El violento ataque que sufrió la noche de este miércoles, 13 de febrero, el padre Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel de Masaya por parte de policías orteguistas cuando venía de Niquinohomo, no es el primero. El sacerdote denunció a través de un video en Artículo 66 que en los últimos meses ha sido hostigado, perseguido y detenido en tres ocasiones.
“La primera detención no la quise hacer pública, porque quería estar en perfil bajo, pero fui detenido en el mes de diciembre, cuando viajaba hacia Rivas a visitar a unos amigos que me ofrecieron un almuerzo. Pero en el puesto de Ochomogo, me ingresaron unos policías a la caseta que está en el puesto, revisaron todo el vehículo. Estuve por tres horas detenido, hasta que llegó una camioneta Hilux gris con una banderita roja y negra y una persona llamó a dos oficiales para ordenarles que me dejaran ir, sin embargo, esta camioneta me siguió hasta la ciudad”, dijo el padre.
Dos semanas más tarde del primer ataque, fue perseguido por un vehículo y un paramilitar en motocicleta, desde que salió de Niquinohomo. El cura narró que para convencerse si lo venían persiguiendo, decidió entrar al casco urbano del municipio de Catarina, y efectivamente el motorizado lo siguió por varias calles.
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El padre Román contó que en esa ocasión incluso encaró al paramilitar motorizado, quien evitó quitarse su casco, pero él observó que por dentro andaba también un pasamontañas y que cuando el sacerdote lo increpó sobre la razón de la persecución, el hombre se limitó a decirle, “váyase, siga su camino”.
La tercera agresión contra el padre Román, ocurrió la noche de este 13 de febrero, cuando fue detenido por más de 20 minutos, en el sector del empalme de Monimbó, viniendo de Niquinohomo. Según el padre, fue agredido verbal y físicamente por los agentes orteguistas.
“Ayer (miércoles) fui detenido, del empalme de Monimbó, 200 metros hacia el este, por una patrulla de la policía, inmediatamente cuando se bajan, lo primero que me dicen es: por fin te agarramos (…). Inmediatamente me bajan del vehículo, quitan la llave y mis documentos, cuando quiero sacar mi teléfono para tomarles fotos, una mujer policía, me pega un manotazo y me quiere arrebatar el celular. Se dieron palabras muy fuertes de parte de ellos a los cuales también respondí”, denunció el cura.
Campaña negra de la maquinaria de propaganda del Gobierno
Minutos después de su detención, ofensas y golpes, la dictadura de Ortega desató a sus propagandistas en redes sociales para ofender y denigrar al religioso, con fotografías que el mismo sacerdote calificó de “montajes”.
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“Cuando ellos requisaron el vehículo, yo les dije: ahora van aponer ustedes armas, bombas, drogas o licor. En ninguna manera venía tomado, ese es el modo operandi de ellos, que es denigrar a las personas”, reiteró el párroco, quien, pese a la campaña sucia advirtió que “eso a mí de ninguna manera me hará declinar (de su postura crítica contra los abusos y violaciones de derechos humanos de la dictadura)”.
El sacerdote Edwin Román también fue golpeado, junto a los obispos de la Conferencia Episcopal y el Nuncio Apostólico, cuando intentaron llegar a la Iglesia San Sebastián en Diriamba, el pasado 10 de julio. El padre Román fue sujetado del cuello por paramilitares encapuchados, que fueron armados por el partido oficial para atacar a los religiosos.
En meses pasados también fue ofendido por una turba de parapolicías orteguistas, bajo el mando del comisionado Ramón Avellán. En esa ocasión, el sacerdote denunció que Avellán le dio un empujó y lo obligó a meterse a su parroquia para que no defendiera a un grupo de manifestantes que pretendía protestar contra la dictadura en el parque ubicado en las cercanías de su parroquia.
Pide la salida de Daniel Ortega
Al igual que muchos nicaragüenses, el padre Edwin Román, que tiene más de una década en la Iglesia San Miguel de Masaya, exige la salida de Daniel Ortega. “Aquí la única dictadura se llama Daniel Ortega y Rosario Murillo, lo que pido es que renuncie, aquí ya nadie lo quiere, Nicaragua necesita ser libre de dictadura”.
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En cuanto a su compromiso con la iglesia y Nicaragua, el párroco afirma que, “no tenemos por qué doblegar la cabeza ante una institución represiva del Estado y de un gobierno represivo. Nicaragua no tiene por qué bajar la cabeza. Siempre voy a dar mi cara, voy a defender, mientras esté en vida, siempre voy a defender a mi país”.
“Ellos saben dónde vivo”
“No tengo por qué tener miedo, vivo a tres cuadras de esa institución (delegación policial) represiva, aquí estaré, ellos saben dónde vivo”, concluyó el cura, en tono retador.