que entraran los partidarios del orteguismo.
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Uno de los feligreses informó que durante el forcejeo, la Policía orteguista se llevó detenido a uno de los jóvenes que participaba en la misa. «Yo en la iglesia lo quería defender, pero no lo pude traer a mi amigo Amílcar que estaba cuidando el portón de la iglesia y estamos asustados con la turba que está aquí y no quiero que se le pasa nada al padre», dijo Jefrey Alexander, miembro de la iglesia San Juan.
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Uno de los delincuentes, al servicio del dictador, al momento de la cobertura intentó arrebatar el celular a la periodista Ivette Munguía del medio de comunicación Confidencial. «Yo me acerqué al portón principal y quizás me confundieron (con los feligreses) estaba a unos cuatro metros haciendo videos, cuando vi que al muchacho lo estaban arrastrando, yo retrocedí y en lo que yo estoy regresando al templo alguien me jaló la camisa pero uno de los que estaba adentro me jaló y afortunadamente aquí estoy», relató la comunicadora.
La jornada se enmarca dentro de las tradicionales misas de los jueves, que entre los católicos de Nicaragua son conocidas como misas del Santísimo, donde después de la liturgia eucarística se pone en adoración la hostia consagrada en una custodia que posteriormente es bajada del altar para salir en procesión con él, ya sea dentro de los templos o fuera de ellos.
Ni de la justicia divina se van a escapar estos fanáticos.